Unesco no sugiere demoler parte de mall de Castro y recomienda no iniciar obras de mall Barón

Iván autoriza.
La Unesco, la Contraloría, el Colegio de Arquitectos, la Cámara de Comercio, las Organizaciones Ciudadanas, las universidades, la Armada, nin guna de estas instituciones que se oponen al mall tienen el peso mágico de la autorización de Iván.

UNESCO “no se dio cuenta”.
Tal vez se trata de un montón de ignorantes que regalan premios de mejor desarrollo humano a países cuyo único mérito es privatizar hasta el Ave María.

Según el evangelio de san Iván, Valparaíso sólo tiene patrimonio en el sector ya reconocido cerca del Puerto, y ya no tenemos derecho a que nos reconozcan ni un centímetro más en ninguna otra parte.

Aleluya.

En primer lugar, una aclaración.

Si uno observa la fecha y la hora de cada comentario, parecería que en mi último post estoy contestando a Cristhian, cuando en realidad estoy respondiendo a Juan.
Esto sucede porque en el momento de redactar mi respuesta, sólo tengo ante mi vista el post de Juan, ya que el de Cristhian está en ese preciso instante EN MODERACIÓN y aun no lo he leído.

Aclarado esto, procedo a otro asunto.
Cristhian es un buen comentarista en estos espacios, y no sólo porque procura aportar al debate sino porque su tono es SUPREMAMENTE DECENTE Y RESPETUOSO, cosa que no se puede decir de muchos de nosotros. Yo no siempre lo soy.

No sabe cuánto me alegra ver que en Chile todavía queda gente decente con quien tratar.

Es más, actitudes como la de Cristhian lo hacen a uno pensar con mejor disposición de ánimo en las percepciones contrarias a la propia.

Diciendo y haciendo, considero la posibilidad de APOYAR EL MALL EN BARÓN, y dejar en el pasado la sarta de cochinadas que los tripartitos (EPV, la Muni y el Mamut Plaza) le han metido al proceso.

Desde luego que Cristhian tiene muchísima razón en su argumento de que ese sector lleva DEMASIADO tiempo abandonado y que, habida ciuenta de que HAY una propuesta de concesión, podríamos apoyar – todos – esta propuesta.

Sin lugar a dudas, los usos que pueden darse a sectores específicos del borde costero VARÍAN con la historia, y es cierto que en algún momento hubo acceso de público en los sectores de Bellavista, hasta Francia inclusive (hay fotos de la época). Posteriormente, dichos sectores quedaron inaccesibles al público y sólo el puerto y el ferrocarril disfrutaron de su uso.
En esta tónica, pienso que el público podría disfrutar de otro acceso al mar en Barón en un nuevo momento histórico, pero entiéndase que ese momento sería HASTA QUE LAS NECESIDADES DEL DESARROLLO PORTUARIO LO PERMITAN.

Así como van las cosas, entiendo que el desarrollo portuario de Valparaíso está más atrasado que el sueldo de los docentes, y aunque me siento inclinado a confiar en la opinión de la Armada en cuanto a que el destino del sector es portuario, ese destino puede tardar otros treinta o cincuenta años (repito, para naves pequeñas y medianas – ya se aclaró que los gigantes van a San Antonio).

Conclusión, estimo factible apoyar el proyecto de concesión, siempre y cuando se elimine del contrato esa cláusula de “opción de compra de terrenos”, una opcipon que no tiene nada que hacer en un proceso de concesión porque los nuevos propietarios de oficinas o locales ya no van a devolver jamás sus propiedades al Estado, actual propietario de la zona.

Y ahora, lo que no estoy dispuesto a aceptar de ninguna manera:
1 Nuevas cochinadas. No más. Ya tuvimos suficiente con la claque en la sala del Concejo y el resto de perlas.
2 Que la CRUBC continúe en el silencio de los inocentes, si se creó para trabajar, y hasta hoy no le conocemos ni un saludo.
3 Que se siga irrespetando a la Armada, que no ha hecho más que servir a la Patria con dedicación y perseverancia.
4 Que se siga diciendo que el puerto no nos ha dado nada. Nos dio el origen. Pancho existe gracias al puerto. Nunca lo olviden.

Aclarado esto, adelante con el mall, y ojalá que Iván, Juan y otros comentaristas que tienen ganas de participar, no lo sigan haciendo en esa tónica insultante que sólo consigue echar al grupo Plaza más barro del que ya tiene. Ojalá todos escribieran como Cristhian, a quien agradezco su tono cordial y conciliatorio.

Gracias, Cristhian.

Vaya, yo pensé que les incomodaba más mi denuncia de las irregularidades (las “perlas”), pero resulta que les molesta la palabra “Mamut”, según lo acaba de manifestar aquí uno de los defensores del mall.

