Pascua Lama arriesga permiso ambiental tras reconocer que incumplió exigencias
Por Constanza Pérez-Cueto V., La Tercera.
Canadiense aceptó 22 de los 23 cargos formulados por la Superintendencia de Medio Ambiente.
La nueva administración del proyecto de oro y cobre Pascua Lama, controlado por la canadiense Barrick, reconoció que incumplió, en general, el plan de manejo de protección de las aguas exigido en la Resolución de Calificación Ambiental (RCA).
Esa es la principal medida de mitigación del proyecto, ya que está enfocado a evitar que el agua contaminada por ácido de roca llegue a los cultivos de los agricultores de la zona.
El representante legal de la minera, Derek James Riehm, presentó ante la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) un escrito, a través del cual la empresa reconoció y aceptó 22 de los 23 cargos formulados en su contra por ese organismo, relacionados específicamente con el manejo de aguas.
La asimilación de los cargos realizados por la Subsecretaria marca un giro, ya que en un primer momento la canadiense rechazó las acusaciones y procedió a presentar un recurso de reclamación ante los tribunales ambientales. En cambio ahora, apunta a reconocer errores, en línea con la nueva estrategia tras las modificaciones en la administración, que buscan destrabar la paralización de la iniciativa.
En el texto, la canadiense reconoce haber construido obras no autorizadas y que otras no se realizaron en los lugares adecuados. También, que edificaciones comprometidas en la RCA para el manejo de aguas no fueron realizadas. Asimismo, solicitó al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) realizar una serie de cambios, “destinados a solucionar o dar cumplimiento a las directrices planteadas por la autoridad”.
Según señaló Riehm en el escrito presentado ante el organismo ambiental, la aceptación de los cargos formulados por la SMA tiene que ver con el deseo de “demostrar el compromiso de dar cumplimiento a la legislación ambiental vigente y a las disposiciones establecidas en la RCA”.
Junto con aceptar los cargos, la canadiense desistió ayer del recurso de reclamación interpuesto contra la SMA en el Segundo Tribunal Ambiental, cuya audiencia estaba fijada para mañana y quedó suspendida.
Tras reconocer los incumplimientos, la firma arriesga la revocación de su permiso ambiental y una multa -que sería la primera que aplica la SMA-, la cual podría alcanzar hasta 10.000 UTA (unos US$ 10 millones).
Al interior de Barrick están conscientes de que las sanciones que pueden sufrir son bastante altas, dado el nivel de incumplimiento que están reconociendo. La compañía tiene previsto seguir con el proyecto, más allá de la resolución de la SMA y, si es necesario, hacer un nuevo estudio de impacto ambiental, lo que podría retrasar Pascua Lama en más de dos años. Aunque aseguran que no contaminaron las aguas, están conscientes de que se les puede abrir un flanco legal.
Pascua Lama, que muestra un avance del 80% y está previsto para fines de 2014, es el mayor proyecto de oro del país. La iniciativa, ubicada en la frontera de Chile y Argentina, comprende una inversión de hasta US$ 8.500 millones.
Los cambios
En el escrito, la minera también detalló una serie de cambios, con “el objeto de restablecer el cumplimiento de lo dispuesto en el proceso de evaluación ambiental y el funcionamiento de las obras y actividades, consideradas indispensables para el resguardo del componente hídrico”.
Buscará habilitar una solución a largo plazo para el manejo de aguas de no contacto (no contaminadas por material minero), por lo que se incurrirá en el mejoramiento de canales y obras de captación, de retención de sedimentos y de traspaso en descarga a tuberías de alta pendiente.
Asimismo, comenta que requerirá el pronunciamiento del director del SEA, respecto de la regularización de la metodología de cálculo de los niveles de alerta de calidad del agua, y de la construcción y funcionamiento de la cámara de captación y restitución, que posibilita el control y monitoreo de las aguas del subsistema de manejo de aguas de contacto (con material minero), y que determina si se captan o desvían hacia el río Estrecho, dependiendo de su calidad.