El incierto futuro del Teatro Oriente
Por Patricio Cofré, La Tercera.
[Larga Espera] Cerró sus puertas hace seis meses para abrir un concurso público que trajera a un privado dispuesto a echarlo a andar. Pero fue declarado desierto. En eso lleva los últimos tres años este teatro, que la próxima semana lanza una nueva licitación.
SE paran entusiasmados a mirar algunos de los carteles apostados en la fachada. Pero bastan unos segundos para que bajen la mirada, desanimados, y vuelvan a caminar. El aviso que cuelga en uno de los costados del Teatro Oriente ofrece un espectáculo, pero en otro lugar ubicado al otro extremo de la ciudad.
Acostumbrados a disfrutar de espectáculos cinematográficos y, a partir de los 90, de shows musicales, pocos transeúntes conocen la situación actual del edificio. Este lleva seis meses cerrado, esperando que alguien se haga cargo de echarlo a andar.
Propiedad del Instituto de Previsión Social (IPS) desde los 80, su administración depende desde 2011 del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA). Dado el giro de IPS -entregar pensiones y no ofrecer espectáculos- se decidió entregar en comodato la entidad cultural en abril de ese año. Antes, después del terremoto de 2010, estuvo cerrado durante un año.
El CNCA, a su vez, decidió licitar el funcionamiento del teatro, algo que le tomó más de un año. En el intertanto, para no tenerlo en desuso, lo entregó temporalmente al Teatro Mori y a la productora Fénix. Estos alcanzaron a sacarle partido: en julio de 2011 se presentó la jazzista Karen Souza y al poco tiempo, David Bisbal.
Para diciembre de 2012, las bases de licitación estaban listas. Se necesitaba alguien que, además de gestionar la sala por 18 años, la refaccionara por completo por un monto cercano a los $ 2.500 millones. Pese al interés, el concurso público tuvo que declararse desierto en marzo pasado. Solamente dos empresas se presentaron: una falló en la presentación de los documentos y la otra quiso refaccionar un ala del edificio que no estaba dentro de las bases.
A juicio del subdirector del CNCA, Carlos Lobos, la demora de varios meses en la confección de las bases afectó la cantidad de interesados. “Fue el consejo más la Dirección de Arquitectura del MOP y del Colegio de Arquitectos, entre otras entidades, las que consideraron insuficientes las alternativas presentadas. Por eso lo declaró desierto”, explica Lobos.
Desde su construcción, en 1933, la edificación fue uno de los íconos arquitectónicos de este sector de Providencia. Hecho por los arquitectos de sobriedad reconocida Escipión Munizaga y Carlos Cruz -también autores del edificio de Orrego Luco Norte-, el inmueble se convirtió poco tiempo después de ser inaugurado (1933) en una de las salas más visitadas por los santiaguinos de clase acomodada. Luego de las funciones, se acostumbraba pasar al café Villa Real, ubicado a un costado.
Seis décadas funcionó adentro del Teatro Oriente la pantalla de 35 mm. “Los teatros eran los espacios naturales de reunión de las comunidades de la época. Este lugar se convirtió en un hito para la identidad del barrio desde entonces”, explica el jefe del programa de Magíster en Proyectos Urbanos de la UC, Luis Eduardo Bresciani.
Los tiempos modernos obligaron a cambiar el uso del edificio. A mediados de los 90 se construyeron camarines detrás del escenario para recibir a actores y cantantes. Para sacarle aún más provecho, se empezaron a realizar seminarios en el lugar. Pero el uso no fue suficiente. Los espectáculos no tenían una rotación muy activa y fue necesario repensar su manera de administrarlo.
No fueron pocas las veces que el ex alcalde de Providencia Cristián Labbé lo pidió para hacerse cargo de su gestión y darle, de paso, un teatro a su comuna. Pero los encargados optaron por el modelo de la licitación, en la cual Labbé no quiso participar. “Estuvimos muy cerca de que la Corporación Cultural de Providencia se hiciera cargo. Era nuestra idea, pero se cambiaron las condiciones a último minuto y el acuerdo no prosperó”, asegura Carlos Lobos.
Declarada desierta la licitación, la posibilidad de volver a darle vida a un espacio que a mediados de siglo pasado recibía a los fanáticos de la serial Flash Gordon -en su lucha contra el Emperador Ming-, y que en los 80 exhibió la Noche de las Narices Frías y éxitos de taquilla como Superman, quedó congelada.
Sin embargo, durante la semana el CNCA decidió abrir un nuevo concurso y fijó un plazo de 90 días para conocer a los ganadores. “Esperamos que el teatro empiece a funcionar lo antes posible, pero todo dependerá de las propuestas que recibamos y los plazos que se incluyan en ellas”, asegura Lobos.
En medio de los tropiezos para encontrar a la nueva administración, la actual alcaldesa hizo lo suyo respecto del edificio. En enero pasado, Josefa Errázuriz solicitó al Consejo de Monumentos Nacionales declarar Monumento Nacional a un inmueble que ya gozaba de la categoría de Conservación Histórica.
El secretario ejecutivo de la entidad, Emilio de la Cerda, asegura que la petición es vista con buenos ojos, pero que se solicitaron mayores antecedentes para conformar un expediente que pueda ser aprobado a corto plazo. “Es un espacio de mucha calidad arquitectónica y representa uno de los pocos teatros que sigue en funcionamiento en la ciudad, de los que eran antiguos cines, y nos parece que es importante proteger ese patrimonio”, explica.
Mientras tanto, 1.200 butacas de felpa roja deberán seguir esperando recibir de nuevo al público.