Puedo asegurarles que esa palabra será borrada de mis comentarios el día en que se borre del contrato de concesión la cláusula de opción de compra de terrenos; ni un minuto antes.

En cuanto al Camino La Pólvora, sigue siendo una buena opción, pero eso no quiere decir que la opcion de Cabritería deba abandonarse, ya que varios comentaristas la han apoyado en estos espacios, por ser una pendiente amigable y bien ubicada desde el punto de vista portuario.

Observo que, como es habitual, los defensores del mall siguen evitando pronunciarse sobre la cláusula que yo ataco. Ahora mismo volverán a martillar sobre el “murallón de containers”, los perros vagos y no sé qué más cortinas de humo a que nos tienen acostumbrados.

Estoy preguntando en concreto, sin arandelas ni requeñeques, si están de acuerdo o no con apoyar el negocio original de concesión pero sin opción de compra de terrenos, una opción que – repito – riñe con cualquier concepto de concesión porque da lugar al negocio inmobiliario.

El lector comprenderá que si continúan eludiendo el tema es porque en el fondo HAY INTERESES INMOBILIARIOS. Es así de simple.

Vamos, señor Aspée.
Usted fué el único que respondió mi saludo de año nuevo, de manera que, desde mi punto de vista, usted es un comentarista decente.
Tal vez tendremos la oportunidad de tomarnos un cafecito en el mall, pero me preocupa que usted tampoco se pronuncia sobre el tema del negocio inmobiliario.
Apelo a su sentido de participación en estas columnas, que siempre ha demostrado en temas importantes, y le planteo la pregunta del millón:
¿Está o no de acuerdo con quitar la cláusula de opción de compra de terrenos para apoyar la idea original de concesión?
Entiendo que una concesión puede renovarse, de manera que a los diez años, si todavía no hay intentos de desarrollo portuario en el sector, yo volvería a apoyar la concesión por otros diez años, y así sucesivamente, mientras sea necesario, para evitar que ese terreno quede abandonado, al mismo tiempo que se evita su privatización (cosa que nunca apoyaré, never).
También estaría dispuesto a olvidar todas las perlas, ya que Plaza mostraría buena voluntad si quita la cláusula.

La alternativa es clara:
¿Apoyamos la concesión del mall para evitar el abandono del sector o apoyamos el negocio inmobiliario a costillas del patrimonio estatal?

Saludos.

Y que tiene que sea un negocio inmobiliario? eso no cambia la figura de que este espacio sea concesionario por x cantidad de años… yo creo que ud. esta nuevamente mezclando las peras con las guindas. Un negocio portuario tiene un mismo fin, generar utilidades para quieren invierten en un proyecto especifico… no veo que tiene de malo el ganar plata, y ademas satisfacer especialmente las necesidades de entretenimiento y compras de una población que quiera invertir su tiempo en eso. Esta zona es un punto a diferencia de las reales cambios que le faltan a la ciudad de Valpo. y uno de ellos a mi parecer es que se incentive económicamente como polo turístico como primera fuente de ingresos de la ciudad.

Cristhian.

El problema central que se debate ahora no afecta a los jubilados.
Yo soy jubilado, y en cuanto a mi futuro tengo mil lugares para escoger.

El problema en Puerto Barón es que se trata de una propiedad ESTATAL DESTINADA A DESARROLLO PORTUARIO, y ese destino es impajaritable (traduciendo: es inembargable, insustituible e inviolable).

La concesión es una especie de arriendo o alquiler TEMPORAL o TRANSITORIO, de tal manera que se pueda dar al sector otros usos diferentes del portuario mientras dure el plazo de la concesión. Cumplido este plazo, la propiedad vuelve a su dueño original, sin jubilados ni calcetines de Falabella.

Algunos comentarios atrás mencioné que a lo largo de la historia los usos del sector han variado, porque ha sido paseo público, parque ferroviario y puerto carbonero. Entre esos usos se presenta hoy la posibilidad de un mall; listo, sea, pero la historia sigue su marcha y el propietario sigue siendo el Estado. Aquí viene la declaración de la Armada, que es simplemente lapidaria: Puerto Barón está reservado a usos portuarios. ¿Cuándo será ese uso? Puede ser dentro de diez o dentro de veinte años, y en el intertanto podemos usarlo como un mall. Cumplido el plazo de concesión, el mall tendrá que llevarse sus calcetines sobrantes para venderlos en otra parte.

Pienso que hay suficiente claridad en esta cuestión. Lo que no queda claro es por qué nadie (excepto yo) se manifiesta a favor o en contra de la propuesta original (concesión).

