A falta de terrenos, es la hora de las plazas “de bolsillo”
Por Manuel Valencia, El Mercurio.
En 1.000 m {+2} logran darle un respiro a la ciudad y utilizar retazos inútiles de suelo urbano
Tal como si fuera un gran trozo de género, el suelo urbano también se divide en imprecisos cortes, a la hora de transformarlo. Tanto en urbanismo como en sastrería, se hace referencia a ellos como “paños”.
Aunque en la ciudad, en lugar de costuras, están demarcados entre sí por los difusos bordes del espacio público y privado. Las similitudes no terminan ahí: así como en el proceso de crear una prenda de vestir, que culmina con una pieza y varios restos de género, las construcciones también dejan retazos de terrenos que literalmente sobran y no tienen otro destino que convertirse en pequeños sitios eriazos o en improvisados estacionamientos o basureros.
Pero en países como Inglaterra y Dinamarca encontraron la solución a estos sitios ociosos con los denominados pocket parks o parques de bolsillo. En un promedio de 1.000 m {+2} alojan un área verde recreativa, que logra dar un respiro a la ciudad y mejorar la calidad de vida de su entorno. “En Chile hay miles de espacios que podrían ser utilizados y sería de un gran aporte que no solo los municipios puedan desarrollar iniciativas, sino que también la ciudadanía”, dice Martín Andrade, coordinador de parques urbanos del Minvu.
Ante la sabida escasez de suelos urbanos, los parques “de bolsillo” parecen ser una buena alternativa para reproducir áreas verdes, en un formato bonsái, pero igualmente disfrutable.