Una familia produce una tonelada de basura al año, llevarla a un relleno sanitario cuesta $30 mil
Por Bernardita Aguirre Pascal, El Mercurio.
Se consideró a tres personas y al promedio del costo de recolección y disposición:
$208 mil millones les costó a las municipalidades el año pasado recolectar y poner en rellenos sanitarios los cerca de 6,5 millones de toneladas de basura que produjeron los hogares de todo el país.
Esta semana los dos días de paro de recolectores de basura en 50 comunas del país dejaron, además del mal olor en las calles, la incógnita de cómo opera este sistema, quién financia la recolección y por qué los trabajadores del sector tienen sueldos tan bajos si ejercen una función indispensable para la sociedad.
Las municipalidades tienen la responsabilidad legal de recolectar los residuos y para financiarlo deben prorratear el costo que esto significa entre los hogares a los que prestan el servicio. Por eso los cobros son distintos entre municipios.
En Pedro Aguirre Cerda, la municipalidad cobra $43.964 al año, en Pudahuel $34.522 y en Vitacura $95.060 anuales; mientras en regiones el municipio de La Serena cobra $22.680 para este 2013.
El problema es que a pesar de que el costo se prorratea entre todos los vecinos, no todos pagan. Por ejemplo, San Antonio cobra $47.959 al año y aclara en su página web que con los que pagan recaudan solo el 12% de lo que gastan, $1.315 millones anuales.
¿Por qué pasa esto?
En primer lugar, porque la ley de rentas municipales deja exentos del pago de derechos de aseo a quienes tienen viviendas avaluadas en menos de 25 UTM, poco más de $1 millón. Pero son muchas más las que realmente no pagan porque los derechos de aseo se cobran junto a las contribuciones de bienes raíces y las viviendas de hasta $18 millones están exentas de este pago. Según información del SII, más del 65% de las propiedades urbanas no paga contribuciones.
A los propietarios de estas viviendas los municipios les deberían cobrar casa a casa, pero muchos no lo hacen porque dicen que se gasta más en cobranza que lo que recaudan. Un estudio que hizo el año pasado la Universidad Iberoamericana mostró que medio millón de chilenos adeuda la recolección de basura, lo que suma $150 mil millones.
“Hasta hace dos años yo pagaba por la recolección de basura como $15 mil, pero ya no lo pago. Sé que tengo deudas porque cuando fui a sacar la ficha social a la municipalidad me dijeron, pero no he pagado. No sé cuánto suma porque no he ido más y a mi casa nadie ha venido a cobrarme”, asevera Elba, vecina de La Granja.
El caso se repite en todo el país. En La Serena, por ejemplo, los vecinos adeudaban $350 millones durante 2012.
Esto, unido a que no todas las municipalidades incluyen todos los costos en el cálculo de la tarifa, ha ocasionado que en promedio solo se recaude directamentre el 30% de los costos de recolección y disposición final de residuos sólidos domiciliarios. El 70% restante es financiado por municipios, señaló un estudio del Instituto Libertad y Desarrollo.
Cuánto cuesta la recolección
Cada chileno produce en promedio un kilo de basura al día, una familia de tres personas suma una tonelada de residuos al año.
En total, 6,5 millones de toneladas de residuos municipales en un año, según cifras del “Primer Reporte de Manejo de Residuos Sólidos de la Conama”.
El costo de recolectar y disponer cada tonelada promedia los $30 mil. Unos $18 mil la recolección, según el cálculo de Víctor Amado, gerente general de la empresa Dimensión, que recolecta la basura en 12 comunas de la zona sur de la capital. A esto se suman $12 mil más por la disposición final, de acuerdo a las cifras que maneja el director de www.chileresiduos.cl y académico de la Universidad Andrés Bello, Cristián Araneda.
“Ese es un promedio, porque varía mucho según la tecnología de los camiones recolectores, los sueldos, pero sobre todo depende de la distancia que hay que recorrer para depositarla y el valor del petróleo”, explica Víctor Amado.
Según la Asociación Chilena de Municipalidades, el año pasado los municipios gastaron $208 mil millones en recolección y disposición de basura en todo el país. La cifra equivale a la construcción de cuatro hospitales de alta complejidad como el que se inauguró en 2012 en Punta Arenas.
El desembolso en la basura es uno de los más altos en que incurre una municipalidad junto con el alumbrado público, y significa casi un tercio del presupuesto de los municipios. “El impacto es más grave en las comunas con menores recursos, pues en ellas hay más inmuebles exentos del pago de contribuciones”, explica el secretario general de la Asociación Chilena de Municipalidades, Iván Borcoski.
