Puente de los candados: la tradición de las parejas que llegó a Santiago
En el cruce peatonal de Condell, cientos de enamorados se juran amor eterno con un cerrojo y tiran la llave al río.
Por Florencia Polanco, El Mercurio
“Dicen que si una pareja cierra un candado, lo deja atado a un puente y luego tira la llave al agua, no habrá manera de que se vuelvan a separar”.
Apenas se publicó la novela italiana “Tengo ganas de ti” (Federico Moccia, 2006), esta “leyenda literaria” arrasó en Europa y Latinoamérica. Hoy miles de santiaguinos replican la escena -encarnada en el libro por los personajes Hugo y Gin- en el puente Racamalac de Providencia, a la altura de calle Condell.
En la realidad, Hugo y Gin son Juan Barrientos (24) y Berta Contreras (20), estudiantes capitalinos que quisieron jurarse amor eterno con su propio candado grabado.
Son las ocho de la noche y el río fluye suavemente bajo el cruce peatonal. Desde ahí, los edificios del centro se reflejan en el agua y el tráfico no se escucha.
“Estábamos cruzando al cerro San Cristóbal y nos pareció una buena idea. Así que fuimos altiro a comprar uno al persa y lo vinimos a cerrar. Tiramos la llave lejísimo”, cuenta Barrientos, mientras abraza a su polola, con quien lleva cinco meses.
Desde el día en que lo pusieron, añade, siempre pasean y se juntan en ese mismo lugar.
Los barrotes del puente están cubiertos por más de mil candados del amor, en su mayoría con los nombres de las parejas grabados o escritos con corrector. La estructura se suma así a una moda que se originó en Italia (ver relacionado) y que se masificó en otros países como Francia, España y Argentina.
“Quisimos hacerlo ‘producido’ y le tallamos nuestros nombres y la fecha en que empezamos a pololear”, dice Contreras sonriente.
Otra pareja de enamorados que quiso dejar su huella son “Cristina” (Paz Bascuñán) y “Álvaro” (Pablo Macaya), los protagonistas de la teleserie nocturna de Canal 13, “Soltera otra vez”. En el capítulo del miércoles pasado, ambos fueron al puente para cerrar su propio candado como símbolo de unión eterna, en reemplazo de la propuesta de matrimonio que tanto añoraba Cristina.
En producciones extranjeras, como “El día de San Valentín” del director estadounidense Garry Marshall, o en la versión cinematográfica del libro “Tengo ganas de ti”, también aparece esta romántica escena.
“El problema es cuando vienes con más de una”, bromea Fabián Liquitay (22), mientras pasea de la mano junto a su polola Patricia Oyarce (25). Hace un par de meses, después de superar una crisis en la que estuvieron involucrados, también decidieron cerrar su propio candado y marcarlo con lápiz permanente para que nunca se borraran sus nombres.
“Lo hicimos porque lo encontramos lindo, como algo infantil. Para nosotros es como una moraleja: que no importa el pasado, sino que solo el presente”, comenta Liquitay. Desde ese día, ocurre algo que no pueden explicar: “Siempre que salimos a caminar, sin pensar hacia dónde, terminamos aquí”, cuenta Oyarce. Los barrotes de este romántico puente capitalino también están cubiertos de mensajes y letras de canciones de amor, que les dan un aire novelesco.
Grabados Los candados son de todos los tamaños, pero los más llamativos son los que tienen los nombres tallados.