La comunidad versus el crecimiento inmobiliario
Por Nadia Cabello, El Mercurio. (25/08/13)
Algunos muros de nuevas obras tienen rayados en contra de estas construcciones en altura.
No son pocos los barrios en los cuales los vecinos se han organizado para frenar las construcciones en altura. Pese a estar permitidas por los planes reguladores, las comunidades consideran que estas “quiebran la armonía de los barrios que fueron hechos a una escala humana”, asegura Carmen Arévalo, vecina de Ñuñoa.
Los reclamos surgen de distintos sectores y de diferentes formas. Algunos, como en el caso del barrio Las Flores de Providencia, instaron al municipio a cambiar el seccional del plan regulador para que las alturas permitidas sean más bajas. Otros, como en Elías de la Cruz en Ñuñoa, fueron a la Seremi Metropolitana de Vivienda, al Consejo de Monumentos e incluso a la justicia para preservar su vida de barrio.
A los carteles que pegan en sus ventanas, las exposiciones que realizan en los concejos municipales e incluso protestas callejeras que organizan en plazas, de a poco está apareciendo otra forma de protesta: grafitis antiedificios.
Desde hace décadas los rayados en muros han sido una forma de expresión de descontento de los ciudadanos -con consignas políticas o demandas sociales- y un dolor de cabeza para las autoridades que deben limpiar estos, a veces, incluso de monumentos históricos.
Ahora, los propios cierres de obras son objeto de grafiteros anónimos con consignas como “no más edificios?” o “¿y la casa que estaba aquí?”.