Pone como ejemplo Puente Alto, que gasta aproximadamente $2.700 millones anuales en ese ítem y solamente recauda $220 millones por cobro de derechos de aseo, es decir, recauda un 8% de lo que gasta. “La diferencia la debe cubrir con fondos propios. Y esa es la situación de más del 80% de los municipios del país”, destaca Borcoski.
Servicio es licitado
Desde los años 80 este servicio se externaliza y hoy el 90% de las municipalidades tiene contratada a una empresa que lo hace, solo el 10% de los municipios lo presta directamente.
Para concesionar, las municipalidades llaman a una licitación en las que establecen las condiciones del servicio. En el mercado hay unas 30 empresas grandes y pequeñas que entran a competir en igualdad de condiciones porque la experiencia no puede marcar diferencia para que no sea una barrera de entrada, según estableció la Fiscalía Nacional Económica; entonces, las empresas aprietan sus costos.
“Al ser un servicio que representa el 30% del presupuesto municipal, la tendencia es a adjudicar a las empresas cuyas ofertas, cumpliendo con lo técnico, son más económicas”, explica Borcoski.
Como entre un 30% y un 40% de los costos de las empresas de aseo están en la mano de obra, para competir deben bajar todos sus costos al mínimo y los sueldos se ven afectados, sobre todo si en las bases de licitación no se pone un piso mínimo (ver recuadro).
En la Asociación Chilena de Municipalidades reconocen que lo máximo que pueden hacer es pedir sueldos superiores al mínimo legal y no cancelar las facturas a las empresas que no tienen pagadas las imposiciones de sus trabajadores porque tampoco pueden pagar más por este servicio.
En terreno pudimos comprobar que los sueldos no son inferiores al mínimo, pero son bajos. Un chofer gana $300 mil mensuales líquidos, el recolector gana en promedio $200 mil líquidos y el barredor $160 mil líquidos (ver recuadro).
EL GASTO EN LA BASURA es uno de los más altos en que incurre una municipalidad junto con el alumbrado público, y significa casi un tercio del presupuesto de los municipios.
“Durante 43 años trabajé en recolección en diez comunas corriendo detrás de un recolector, pero mis piernas no daban más. Ganaba más porque uno macheteaba, pedía moneítas p’al desayuno o p’al almuerzo”.
ADOLFO RIVEROS
TRABAJADOR DEL PUNTO LIMPIO DE VITACURA.
“Vivo en Puente Alto y me levanto a las 5:30, y a las 7:30 llego a trabajar hasta la 1:00. Hacemos colación donde nos pilla la hora y seguimos hasta las 4:00. Hoy me quedan $200 mil p’al bolsillo y estamos pidiendo $300 mil”.
JUAN ALMARZA
BARRENDERO DE VITACURA.
“Uno hace malas fuerzas al levantar los basureros, ya me operé de la columna y tengo que hacerme una segunda operación, que me sale $6,5 millones. ¿De dónde voy a sacar si tengo puras deudas? A la Caja le debía $1,2 millones, renegocié y ahora debo $1,9 millones”.
CARLOS
RECOLECTOR DE BASURA DE PROVIDENCIA.
“Gano hasta $280 mil trabajando de lunes a domingo y no me alcanza. Arriendo una pieza en Huechuraba por $50 mil, que se llueve, más la comida que son $80 mil, $30 mil en micro, compro parafina, el agua y la luz”.
NORA YÁÑEZ
BARRENDERA DE QUILICURA.
“Trabajo de lunes a sábado hasta las dos de la tarde y gano el mínimo. Con descuentos saco como $150 mil. Si ahora descuentan por todo”.
MAGDALENA CIFUENTES
BARRENDERA DE INDEPENDENCIA.
“Estudié hasta segundo básico y siempre he trabajado en esto, mi sueldo fue de $60 mil porque tuve una licencia de cuatro días y por un préstamo”.
RICARDO BUSTOS
DESMALEZADOR DE HUECHURABA.
6,5 millones
de toneladas de basura producen los hogares chilenos al año.
$1 millón
es el avalúo de las casas que no pagan recolección.
500 mil
chilenos adeudan sus pagos por retiro de residuos.
