Inundaciones en Buenos Aires y La Plata: Cómo deben crecer las ciudades
En las últimas décadas, el desarrollo inmobiliario ha contribuido a impermeabilizar de manera extrema el suelo con edificaciones, sin atender la demanda de infraestructura necesaria para afrontar, por ejemplo las lluvias intensas. Este exponencial crecimiento urbano fue generado por impulsos especulativos del mercado, más que por la aplicación de políticas públicas que lo orienten.
Y avanzó sobre cuencas de ríos y arroyos, sobre espacios verdes donde antes drenaban las aguas y sobre los humedales, desactivando los ecosistemas de regulación hídrica. Buenos Aires y La Plata acaban de ser objeto de importantes inundaciones debido a lluvias intensas. Se trata de fenómenos naturales cuyos efectos potenciales debieran formar parte de escenarios previsibles, evitables, superables.
Las enormes pérdidas humanas y materiales pusieron en evidencia nuevamente la ausencia de estrategias de planeamiento territorial y las deficiencias de las redes de infraestructura. Es tiempo de reflexionar sobre las herramientas más apropiadas para anticiparse al próximo evento.
Las ciudades están siendo sometidas a lluvias de excepcional magnitud y no disponen de las redes para canalizar las aguas. En un marco del cambio climático planetario, estos eventos tenderán a producirse con mayor recurrencia. Dado que son fenómenos previsibles, si se cuenta con voluntad política, sus efectos se pueden mitigar.
Desde la perspectiva inmobiliaria parecería que todo suelo es susceptible de ser urbanizado. Sin embargo, el sistema natural tiene condiciones particulares que respetar y, al ser subvertido, devuelve efectos catastróficos para nuestras comunidades. Se requiere de una mirada de largo plazo para generar ciudades más amigables con el ambiente. La ciudad debe definir en qué territorios crecer y cómo hacerlo, definir qué áreas se protegen y cuáles quedan asignadas como reserva.
Hacia un escenario de tipo preventivo, se requieren adecuados sistemas de alarma temprana para informar a la población. Para afrontar el desarrollo potencial del evento es necesario realizar obras de infraestructura para el manejo de las aguas llovidas, respetar las condiciones topográficas del territorio y proteger sus cuencas inundables.
Y para atender los efectos que genere, se deben establecer protocolos de socorro y de contención a las víctimas, articular los sistemas de emergencia y realizar campañas de concientización pública sobre cuidados a tener. En nuestras ciudades las aguas bajan turbias. En materia de gestión, las inundaciones han puesto en evidencia nuestras peores miserias. Y, tal como sucedió en una de las obras más destacadas del cine argentino, los sectores sociales más vulnerables se han puesto al frente de la situación para saldar ausencias y asimetrías.
Publicado originalmente en Diario Z