Pocuro Norte, el otro barrio que quiere frenar a las inmobiliarias
Hace ocho meses que 400 vecinos cercanos a la Plaza Las Lilas vienen reuniéndose, para pedir rebajar las alturas de construcción.
Por Diego Villegas, La Tercera
En 2006, el cine Las Lilas, ubicado entonces al poniente de la plaza que lleva el mismo nombre, fue demolido para dar paso a una torre de 10 pisos. El año que precedió a esto, un grupo de vecinos del barrio con el mismo nombre organizó varias protestas para defender la permanencia de la sala de proyecciones.
Fue uno de los primeros del sector oriente de la capital -junto con los de Pedro de Valdivia Norte y su causa por impedir la instalación del túnel por Av. El Cerro- en cuadrarse para defender lo que ellos consideraban atacaría la escala de su barrio y rompería su armonía.
Irrumpieron antes que los habitantes de Martín de Zamora cuando levantaron la voz en contra de la construcción del mall de Cencosud en esa calle, cerca de Sebastián Elcano. Y lo hicieron mucho antes que los del barrio Las Flores, también en Providencia.
Ocho años después, una parte de este mismo clan, esta vez reunidos en torno a una nueva junta de vecinos, conocida como Pocuro al Norte, está de vuelta para pelear en contra de la construcción en altura en el cuadrante ubicado al oriente de la plaza, es decir, el que está entre las calles Eliodoro Yáñez, Tobalaba, Pocuro y República de Cuba.
Hace ocho meses que se empezaron a reunir y los que estuvieron en contra de que echaran abajo el cine, están hoy nuevamente juntos en esta nueva cruzada barrial. Se trata de un antiguo vecino del sector, Peter Hoch- häusler, y de Pilar Susaeta, quien hoy está a la cabeza de Pocuro al Norte.
“Cuando peleamos en 2005, la municipalidad nos mandó a Carabineros. Se nos dijo que el cine se convertiría en un café literario y eso nunca sucedió”, dice Hoch- häusler. El agrega que desde esa vez los edificios “invadieron” el lugar.
Bajar alturas
Lo que estos vecinos quieren es rebajar las alturas permitidas por el Plan Regulador Comunal en esta zona, que en el caso de alrededor de la plaza admite ocho pisos y en el sector de Pocuro al Norte, cinco. Ellos quieren reducir los pisos a tres en ambos sectores.
Durante estos meses juntaron firmas y están listos para presentárselas, el 30 de julio, al concejo municipal con la petición. Eso, además de plantear la necesidad de declarar algunos inmuebles del interior del cuadrante como de Conservación Histórica.
“Cuando han hecho edificios han destruido jardines que eran el drenaje de aguas lluvias y han puesto edificios que dan sombra. Se densificó a niveles insostenibles y las calles ahora están llenas de gente”, explica Pilar Susaeta, quien agrega que una vez cada 15 días reciben ofertas de las inmobiliarias. “Las inmobiliarias nos ofrecen 27 UF por m2, que para una casa como la de nosotros equivale a casi $ 180 millones, pero por ese precio no encontramos un departamento con la misma calidad de vida”, dice.
Al grupo se unió esta vez Magdalena Cruz-Coke. “Queremos proteger inmuebles de gran valor arquitectónico, como el de estilo francés del 50 de calle Carlos Silva Vildósola, entre Eliodoro Yáñez y Marcel Duhaut. Esta no es una lucha contra las inmobiliarias, sino contra la visión de ciudad y de barrio que queremos, que debe tener una visión de conjunto”, señala Cruz-Coke.
Para el presidente del Instituto Inmobiliario, Roger de Barbieri, estas “reducciones que se están dando en Providencia lo único que generan es que arranquen de la comuna, porque al construir edificios de menos pisos, los suelos son más caros y la construcción es menos rentable. De 10 pisos hacia abajo, una construcción no conviene hacerse. Es poco atractiva”, asegura.
La postura de la actual administración de la Municipalidad de Providencia, al igual como ha ocurrido con sectores como el de Las Flores y el “Vaticano Chico”, es de conservar la escala humana de estos sectores.
El secretario comunal de Planificación, Nicolás Valenzuela, cuenta que ellos ya recibieron la solicitud, la que hoy está en estudio. “Estos procesos demoran entre seis a ocho meses. La postura clara de este gobierno comunal es que las personas que habitan los barrios de Providencia son las soberanas y tienen el derecho de plantear sus necesidades. La decisión final depende de sus representantes electos, es decir, de los concejales, que resolverán el destino de las propuestas”, remata.