Catastro contabiliza 999 glaciares en la cordillera de la Región Metropolitana
El inventario es inédito y fue elaborado por la Unidad de Glaciología del MOP.
El helicóptero despega desde la azotea de la Torre Titanium, en Sanhattan. Desde ahí, vuela hacia el Cajón del Maipo, a casi 3.000 metros, donde se ubica el Monumento Nacional El Morado. En ese lugar, las personas que contratan los tours aéreos pueden conocer la laguna Morales y animales como el cururo y los picaflores gigantes. Otros, los más deportistas, llegan después de varias horas de caminata desde el sector de Baños Morales.
Sea un paseo en helicóptero o trekking, los que visitan ese lugar lo hacen para apreciar su mayor atractivo, el glaciar San Francisco. Es el más turístico de todos los grandes bloques naturales de hielo que existen en la cordillera de Santiago y el más accesible. Los demás son casi desconocidos para los capitalinos.
Se sabía poco de ellos hasta 2008, cuando el MOP creó la Unidad de Glaciología, que depende de la Dirección General de Aguas (DGA). Una de las primeras tareas del organismo fue realizar un catastro de todos los glaciares que hay en Chile, y aunque lo concluyeron en 2011, hasta ahora sus resultados no se habían dado a conocer, porque aún se elabora el informe final.
Según este inventario, en la Región Metropolitana existen 999 glaciares, que se ubican en las zonas cordilleranas de mayor altura, desde los 2.800 metros sobre el nivel mar hacia arriba (ver infografía). Algunos poseen pocos metros cuadrados, pero otros superan los 21 km2. Es el caso de Juncal Sur, el más grande de todos los que hay en Santiago. Juntas, estas 999 masas de hielo ocupan 388 km2, superficie que equivale a 53 veces el Parque Metropolitano.
¿De quién son? Algunos están dentro de la jurisdicción de comunas precordilleranas, como Lo Barnechea. Otros se ubican en predios fiscales que administra el Ministerio de Defensa. En uno de éstos hay 8.700 hectáreas de glaciar y de su conservación se encarga el Ministerio de Bienes Nacionales.
“Son un componente esencial del ciclo hidrológico y una reserva estratégica de agua dulce”, asegura el director general de Aguas, Francisco Echeverría. Debido a su importancia, en los últimos años se encendió la alarma por el derretimiento que están sufriendo por causa del calentamiento global. Por ejemplo, el glaciar Echaurren, ubicado a 50 km de la capital, se monitorea desde los años 70 y en casi cuatro décadas su espesor adelgazó 15 metros, según datos de la Unidad de Glaciología.
La directora de la ONG Chile Sustentable, Sara Larraín, agrega otra amenaza más. “Los de la Región Metropolitana también están en peligro por proyectos mineros”, dice.
¿En peligro?
Antes de que Pedro de Valdivia llegara a Santiago, los glaciares de la Cordillera de los Andes ya estaban ahí. Un informe del Centro de Tecnologías Ambientales de la U. Santa María asegura que éstos tienen, al menos, 2.000 años.
Hay de varios tipos. Los que están en el imaginario colectivo son los de hielo puro, llamados blancos. “Son tan duros como el concreto”, grafica Gonzalo Barcaza, jefe de la Unidad de Glaciología del MOP. Otros, los rocosos, están mezclados con piedras y tierra, y por eso no se ven.
Sean de uno u otro tipo, todos los glaciares capitalinos sirven como respaldo de los recursos hídricos de las cuencas de los ríos Maipo y Mapocho. Gonzalo Barcaza explica que durante el invierno, sobre estas masas de hielo se acumula nieve. “Esta se derrite de a poco en primavera, y cuando se acaba, lo hacen los glaciares. Eso pasa, sobre todo, en los años secos”, sostiene el experto.
Lo que se deshace del hielo va al caudal del Mapocho y el Maipo. De ahí sale toda el agua que los capitalinos beben. También la que se usa para regadío y el funcionamiento de las industrias.
Según el catastro de la DGA, la mayoría de los glaciares metropolitanos (853 de los casi 1.000) se concentra en la parte sur, en la subcuenca del río Maipo Alto. Los demás se distribuyen en el límite cordillerano norte de la región.
Sobre estos últimos ha estado puesto el foco desde el año pasado. Esto, porque a 4.000 metros de altura, en los límites de las regiones de Valparaíso y Metropolitana, Codelco impulsa un millonario proyecto (de US$ 6.800 millones) de expansión de la mina de cobre Andina. El alcalde Lo Barnechea, Felipe Guevara, asegura que esta iniciativa afectará 26 glaciares, tres de ellos ubicados en el Santuario de la Naturaleza Yerba Loca. “Son reservas de agua relevantes para Santiago, por eso esperamos que se detenga el proyecto”, dice el edil.
En Codelco aseguran que eso no es así. “Con la ampliación se destruye parte de cinco glaciares y un sexto se cubre de rocas, pero ninguno de esos está en la Región Metropolitana”, afirma el asesor ambiental de la minera, Gonzalo Lobos.