Cómo es vivir en la comuna más ruidosa de la capital
Por Florencia Polanco, El Mercurio.
34% de vecinos de Santiago centro están expuestos a altos decibeles:
Los bocinazos, el tráfico y las construcciones que se están ejecutando en pleno centro son los factores que más torturan a sus habitantes.
Carlos Pinto vive en Alameda con Lord Cochrane hace un año. En 12 meses ha tenido que acudir más de tres veces a la Municipalidad de Santiago a denunciar ruidos molestos. “Entre los colectivos que se estacionan justo abajo de mi balcón y el taco que se forma en la tarde, la masa de ruido es constante”, comenta. El estruendo de las motos, el rugir de los autos y los bocinazos que se escuchan en la calle se cuelan por las ventanas de su comedor y hacen retumbar sus paredes como si fuera una catedral.
Pinto, quien trabaja como conserje durante la noche, dice que está acostumbrado, que no tiene remedio y que ha notado la diferencia en su humor cuando va a la casa de su novia, ubicada en María Pinto. “Allá me levanto relajado y no me despierto en la madrugada. En cambio, en mi casa me pasa casi siempre, a la hora que empiezan las obras, cerca de las 6 de la mañana. Es otro estilo de vida”, dice resignado.
Según el último estudio realizado por el Ministerio del Medio Ambiente, Santiago es la comuna más ruidosa de la capital. Durante el día y en el exterior, el 34,5% de sus 311.415 habitantes está expuesto a más de 65 decibeles, el límite máximo considerado saludable por la OCDE. El “podio del ruido” lo completan Estación Central (31,8%) y Lo Espejo (26,6%).
En contraste, los habitantes de Lo Barnechea son los menos afectados de la capital, pues solo un 3,7% de su población se expone a ruidos de alta intensidad.
Una realidad muy distinta a la que vive el matrimonio compuesto por Rosa Hernández y Carlos Valenzuela, quienes trabajan en un quiosco ubicado al costado poniente de La Moneda desde hace más de 42 años. Sobre sus cabezas, un edificio está siendo remodelado. Además de las piedras y el polvo que se desprenden desde arriba, el incesante sonido que produce una máquina perforadora los acompaña toda la jornada. “Esto está cada día peor. Entre el ruido de las micros y el picoteo de las piedras ya no damos más. Me iría ahora para mi casa, pero no puedo hacerlo hasta que jubile”, comenta Hernández, con un dejo de conformismo.
Según Roberto Quezada, ingeniero acústico del área ambiental del ministerio a cargo de la evaluación, uno de los principales factores que determina que Santiago sea la comuna con más ruido es el tránsito. “Las que tienen las vías más importantes, de mayor velocidad o flujo de vehículos siempre son las que presentan los niveles más elevados (de ruido)”, explica. Y la Alameda, la arteria eje del centro de la capital, es claramente una de ellas.
El estudiante Francisco Toro lo sabe bien. Vive en las torres amarillas que están frente a la Plaza Italia y todos los días tiene que lidiar con el ruido que genera el motor de los autos, como si la ciudad fuera un parlante amplificado. “Usamos doble ventana para que no entre. Pero si hay que ventilar, se tiene que hacer un día domingo, a una hora que nadie duerma, porque se escucha como si estuvieras en la calle”, cuenta. Lo que más le molesta, añade, es que al ser considerado un barrio de tránsito no rija la misma norma que en sectores residenciales, “si acá vive gente”.
Quezada detalla que la evaluación realizada en Santiago será replicada en Coquimbo, Valdivia y Temuco “y los datos nos servirán para generar a futuro una norma de calidad, equivalente a la contaminación del aire”.
Para quienes les interese saber cuáles son los sectores más ruidosos, MapCity cuenta con un “Mapa de ruido” que indica, sector por sector, cuántos decibeles se detectan en cada uno.
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110 decibeles genera una perforadora de cemento, una de las maquinarias más ruidosas y que casi dobla lo recomendado por la OCDE.
90 decibeles emite, en cambio, un camión que transita por la calle.
70 son los decibeles que produce una conversación entre dos personas.