El barrio de Las Flores visto a través de los ojos de un historiador
Desde 2012 que Fernando Ulloa estudia este sector ubicado al sur de Av. Pocuro.
Por Pía Rajevic, La Tercera
Achiras, violetas, amapolas, camelias, azucenas, diamelos, dalias, peonias, pimpinelas. Todas las flores están allí, en este barrio de Providencia de 25 hectáreas y cerca de 400 casas de dos pisos construidas en los años 40.
Es la esencia del “Barrio de Las Flores, ubicado dentro del perímetro que forman las calles Pocuro, Tobalaba, Bilbao y Jorge Matte.
En octubre del año pasado, los vecinos del sector se agruparon para contrarrestar la arremetida de las inmobiliarias que buscaban comprar antiguas residencias para transformarlas en edificios de hasta siete pisos. Debido ingreso varios ante proyectos a las oficinas municipales, iniciaron reuniones con el ex alcalde Cristián Labbé, para modificar el Plan Regulador Comunal y rebajar la altura en Av. Bilbao de 10 a siete pisos, de siete a cinco en Av. Pocuro, y de cinco a tres en las pequeñas calles interiores.
Con la llegada de Josefa Errázuriz se profundizaron las conversaciones y en marzo comenzó el proceso para modificar el instrumento regulador. Incluso, se solicitó a la Seremi de Vivienda el congelamiento de los permisos de edificación, cuya resolución aún se espera.
Un joven historiador de la U. de Chile, Fernando Ulloa, había empezado a inicios de 2012 a recoger las memorias del lugar. “Mi interés por estudiarlo coincidió con el de los vecinos, que querían sistematizar información dispersa, saber cómo surge y quienes vivieron allí ”, dice.
Sus orígenes -según estudió el experto- están en el fundo del ex alcalde de la comuna y diputado conservador Ricardo Lyon. Este ocupaba la antigua chacra de Lo Bravo, llamada posteriormente como Los Leones y sobre la que se montó el barrio.
En ese tiempo, Providencia ya había sido declarada “comuna jardín”, un proyecto urbanístico propugnado en 1935, por la primera mujer elegida alcaldesa en todo Sudamérica, Alicia Cañas. “Puede que ella tuviera incidencia en que las calles se bautizaran después de su mandaron con nombres de flores, en la idea de urbe y jardín”, cuenta el historiador de esta mujer que bautizó la plaza de Pocuro con Tobalaba con el nombre de su marido: Augusto Errázuriz.
“Hacia 1949 ya estaban consolidados los dos sectores más próximos a Tobalaba. Lo promocionaban como Nuevo Barrio Bilbao, pero como el nombre no prosperó, lo denominaron ‘Las Flores’”, cuenta Ulloa.
Hasta allá llegaron las familias que querían salir del centro de Santiago, en busca de tranquilidad. Era el límite oriente de Santiago y construyeron allí sus casas de descanso, que luego se transformaron en viviendas principales. El emigración incluyó la instalación del Colegio San Ignacio, que se abrió en este barrio para darle un servicio a los hijos de estas familias.
“Ahí vivió el estudioso del folklore, Oreste Plath. También las familias Longton (con casa en Pocuro), los Ibáñez Langlois, y el neurobiólogo Francisco Varela”, explica el experto.
Anécdotas del lugar son la visita de la doble Premio Nobel, Marie Curie, a la casa del radiólogo Rahausen, uno de los cirujanos destacados en el país. También el paso de la Reina Isabel II por sus calles, recogida como testimonio de la familia Sánchez, dueña del conocido negocio Los Ciervos.
Por su parte, el Club Providencia fue siempre un espacio público. “Fue estadio primero, con prados soleados. Iban las familias a pasar las tardes y ahí celebraban las fiestas patrias”, señala el entendido.
La razón de por qué los habitantes de la zona no quieren que su barrio se toque, dice Ulloa, hay varias, pero la primordial es la ausencia de sombra que dan los altos edificios. “Aquí la única sombra la generan los árboles, jamás las construcciones”.