Por otro lado, y esto tampoco queda claro, nadie es capaz de decir de frente que está a favor de privatizar el sector definitivamente, acabando con el desarrollo portuario de Valparaíso por una eterna venta de calcetines.

Perdonen mi tono de urgencia, pero es que el problema es urgente, de lo contrario caemos todos en la misma demora del desarrollo portuario y de la CRUBC.

Termino reformulando la pregunta: ¿Se quita la cláusula de opción de compra de terrenos?
SI O NO.

Saludos.

Todos siguen eludiendo la pregunta.

Pero, armémosnos de paciencia y sigamos en el debate.

Por supuesto que los barcos más grandes transportan más carga, pero la movilidad en el mar incluye naves pequeñas cuando se necesitan.
Me parece entender en el último post del señor Godoy que las naves pequeñas estarían condenadas a desaparecer.

A ver.
No soy un marino experto pero sí he navegado lo suficiente como para saber que hay muchas actividades que no pueden realizarse con gigantes de 300 ó 400 metros de eslora, y voy a darle algunos ejemplos:
– Guardacostas.
– Barcos pesqueros.
– Naves de investigación científica (como el Calypso del capitán Cousteau).
– Yates de recreo.
– Embarcaciones deportivas.
– Naves para abastecimiento y avituallamiento de bases y estaciones científicas y militares en la Antártida, en Rapa Nui o en cualquier parte en donde se necesiten.
– Hospital flotante.
– Turismo local (en la Patagonia el 90 % de estas embarcaciones son PEQUEÑAS Y MEDIANAS).
– Barcazas.
– Transbordadores.
– Torpederas, submarinos y todo un surtido de naves de pequeño y mediano tamaño de la Armada.
– Lanchas especiales para los prácticos.
– Naves graneleras (que tal vez no se permitan aquí por contaminantes).
– Naves carboneras (ya las hemos tenido).
– Lanchas para buzos.
– Talleres flotantes para mantenimiento de naves y reparación de algunas averías en alta mar.

Creo que el panorama está suficientemente claro.
Todas esas embarcaciones necesitan servicios portuarios, pero según el señor Godoy tendrían que irse todas a otra parte, lo que obligaría a un gasto adicional en: nuevos muelles, nuevas bodegas, nuevas grúas, nuevos trenes y vías terrestres, nuevas oficinas científicas, comerciales y culturales, frigoríficos para almacenar y/o transportar pescado, restaurantes e instalaciones para atender turismo local. Los prácticos tendrían que ir y venir entre Valparaíso y el nuevo sitio que se les asigne, cada vez que un barco grande necesite de sus servicios. Creo que sería pagar un precio demasiado alto por instalar una nueva venta de calcetines en Barón.

El lector comprenderá que no podemos “seguir viendo sólo naves más grandes”.

Otra cosita. La Armada maneja asuntos logísticos en relación con CUALQUIER actividad portuaria; quien crea que nuestra Armada sólo se prepara para la guerra se equivoca lastimosamente. ¿Cuántos tsunamis necesitamos en Chile para que entiendan que la opinión de la Armada es inmensamente valiosa?

Sigue en pie mi pregunta.
¿Apoyamos la concesión sí o no?
¿Apoyamos negocio inmobiliario (para beneficiar a unos pocos) sí o no?
Pregunto como navegante de los tres polos: Antofagasta, Valparaíso y el Estrecho de Magallanes (y con mal tiempo también).

Saludos.

Señor Cristhian.

¿Qué es un centro urbano? Puede ser cualquier cosa que se ubique dentro del casco urbano de una ciudad: una villa olímpica, un centro cultural, un mall, un auditorio (como el Osmán Pérez Freire)

Además, un centro urbano puede contener oficinas, locales comerciales, estacionamientos, y cualquiera de los nombrados puede hacer parte del negocio inmobiliario.

Otra cosa que no me cuadra es la opinión generalizada de que Plaza es experto en centros urbanos, en terminales marítimas de pasajeros, en centros de convenciones, en acuarios, museos, espacios públicos, es decir, de todo. Pero la Armada NO SABE DE ASUNTOS PORTUARIOS. Es el colmo de la ignorancia.

Lo peor es que haya gente que se lo cree.

En cuanto a que las naves sólo sirven a quienes trabajan allí, me perdona, pero parece la opinión de quien nunca ha navegado.
Yo he navegado, y espero seguir haciéndolo.

Nuestra pesca llega por naves, nuestra fruta se exporta por naves, nuestras exploraciones científicas en el Pacífico se hacen con naves.
No se puede despreciar la actividad portuaria sólo por no conocerla.

