50 familias pehuenches tendrán casas a prueba de “terremotos blancos”

Por Nicolás Gutiérrez, El Mercurio.

En Lonquimay y Curarrehue, Región de La Araucanía:

Subsidiadas por el Minvu, las viviendas cuentan con aislación térmica y un techo especial para que escurra la nieve.

Abrir la puerta de sus casas, ver que la nieve alcanza más de un metro sobre el suelo y que comienza a filtrarse por las paredes del hogar es una escena que 50 familias de Lonquimay y Curarrehue vivieron cada invierno durante años, pero que desde ahora será solo un recuerdo. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) está pronto a entregar las primeras diez casas “antiterremoto blanco”, una solución habitacional creada a partir de la realidad climática que se vive en esa zona cordillerana de la Región de La Araucanía.

Se trata de viviendas levantadas sobre pilotes de madera y hormigón de dos metros de altura; construidas con pino impregnado y equipadas con ventanas especiales de PVC y paneles térmicos, para optimizar el calor de las estufas a leña y el termocañón con que contarán para enfrentar las bajas temperaturas, que allí caen por debajo de los -10 grados.

Todas las casas estarán terminadas antes de que se inicie el invierno 2013.

Según registros climáticos, en La Araucanía ocurre cada cinco años un “terremoto blanco”, fenómeno cuyas copiosas nevadas y fuertes heladas destruye por presión los techos de las viviendas de la zona, donde habitan familias vulnerables, en su mayoría mapuche-pehuenches.

“Estudiamos la pertinencia de construir viviendas sociales adecuadas al lugar y diseñamos una preparada para lo que ocurre en la cordillera”, explica la secretaria regional ministerial de Vivienda, Paz Serra. Cada casa tiene un valor aproximado de $16 millones, suma que fue subsidiada completamente por el Estado a través del Minvu.

Modelos de vivienda

Del total de las construcciones, 30 estarán situadas en Lonquimay y 20 en Curarrehue. Previo al diseño, un equipo del Minvu recorrió la zona para conocer en qué condiciones vivían sus habitantes y seleccionar a los primeros beneficiarios. “La mayoría son familias de muy pocos recursos y sus casas no contaban con lo mínimo en términos estructurales ni de materiales para lugares tan complicados como en los que ellos viven”, afirma Isidro Andrés, constructor y asistente técnico del proyecto.

“Hay una tremenda diferencia entre la casa en la que vivíamos y esta que nos van a entregar, que es muy cómoda y amplia. Acá la nieve es muy complicada, hay mucho frío y a veces no se puede salir de la casa. Estamos muy contentos. De hecho, la verdad es que cuando vimos los planos no lo creíamos”, cuenta Fidel Cayul, quien vive junto a sus dos hijos en un sector rural de Lonquimay.

Otra ventaja, destacada por los propios beneficiarios, es el espacio de dos metros entre el suelo y la primera planta de la casa, que podrá usarse para guardar forraje o como refugio para animales domésticos.

Los modelos de casas son dos: de 50 metros cuadrados, para hasta cuatro personas, y de 60 metros cuadrados, para más de cinco moradores. Se pueden ampliar hasta 70 metros cuadrados, aunque el modelo no permite intervenciones estructurales.

PRECIO

Cada casa tiene un valor de $16 millones, que aporta el Estado.