Demoliciones por las nuevas líneas de Metro transforman barrios y tradicionales negocios
Vecinos celebran llegada del tren, pero comerciantes reclaman por desaparición de locales emblemáticos.
Por N. Cabello, F. Fuentes y S. Sottorff, El Mercurio
Han pasado casi diez meses desde que Metro inició las obras de las líneas 3 y 6, y los cambios generados tras la demolición de algunos inmuebles expropiados no solo son urbanos: muchos comerciantes de los barrios involucrados se quejan de que el traslado de sus locales les ha jugado en contra y con ello se aproxima el fin de tradicionales formas de vender y comprar en ellos.
Lo dice Juan Arce, ex vendedor de Conchalí, que tuvo que abandonar su negocio para dar pie a las obras de la estación Cardenal Caro: “Muchos vecinos están felices con la llegada del Metro, pero eso significa también que varios negocios, que por muchos años han estado acá, desaparezcan. Es el precio del desarrollo, dicen”. Hasta ahora no ha encontrado un nuevo lugar.
Similar suerte corrió el tradicional Depósito de Lanas de Ñuñoa. El negocio, que por más de medio siglo estuvo en Irarrázaval con Pedro de Valdivia, se trasladó al caracol de la esquina opuesta. Tras ello, el edificio de seis pisos, más la tienda de lanas, una antigua escuela de conductores y un café desaparecieron por la acción de las grúas.
Un cambio que para Danitza Lizama, vendedora del lugar, no ha tenido buenos resultados. “En comparación con nuestra antigua ubicación, ha sido una diferencia tremenda. Estábamos en el corazón de Ñuñoa y ahora vienen muy pocas personas”, explica desde el local 9 A, dando cuenta del lugar un tanto oculto en el que ahora se encuentra.
Y es que Ñuñoa es precisamente una de las comunas que más se intervendrán por la ampliación de Metro. En 27 de los 38 piques en los que se está construyendo la Línea 3 se realizarán demoliciones, repartidas -además de esta comuna- en Conchalí, Independencia, La Reina y Santiago. Respecto de la Línea 6, de los 25 piques, 10 implican derribar inmuebles en Cerrillos, Pedro Aguirre Cerda, Santiago, Providencia y Ñuñoa. La Dirección de Obras de ese municipio informó que ya se han cursado ocho permisos de demolición en Irarrázaval, Vicuña Mackenna, Salvador y Pedro de Valdivia.
Nancy Salinas trabaja como dependiente del único quiosco que subsiste en Bandera con Catedral. Dice que más allá del dinero que pierde con las obras de Metro, “luego de la demolición del doctor Simi -como llama al edificio de tres pisos y 20 metros de fachada derrumbado hace unas semanas en Bandera 530-, mi vida se estropeó aún más”.