Las empresas piden una mayor regulación
De las 30 empresas de recolección de basura que existen en el país, solo tres se sentaron a conversar con la autoridad para intentar solucionar el problema del paro: Servitrans, Dimensión y Starco-Demarco, están entre las más grandes, tienen la mayoría de los trabajadores y llegaron a acuerdos, pero aseguran que no son las que tienen los mayores problemas.
“En este rubro hay empresas grandes que somos las que fuimos a dar la cara, las que tuvimos que meternos la mano al bolsillo para destrabar este problema, injustamente porque además somos las que tenemos sindicatos, convenios colectivos firmados, etc., y empresas chicas, que no permiten que haya sindicatos, no cumplen con ninguna ley laboral, actúan en condiciones precarias y ganan licitaciones porque van al precio pagando prácticamente sueldos mínimos. Queremos que se regule el mercado porque competimos en igualdad de condiciones con gente que no cumple ninguna norma”, reclama el gerente general de Dimensión, Víctor Amado.
Coincide el gerente general de Starco-Demarco, Rodrigo Pardo, quien explica que sus trabajadores no están lejos de los sueldos que se pedían y que la empresa tiene beneficios. “Tener sueldos bajos se vuelve en contra del negocio que se soporta en la estabilidad del personal, porque las municipalidades te multan si no tienes tu dotación completa”, aclara.
Las empresas buscan una mayor regulación del sector porque están al arbitrio de los municipios, piden perfeccionar las bases de licitación, crear una superintendencia y dotar de recursos a los municipios de menores ingresos.
“Este es un servicio de primera necesidad; yo le dije a la autoridad que como existe la superintendencia de servicios sanitarios, de telecomunicaciones, de combustibles, etc., este servicio debiera tenerlo para que regule”, dice Amado.
Pardo agrega que las bases de licitación se pueden perfeccionar dándole más valor a la oferta técnica porque hoy se da solo a la económica, y que se exija condiciones laborales, como buenos sueldos, uniformes, instalaciones y condiciones de seguridad.
Proponen que los contratos no se reajusten solo por IPC porque esto obliga a las empresas a subir los precios por el riesgo. Dicen que no sería así si existiera un polinomio donde se incluyera el petróleo, dólar e inflación que ajustara los contratos.
“Pero los municipios no tienen plata para financiar todo esto, por eso lo otro que hay que solucionar es cómo se generan esos recursos y que ellos se entreguen de manera exclusiva para la recolección de basura porque hay muchas necesidades. Por eso necesariamente tiene que haber alguien que lo regule”, dice Víctor Amado.
Pardo dice que como existe en otros sectores como Obras Públicas, se podría hacer una calificación previa de los proveedores.
Para que todo no quede en nada, como pasó hace dos meses con las recomendaciones que dio el Ministerio del Trabajo y que no han sido reflejadas en las licitaciones, la mesa de trabajo dará en un plazo de 60 días un marco regulatorio que fijará las condiciones futuras. El plazo para aplicarlas es de un año porque implicará cambios legales, adelantan en las empresas.
Los recolectores trabajan doce horas diarias y hacen turnos los domingos
El trabajo en la basura es precario, no solo por los bajos sueldos, las carreras tras el camión, el peso de los tarros o las caminatas de kilómetros cepillando el suelo, también por el horario de trabajo, los turnos extra para ganar más y por las condiciones en que se desempeñan.
Según explican los mismos trabajadores, su labor no está sujeta a horario, sino que depende de un sector o barrio de la comuna donde deben recolectar la basura. Dicen que firman un libro al llegar pero no al salir, y que los jefes les ponen siete horas cuando en promedio trabajan 12.
“El recorrido es amplio y generalmente incluye dos o tres idas a la planta de transferencia a dejar los desechos para poder continuar llenando el camión, porque cada uno tiene capacidad para 10 toneladas, en las tres vueltas demoran 12 horas”, cuenta el presidente de la Federación de Trabajadores de Empresas de Aseo, Jardines y Rellenos Sanitarios (Fenasinaj), Armando Soto.
Luis Lucero trabaja para Servitrans recolectando basura en Pudahuel. Lleva 35 años en el rubro y gana $210 mil líquidos. “Me levanto a las 4:30 de la mañana, vivo en Conchalí, y me voy en el camión desde Quilicura a Pudahuel a trabajar. Entramos a las 7:00 de la mañana al turno y recogemos 36 toneladas de basura en cuatro viajes. Terminamos de noche, tarde, y si se nos echa a perder el camión, terminamos de madrugada. No se pagan horas extras, porque cumplir el sector es nuestro trabajo”, cuenta.
