Alertan sobre el descuido y deterioro patrimonial del paseo Baquedano de Iquique

Por David Jaime, El Mercurio.

La vía concentra casas de pino oregón construidas durante la explotación del salitre:

Los inmuebles abandonados son tomados por indigentes y los propietarios aseguran que no tienen recursos para mantenerlos.

La calle Baquedano concentró las casas de la alta sociedad de Iquique durante la época dorada de la explotación del salitre. Hoy, esas amplias estructuras de pino oregón sufren con el paso del tiempo, y su conservación ha corrido dispar suerte, pese al esfuerzo por convertir la vía en un paseo en el centro del puerto.

Algunas han sido recuperadas por empresas o servicios, que han instalado allí sus oficinas, pero la mayoría de los otrora inmuebles de estilo georgiano están abandonados. Situación que preocupa a los vecinos, quienes alertan por el deterioro que se registra en este histórico lugar.

En la esquina de Baquedano y Zegers se encuentra una casa derruida, cuya historia pocos conocen. Desde allí se dirigió gran parte de la revolución de 1891 y que llevó a establecer en Iquique una Junta de Gobierno paralela a la administración del Presidente José Manuel Balmaceda. En el inmueble sesionó la junta desde febrero de 1891 hasta septiembre del mismo año. Pertenecía a Alfred Syers-Jones, empresario salitrero que prestó su casa al grupo liderado por el contraalmirante Jorge Montt, según explica Patricio Rivera, historiador y académico de la Universidad Arturo Prat.

La casa, o, en rigor, lo que queda de ella, pertenece a Cinthia Dawson (82), quien no tiene recursos para recuperarla. Harry Dawson, su sobrino, explica que desde un incendio en 1987 la propiedad está inhabitable. “Es la pura cáscara lo que queda; es casi un sitio eriazo”, comenta.

Para los Dawson hay un problema sin salida: “No se puede vender, pues nadie paga lo que vale ni siquiera el terreno, y para levantar algo hay que seguir las indicaciones de Monumentos Nacionales respecto del estilo de las casas de Baquedano, lo que es inviable económicamente”.

El actor Guillermo Jorquera Morales, ex director regional de Cultura, enfatiza que hay proyectos de recuperación, pero hasta ahora nadie los ejecuta.

Fernando Pardo (25) trabaja en una empresa turística en el paseo, y sostiene que “en la noche duermen indigentes, y aunque los saquen, pasa un tiempo y vuelven a llegar. Además, hay exigencias que no permiten alterar las fachadas, y los dueños poco pueden hacer”.

Según Héctor Martínez, fotógrafo y dueño de un estudio en el paseo, “no existe una preocupación por el sector”.

Carolina Muñoz es dueña de una casa que data de 1904, y está categorizada como “Monumental”, por su valor patrimonial. La mantiene con esfuerzo, y lo único que espera es venderla pronto, por su alto costo para mantenerla. “Acá nadie cuida, nadie mantiene”, asegura.

Un caso opuesto lo constituye el Palacio Astoreca, ubicado en el mismo paseo, declarado monumento histórico en 1994, al que actualmente se le realizan reparaciones en la techumbre y en su entorno.

Preocupación por rescate

La directora regional del Consejo de Monumentos Nacionales, Gerda Alcaide, explica que en el caso de la casa de Baquedano y Zegers, “es importante el rol que puede desempeñar la municipalidad para informar a sus propietarios que deben preocuparse por sus inmuebles. Incluso, pueden realizar las consultas al Consejo de Monumentos Nacionales sobre qué se puede hacer respecto del abandono de aquellos de carácter histórico”.

Héctor García, arquitecto de la Municipalidad de Iquique, dijo que “existe la voluntad de expropiar la propiedad de Cinthia Dawson, previamente de la definición del uso para el lugar. Esto es importante para financiar el proyecto y la posible compra del inmueble”.