Cartas de la semana: Incendio del Palacio Íñiguez y Cuidado del Patrimonio Cultural
Las cartas elegidas de esta semana hablan, a partir del incendio en el Palacio Íniguez, de la falta de leyes que protejan nuestro patrimonio y de lo poco que se valoran los sitios o edificios antiguos de nuestro país. Planteando preguntas como ¿Por qué actualmente no existe una preocupación por los sitios o inmuebles históricos en Chile?
La primera carta es de la arquitecta Marianne Stein Calderón, Directora Magíster en Humanidades de la UDD y fue escrita al diario El Mercurio. La segunda es de Daniela Leporati y fue publicada por el diario La Tercera.
Las cartas después del salto
Incendio del Palacio Íñiguez
Señor Director:
El lamentable incendio que afectó al Palacio Íñiguez no hace otra cosa que confirmar la precariedad de las leyes que protegen nuestro patrimonio, lo que se confirma con lo publicado el día lunes en “El Mercurio”, y que se refiere al alto porcentaje (79,4%) de proyectos culturales que no presenta avances en más de un año en el Congreso, entre ellos la protección y conservación del patrimonio, que es un deber del Estado de acuerdo a lo establecido por la Constitución.
Durante las últimas décadas hemos podido constatar la destrucción de nuestro reducido patrimonio arquitectónico, no sólo por efectos de la naturaleza, sino más grave aún por la destrucción de nosotros mismos en pos del valor comercial del terreno. Es necesario recordar una vez más que el desarrollo de un país no se alcanza solamente por un alto ingreso per cápita y por pertenecer a la OCDE, sino también por la cultura y la educación de su pueblo.
Marianne Stein Calderón
Arquitecta
Directora Magíster en Humanidades
Universidad del Desarrollo
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Cuidado del patrimonio cultural
Señor director:
En 1908 fue construido el Palacio Iñíguez en la esquina de la calle Dieciocho con Alameda. El 9 de abril, la televisión transmitía en vivo un dantesco incendio que lo consumía, como consecuencia del descuido de la seguridad por parte de su propietario.
Para su época esta construcción era considerada de dinámicas comerciales, sociales y políticas importantes. En nuestro tiempo no tiene importancia alguna para el común de las personas; sólo se trata de una vieja edificación que puede llegar a ser de utilidad para alguna institución o empresa que pueda sacarle algún provecho. ¿Por qué actualmente no existe una preocupación por los sitios o inmuebles históricos en Chile? Hay varios motivos.
Primero, el Estado proporciona pocos o nulos incentivos tributarios a los propietarios. En contraste, en Colombia existe hasta un 50% de descuento en el valor de la renta.
Segundo, hay escasa ayuda en su preservación por parte del Consejo de Monumentos Nacionales. Esto genera un aumento de gastos para los propietarios, desalentándolos a mantener su cuidado.
Finalmente, no tenemos ningún cariño, ni admiración por nuestras arquitecturas antiguas. ¿Por qué? ¿Qué diferencia tenemos con nuestros hermanos allende los Andes, que cuidan celosamente y restauran con gran esmero sus antiguas edificaciones? Muy simple: educación. Se ha perdido el proceso de vinculación y concienciación cultural que permite a las nuevas generaciones asimilar y aprender sobre el rastro de las antiguas generaciones.
Mientras nuestra sociedad continúe en esta senda competitiva económicamente, nos seguiremos hundiendo en la ignorancia, despreciando nuestros monumentos nacionales de valor incalculable culturalmente y, en consecuencia, dándole más importancia a la construcción de enormes edificios o lucrativos centros comerciales.
Daniela Leporati