Finalmente, la figura utilizada aquí es la CONCESIÓN, que implica devolución de los terrenos a su dueño original una vez cumplido el plazo, de manera que no hay ninguna posibilidad de que Plaza se quede allí per secula seculorum administrando un centro urbano en un espacio destinado a desarrollo portuario.

Se le saluda cordialmente.

Bien.

Vamos a plantear el problema de otra forma.

El sólo hecho de que se esté negociando una concesión implica necesariamente que:
a) Terminado el plazo, los terrenos vuelven a propiedad del Estado.
b) Vuelve a estar vigente el uso portuario original de esos terrenos.

Vale decir, si el negocio ya no es concesión sino lisa y llanamente venta de terrenos, ¿por qué no lo dicen de frente? ¿A qué obedece este camuflaje de concesión si lo que hay es un negocio inmobiliario común y silvestre?

Otro aspecto de la cuestión es que el Gobierno Central NO SE HA PRONUNCIADO sobre este tema que lleva casi una década en debate.

Esto me lleva a una declaración personal:
Si en el corto plazo no tenemos ninguna noticia por parte del Gobierno Central, en el sentido de dejar el 3% (ó el 2 ó el 4) de las utilidades portuarias para la Municipalidad de Valparaíso, o sea, si la Muni va a seguir rifando espacios públicos para pagar la luz, no tiene sentido seguir defendiendo un desarrollo portuario que no le va a servir para nada a la ciudad.
Que se lleven todas las embarcaciones, grandes, pequeñas y medianas, a Rapa Nui.
Las grúas y los containers también se los pueden llevar con viento fresco.

Después de esto, ya no importaría si en el borde costero van a vender capuchinos, calcetines o tractores.

Esto como para evidenciar que no tengo ningún interés portuario, ni con Asoex ni con Von Appen ni con los pescadores. Defiendo el puerto con la esperanza de que el puerto SIRVA PARA ALGO.

Espero haber sido claro en mi posición.

He manifestado varias veces mi disposición a apoyar el mall si quitan la cláusula de opción de compra de terrenos, pero nadie dice nada al respecto.
Parecería que el tema de la cláusula es tabú.
Este post es un ultimátum.

Perla N°4. Metro cuadrado de borde costero rifado a un precio diez veces inferior al valor real.
Se le apareció el Viejo Pascuero al Mamut.
Con razón se aferran tanto a la cláusula de opción de compra de terrenos, y con razón ninguno de los defensores toca el tema.

Estimado Cristhian.
Me dice usted que deben haber agentes estatales y privados, y en eso estamos plenamente de acuerdo, porque yo estoy proponiendo un EQUILIBRIO.
Desde luego que no propongo un Estado que fabrique chicles, helados o calcetines; el totalitarismo no conviene.
Tampoco quiero un Estado que sólo cobre impuestos y multas, teniendo el País – como tiene – tantas riquezas naturales de las cuales pueden usufructuar tanto las entidades públicas como las privadas.
Los FF CC DEL EE y la ETC DEL E funcionaron perfectamente bien durante más o menos un siglo, y nunca se habló de ningún despilfarro.
Con el cobre y otras ramas se ha trabajado en concesión, también divinamente. Ese es el equilibrio a que me refiero.
De otra parte, el mismísimo Peter Drucker afirma que las empresas privadas pueden, en cualquier momento, disolverse, fusionarse o quebrar, cosas que son parte de la libertad de empresa, y en verdad a mí no me afectaría mucho que una fábrica de chocolates se disolviera, pero cuando se trata de servicios como la energía o el agua, la cosa se pone color de hormiga.

Para terminar, no tengo el contrato en mi poder, pero los voceros de Mall Plaza han reconocido públicamente la existencia de la cláusula de “opción de compra de terrenos”.

Hay alternativas para este impasse.
Por ejemplo, hay mucha gente que está DE ACUERDO con esa cláusula. No problem. No los perseguirá la Fiscalía por eso.
Yo, mi estimado, estoy en desacuerdo, y a mí tampoco me perseguirán judicialmente por eso.

No soy tan iluso como para pensar que con mis comentarios voy a detener el mall; lo más probable es que ni me inflen. Sin embargo, hay derecho a la discrepancia, a la protesta, a la denuncia, a la crítica, y – simplemente – hago uso de mi derecho, cosa que a muchos no les gusta, pero tendrán que aguantarse su disgusto, porque hasta ahora no he visto argumentos que impugnen NINGUNA de las perlas que estoy publicando en la Columna “Sacar a Cien”.

¿Que por qué me salí de esta columna para seguir con las perlas? Tengo mis razones, pero por supuesto continuaré dialogando con usted aquí, ya que lo considero un interlocutor válido y muy decente.
Reciba un cordialísimo saludo.