Para poder ganar más, hay quienes hacen turnos. Ulises Silva opera una barredora de Demarco en Ñuñoa de lunes a sábado, los domingos trabaja para la misma empresa como recolector en Maipú, y así gana $380 mil. “Me gustaría trabajar de lunes a viernes, como la mayoría de este país y ganar unos $700 mil”. El trabajo le ha pasado la cuenta a su salud el año pasado tuvo un infarto, él cree que por estrés.
Leonardo Díaz partió hace cuatro años como peoneta, recolectando basura en Vitacura, y ganaba $160 mil líquidos. Pagó un curso para ser chofer y cuando llegó al cargo su sueldo subió a $220 mil, pero el año pasado por negociación sindical subió a $300 mil líquidos. Los domingos trabaja un turno adicional por $20 mil para incrementar su sueldo. “Almuerzo un sándwich en el camión nomás, orino en la calle, y si hay otras necesidades, en el capacho del camión, atrás”.
Cobrar, reciclar y poner contenedores soluciona el problema en otros países
En Chile, ensuciar no tiene costo. A pesar de que desde 1996 la Ley de Rentas Municipales permite cobrar de manera diferenciada a los vecinos, los municipios han optado por cobrar una tarifa plana por el servicio a todos los usuarios.
“Lamentablemente no tiene relación con lo que se bota, y ese es uno de los grandes errores del sistema, ya que al usuario desde el punto de vista del costo no le genera ningún incentivo el minimizar la generación u optar por sistemas de reciclaje”, explica el director de www.chileresiduos.cl y académico de la Universidad Andrés Bello, Cristián Araneda.
Botamos sin conciencia de cuánto cuesta ni quién lo paga, y la basura y los gastos crecen.
Para que los municipios tengan más fondos para pagar el aseo comunal, hay ciudades que han unido el cobro de la recolección de basura a las cuentas de agua y luz, lo que permite en primer lugar terminar con la evasión, y en segundo término, ligarlo más al gasto real de la casa porque se cobra de manera proporcional al gasto del servicio básico. Así lo hacen ciudades como La Paz, Caracas y Quito.
Hay experiencias internacionales que han permitido bajar la cantidad de residuos y a la vez el gasto municipal en su recolección. “En Chile no hay nada más barato que botar basura. El reciclaje es la alternativa para disminuir la cantidad de basura, porque es carísimo recolectarla y disponerla. En otros países cobran por los residuos y el reciclaje es gratis. En cantones de Suiza, Suecia y Noruega, y algunos municipios de España, están multando a quienes botan todo junto. El fin es generar la menor cantidad de basura posible”, explica Gonzalo Muñoz, socio de Triciclos.
“Pay as You Throw” o “Paga por lo que botas” es el más exitoso sistema de impuesto en Estados Unidos. Michelle Brown-Droese, de Malden, Massachusetts, paga US$ 2 (unos $1.000) por cada bolsa de 13 galones (50 litros) de basura, lo que dice que la ha incentivado a reciclar para gastar menos.
El sistema ha permitido reducir la cantidad de basura enviada a los rellenos sanitarios entre un 25% y un 45%. En Seattle, estado de Washington se detectó una reducción de 3,5 a 1,7 tarros de basura por hogar a la semana. Además, han bajado los costos totales municipales por la disminución de residuos que va a los rellenos sanitarios. Lo que sí, parte de estos ahorros los municipios los han destinado a programas de reciclaje, porque la comunidad incrementó entre un 8% y un 13% su participación en ellos.
Cambiar la forma de recolección del casa por casa a contenedores colectivos también baja el costo. Así se hace en ciudades como Barcelona y más cerca, en Río de Janeiro. Esta es la ciudad de Brasil con el menor costo por kilo de residuo, y es la única del país donde la recaudación por la limpieza cubre todos los costos.
Parte de la tecnología que se usa en Río viene de Chile y la exporta la empresa Themac, que también tiene este tipo de contenedores en Viña del Mar, Talcahuano, Puerto Montt y Castro.
En ciudades donde la gente no está en su casa para sacar la basura, y la mano de obra de los recolectores escasea, los contenedores son una solución económica.
“En Montevideo cambiamos toda la tecnología hace 12 años y logramos bajar el costo de recolección de US$ 100 la tonelada de basura a US$ 56, manteniendo a toda la gente, y cuando se fueron jubilando llegamos a US$ 40, porque este sistema necesita menos personal”, explica Stefano Rossi, socio de Themac.