Patio Bellavista cumple siete años y prepara apertura de hotel de lujo
Por Paulina Cabrera, La Tercera.
Este polo gastronómico fue inaugurado en enero de 2006 y hoy recibe 600.000 visitantes al mes, en sus 90 locales.
“Estamos en lo que eran los patios de las casas”, dice la dueña del restaurante El Antojo de Gauguin, Cecilia Jadue, sobre el lugar de 18.000 m2 que ocupa hoy el Patio Bellavista, el polo gastronómico y turístico del barrio bohemio de la capital.
Han pasado siete años desde que se inauguró en el cuadrante delimitado por Bellavista, Pío Nono, Dardignac y Constitución. Ahí, donde hasta 2004 había talleres mecánicos, bodegas, estacionamientos y negocios menores, se proyectó un lugar para el ocio que hoy agrupa 90 locales, entre restaurantes, tiendas de ropa y accesorios, teatro, clubes de música y librerías. Incluso tiene un hotel. El primero, que era más hostal, funcionó seis años adentro, pero cerró a mediados de 2012. En su lugar se abrirá, en julio próximo, uno apodado The Hip, que aunque sus dueños no quieren definir como “boutique”, tendrá sólo siete habitaciones y su estética será más bien sofisticada, con muebles traídos desde Italia.
La idea de transformar esta manzana de Bellavista en 2004 fue de Patricio Jadue, socio de la desaparecida editorial Salo, conocida por sus álbumes de dibujos animados. El empresario tenía sus oficinas en ese paño y después de viajar por unos pueblos del sur de Francia y del norte de Italia, pensó en este negocio. “Aparte de lo de Salo, tenía cuatro o cinco casas ahí. Se demoró 12 años en ir comprando el resto para abrirse espacio”, recuerda su hermana Cecilia, quien vive en el barrio hace dos décadas y quien desde 1994 tiene el restaurante El Antojo de Gauguin. Este fue el primero en instalarse en Patio Bellavista.
El periodista y crítico gastronómico de Las Ultimas Noticias, Rodolfo Gambetti, cuenta que lo único interesante que había en este barrio ubicado a los pies del cerro San Cristóbal, lleno de viviendas de fachada continua y bodegaje, era El Eladio y El Antojo. “Lo demás eran cervecerías y casas con gente mayor. En las noches era vida de bares y actividades no tan distinguidas”, afirma.
Recuperar la cuadra para hacer que la arquitectura del 1900 y la moderna convivieran armónicamente fue un trabajo de joyería. “Se reforzaron las construcciones para conservar el valor patrimonial. De hecho, los accesos por Constitución y Pío Nono son pasillos de los antiguos cité”, explica el arquitecto a cargo de las últimas etapas del proyecto, Martín Lira.
El hotel “hip”
En 2001, los índices de inseguridad en el barrio eran altos. Por eso, los vecinos de ahí decidieron agruparse en la Comisión de Patrimonio y Urbanismo, para ver cómo recuperaban la tranquilidad de su metro cuadrado. “En ese momento se nos acercó Patricio (Jadue) y nos contó que quería invertir en la zona. Su primera propuesta fueron torres en altura, pero trabajamos juntos y llegamos a lo de hoy”, dice la escritora presidenta de la organización Ciudad Vida, Lake Sagaris, quien vive y trabaja en el sector hace más de 30 años.
El arquitecto de la UC, Dino Bozzi, señala que el Patio Bellavista vino a consolidar la tendencia de nuevos restaurantes, instalados en Constitución en 2000. “Le devolvió una buena cara al barrio”, señala.
Para Jadue, este recinto se convirtió en un círculo virtuoso y logró el apoyo de vecinos, autoridades comunales y gobierno central.
El éxito de este polo comercial se refleja también en las 600.000 visitas que recibe al mes. Es por eso que varios hombres de negocio siguen poniendo sus ojos sobre el cuadrante.
Así lo hizo Alberto Agostini, uno de los socios del nuevo hotel The Hip, cuyo nombre se inspiró en los “hippies modernos” y que abrirá en invierno de este año. “Tuvimos que botar el hotel anterior, porque buscábamos otro perfil y calidad. El de nosotros será de cuatro estrellas y tendrá habitaciones de lujo que costarán 400 dólares la noche”, cuenta Agostini, dueño también del local Backstage.