Precipitaciones disminuyen en más de un tercio en los últimos 113 años en Santiago
Análisis de la Dirección Meteorológica de Chile revela baja de un 41% en lluvias desde 1900.
Por Oriana Fernández, La Tercera
En los albores del siglo XX, en Santiago, el promedio de precipitaciones a mediados de año oscilaba en los 200 milímetros. La situación de la capital en épocas pasadas era similar a la que hoy se aprecia sólo en las regiones del extremo sur del país.
Pero el clima ha cambiado en el valle central, realidad que se refleja en el último análisis efectuado por la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), que midió la cantidad de precipitaciones registradas durante los primeros seis meses de cada año (1 de enero al 30 de junio), entre 1900 y 2013.
Juan Quintana, climatólogo de la DMC y autor de la investigación, explica que la precipitación en ese período “es cada vez menor si comparamos con el largo plazo”. De hecho, en la lluvia caída en los últimos 113 años en la estación oficial de Quinta Normal, se ha registrado una disminución superior al 40% en ese período, comparada la primera década con la última. (ver infografía).
¿Las causas de este descenso? Quintana asegura que el denominado cambio climático (aumento de los gases con efecto invernadero, asociado a un calentamiento del planeta y a menos precipitaciones) podría ser una respuesta. “Los modelos que proyectan la situación del país indican que, en el futuro, lo que hemos visto desde 1900 hasta ahora podría continuar. Son datos que están en el mismo sentido. Vamos a tener cada vez menos precipitaciones”, dijo.
El experto afirma que en 1968 comenzó una tendencia a la baja en las lluvias en la zona central, cuando se llegó a 21 milímetros, en promedio, durante los seis primeros meses. Y casi 10 años después de esa sequía, en 1979, se alcanzó sólo 19,3 milímetros de agua caída, el registro más bajo de la historia para esta zona en ese período. Tras esto, nuevamente, 10 años después se dio otra fase seca, cuando entre enero y junio se dio una media de 23 milímetros. Los años de escasez hídrica también se aprecian a partir del 2001, cuando se presentó el fenómeno de “La Niña” (ligado a un descenso de precipitaciones).
Impactos
Andrés Rivera, glaciólogo del Centro de Estudios Científicos de Valdivia (Cecs), explica que los glaciares son formaciones que resienten los efectos de los cambios en el clima. Plantea que, “sin duda, una tendencia negativa de las precipitaciones ha tenido un impacto en los glaciares, pues presentan balances de masa negativos”, es decir, han retrocedido sus frentes, debido a una menor cantidad de precipitación nival.
El especialista agrega que, además de las lluvias, el aumento de las temperaturas en la zona central es clave para entender los cambios. Añade que uno de los ejemplos más emblemáticos corresponde al glaciar Echaurren, área que abastece al río Maipo y uno de los que posee una mayor cantidad de mediciones de la Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas. Entre 1955 y 2009, disminuyó en 20 hectáreas.
Fernando Santibáñez, académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Chile, sostiene que además de los duros impactos en el agro por falta de lluvias, el bosque nativo (esclerófilo) que antes estaba presente en la regiones centrales ha ido desapareciendo de sectores de Santiago. “Quillayes, peumos y maitenes son cada vez más escasos”, dice. Francisco Squeo, académico de la U. de La Serena e investigador del Centro de Estudios Avanzados de Zonas Aridas, asevera que con este escenario, “la flora ve disminuida su capacidad de regeneración debido a la falta de agua”.
Afirma que la biodiversidad local también se ve perjudicada: “Ejemplares como el crustáceo denominado Aegla, que antes se encontraba en el río Mapocho, se extinguieron”.