Linares: Segregación urbana y sentido de oportunidad
Por Pablo Yáñez Gálvez, Arquitecto.
Ya desde hace un tiempo se ha comenzado a destapar una realidad que en la Región del Maule se sabía hace rato: Linares es la ciudad con el mayor índice de pobreza urbana dentro de las 26 principales ciudades del país de acuerdo a la OCDE; sumado a ser la comuna de la región con la mayor tasa de desempleo del último trimestre. Tristes datos en el marco de grandes anuncios de pleno empleo y país desarrollado y pujante.
En días en que el Gobierno anuncia una inyección de 310 millones de pesos en el marco del denominado “Plan Linares”, que invertirá recursos en potenciar los programas sociales; es prudente cruzar los datos de los problemas sociales con todo el discurso que se ha desarrollado de manera pública al alero de la discusión de la Política de Desarrollo Urbano referente a la segregación urbana como gravitante en los índices de pobreza.
Muchos linarenses desconocen la realidad de pobreza existente, lo que es un claro reflejo de lo tremendamente segregada que ha crecido esta ciudad. Constancia de esto son dos núcleos de poblaciones de vivienda social que han crecido en sus extramuros, desconectados de la ciudad por barreras tanto naturales como antrópicas.
El primero, creado al alero de las políticas habitacionales de la dictadura, y consolidado con la política del “mientras más, mejor” de los primeros gobiernos de la Concertación; en el sector conocido como Huapi, aislado del resto de la ciudad por la línea férrea y el estero Batuco, y conectado por una sola vía, que tortuosamente conecta con el centro.
El segundo ejemplo es un sector al Norte de la ciudad, que ha tenido un fuerte crecimiento a partir de 2003, y que se encuentra separado tanto por la línea férrea por el Sur, como por la industria IANSA por el costado Poniente, accediendo al centro de Linares por un solo cruce, con el consiguiente riesgo posibles pasos irregulares sobre la línea férrea.
Si bien en la actualidad se está construyendo el proyecto Circunvalación Norte, que se convertirá en el límite urbano Norte una vez Contraloría tome razón de la resolución del Consejo Regional que aprueba el Plan Regulador Comunal; el sentido de esta vía troncal es transformarse en un bypass para los vehículos de carga, y no genera una nueva conexión entre este sector habitacional y el resto de la ciudad.
El mencionado Plan Regulador Comunal en proceso de toma de razón por parte de Contraloría, si bien integra superficie nueva al límite urbano, también contempla las vías estructurantes mínimas para generar una mejor conexión de estos sectores con el resto de la ciudad, y con esto, al menos disminuir la sensación de aislamiento que sienten los vecinos.
En el caso del Huapi, se proyecta una avenida de borde del Estero Batuco, acompañado de un área verde, y tres nuevos cruces, además de vincular la avenida existente con el sector centro por un cruce sobre la línea férrea y con eso, una conexión directa al centro de la ciudad.
En el caso de las poblaciones Carlos Camus, se proyecta el ensanche de las avenidas existentes de acceso, además de la creación de un nuevo cruce sobre la línea férrea.
A pesar de haber realizado una muy rápida descripción del PRC en estudio, y sin entrar en un análisis crítico, ya se comprende que este instrumento al menos considera los problemas de segregación, e incorpora como un primer avance, dentro de la limitadas posibilidades normativas, la generación de vialidades como el detonante para disminuir esta barrera, que en estos dos ejemplos es tanto social como física.
Felizmente los casos de Linares no se acercan a la terrible realidad del emblemático caso de Bajos de Mena en Puente Alto, debido a que la escala de población es también distinta, pero la realidad de estigmatización, pobreza, y hacinamiento en algunos casos, es absolutamente extrapolable. El discurso del MINVU es atacar frontalmente la segregación urbana, ha anunciado tremendas inversiones en intervenir demoliendo bloques y acercando los equipamientos; en el caso de Linares aún es tiempo de evitar faraónicas obras que devuelvan la dignidad a los vecinos; con la apertura de un par de vías estructurantes, un par de cruces de ferrocarril, seguir con la intervención del Programa de Recuperación de Barrios, y todo bajo el alero de la urgente entrada en vigencia del nuevo Plan Regulador Comunal; tanto los sectores consolidados como los nuevos en crecimiento, podrán avanzar en tener la dignidad que las comunidades que los habitan se merecen.
Es natural que la primera reacción de las autoridades políticas sea intervenir con servicios sociales ante las cifras que inician esta columna, pero el Sr. Alcalde debe tener el sentido de oportunidad en este momento, y gestionar la rápida aprobación del Plan Regulador Comunal, en paralelo a gestionar las obras necesarias para, al menos en parte, construir un Linares más integrado urbanísticamente y esperemos, socialmente.
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