Muerte de excursionista pone en el tapete los riesgos que implica subir el cerro Manquehue

Según expertos en escalada, ascender temprano, conocer la geografía del lugar que se explora y contar con un equipo adecuado son requisitos indispensables.

Florencia Polanco y Lucía Adriasola

Fuertes vientos en la cima del cerro Manquehue, la noche del martes, obligaron al helicóptero de Carabineros a suspender las labores de búsqueda de Benjamín Vargas Pérez (17), el deportista que se extravió mientras hacía trekking en ese lugar. Ayer, no obstante, a las 8:00 horas, la nave reinició su trabajo y en 50 minutos, efectivos avistaron el cuerpo del joven, quien yacía sin vida en una quebrada de 30 metros.

Según el Cuerpo de Socorro Andino, que trabajó junto a Carabineros del GOPE, el joven fallecido -acompañado de su amigo Gabriel Hureau (19)- comenzó su excursión el martes cerca de las 16:00 horas y llegó hasta la cumbre por uno de los cuatro senderos habilitados que tiene el cerro.

Más tarde, debido a la falta de luz, ambos se extraviaron en el camino y se toparon con un farellón que les impidió seguir con el descenso. Fue entonces que ambos, para sortear el obstáculo, decidieron caminar por el muro, sin percatarse de que a un costado había un acantilado, por el que el joven de 17 años cayó.

Para marcar el lugar, Hureau dejó su mochila. Esta pista permitió que Carabineros, a bordo del helicóptero, encontrara el cuerpo del joven, quien vivía en Algarrobo junto a su madre.

El fatal accidente, sostienen expertos en escalada, revela lo indispensable que es conocer rigurosamente la geografía del lugar que se explora, pues la “montaña no permite errores”, según ellos.

Todos los fines de semana, al menos 100 personas, entre ellas jóvenes, adultos y niños, suben el cerro Manquehue, el más alto de Santiago, con 1.638 metros de altura. Caminatas por los senderos, escalada y excursiones de trekking son algunas de las actividades que empresas relacionadas con el turismo, colegios, familias y grupos de amigos practican durante todo el año.

Pese a que es considerado un cerro “fácil” de escalar, quienes suelen ejercer este deporte dicen que hay ciertas premisas que se deben tener en cuenta.

“Primero que todo, es fundamental conocer el lugar y documentarse. Así me doy cuenta de las normas de seguridad que debo seguir”, comenta Claudio Lucero, quien estuvo en la primera expedición que llegó a la cumbre del Everest y conoce los cerros de Santiago y del resto del país como la palma de su mano.

En este mismo punto coincide el experimentado andinista Mauricio Purto. “Educarse antes es indispensable, además de usar el sentido común. Si no sé escalar, no me voy a meter donde haya rocas. Todo depende de la capacidad que tenga cada uno, porque el cerro Manquehue es de los más fáciles”, sostiene.

Lucero va más allá. Para él, quienes practican escalada deberían, como mínimo, aprobar un curso básico: “La montaña no tiene más peligros que los que hay en la casa, pero hay que saber dónde están y cómo evitarlos. Eso se aprende con un curso, que es dictado por montones de instituciones”, añade.

Otro de los factores que destacan los expertos es que quienes suben deben contar con una buena alimentación, ir bien hidratados, planificar con qué irán según el clima, pero, sobre todo, salir temprano.

“Las personas que no saben escalar de noche deben partir a una hora que no las pille arriba a oscuras. Subir el cerro Manquehue, por ejemplo, toma al menos tres horas entre subir y bajar”, dice Purto.

La empresa Climbing Tour es una de las que organizan, desde 2008, competencias y excursiones en el cerro, pero siempre tomando en cuenta las dificultades que implica practicar cualquier tipo de deporte. “Subimos siempre equipados, con personal paramédico y trazamos una ruta con GPS para evitar que las personas se pierdan. Este cerro, por el uso, está muy erosionado y tiene bajadas muy empinadas, por lo que es recomendable subir siempre, mínimo, acompañado de dos personas, en caso de cualquier emergencia”, destaca Pablo Demaria, escalador y jefe de la empresa.

ALTURA
1.638 metros tiene el cerro Manquehue, el más alto del valle de Santiago.
Excesos de una cobertura en vivo

Bastaron 140 caracteres para desatar los 45 minutos más oprobiosos que la TV matinal ha mostrado últimamente -y teniendo bastante desde dónde elegir-. La alerta enviada por Carabineros de Chile sobre el avistamiento del joven perdido en el Cerro Manquehue fue la vía de información citada por los canales de TV que se desplazaron hasta el lugar y por el entorno familiar del propio Benjamín.

Twitter, la red social, fue el mecanismo escogido por la institución para relacionarse no solo con la sociedad, sino también con los medios de comunicación y con el círculo íntimo de una víctima que -por lo visto en los largos despachos en directo de TVN y Canal 13- no se acompañó ni resguardó de los ávidos reporteros de matinal.

A través de sus cuentas personales de la misma red, rostros llamaban a sintonizar la cobertura en vivo de su canal. Mientras en los estudios los animadores elevaban plegarias y aventuraban teorías sobre los riesgos del trekking , los reporteros en terreno interrumpían la angustiosa espera del padre y asaltaban a la autoridad policial antes de que se acercara a la familia para informar lo que, minutos después, uno de los enviados especiales reconoció ya saber.

Con la cámara en un cerrado plano ante el dolor del padre, con la música de un piano de fondo y hasta con improvisados -ojalá avergonzados- segundos de silencio, la televisión dio una penosa muestra de su falta de estándares editoriales para enfrentar una situación así. Si es cierto que conocían el desenlace, por qué transmitir; si dicen respetar el dolor, por qué hace zoom in ; si juran no exacerbar la tragedia, para qué musicalizar.

Sí, es televisión. Y, es cierto, vivimos tiempos de telerrealidad. Pero si algo se puede rescatar de esta vergonzosa escena es que el descriterio todavía tiene sanción social: el mismo twitter se llenó de reclamos de televidentes que hicieron al medio reaccionar. “Mantengan la distancia”, dijo Julián Elfenbein, “Por favor saquen la cámara”, rogó Tonka Tomicic. Soñar con que una autoridad decidiera cortar la transmisión, a la espera del bloque informativo, habría sido demasiado pedir a nuestra alicaída TV matinal.

El trágico fin del joven que quería volver a ser bombero

Subir hasta la cima del cerro Manquehue era el panorama que Benjamín Vargas Pérez (17) había organizado para ver a sus 12 ex compañeros de la brigada juvenil “Manquehue”, de la 18ª Compañía de Bomberos de Vitacura. Hace cinco años que Benjamín no era parte de ese grupo. En 2010 debió abandonar Santiago para radicarse en Algarrobo junto a su madre. Sin embargo, eso no fue una excusa para desaparecer. Cada fin de semana largo o vacaciones, él volvía para visitarlos y compartir junto a ellos una salida en bicicleta o una subida al Manquehue.

El 24 de octubre de 2008, cuando cursaba séptimo básico en el Colegio Antártica Chilena, en Vitacura, Benjamín fue aceptado para ser brigadier de esa compañía. Durante dos años trabajó con los voluntarios. En el cuartel, el teniente segundo Daniel Zelada lo recuerda como un alumno muy positivo. “Él era muy tirador para arriba, era una persona muy viva y con mucho vigor”, recuerda. El lunes pasado, primer día de sus vacaciones de invierno, Benjamín llegó a Santiago. Un día después subió al cerro con su amigo Gabriel Hurreau (19). Esta era la cuarta vez que visitaba el Manquehue. Aún impactado por su muerte, Benjamín Lorca (17), amigo desde primero básico, lo recuerda como un fanático de la U. de Chile. Actualmente, estudiaba en el Liceo Carlos Alessandri de Algarrobo, donde se especializaba en administración de empresas. “Benjamín quería cumplir 18 para postular a la compañía y ser un voluntario más”, reconoce Zelada.