La “iluminación” de la capital
Por Vanessa Díaz B. Centro de Documentación, El Mercurio. (25/08/13)
Con la masificación de los teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles, cada vez es más habitual que santiaguinos y turistas puedan estar conectados mientras recorren la ciudad.
Hoy resulta común para quienes transitan diariamente por estaciones de metro como Baquedano y Tobalaba ver a un grupo de personas con sus smartphones o tablets en un punto habilitado con wifi gratis.
Y es que cada vez se crean en la ciudad más espacios públicos que cuentan con este tipo de servicio. Ya no es raro que plazas, parques, restaurantes, cafeterías y hoteles ofrezcan internet para clientes y público en general de manera gratuita.
Hace diez años, sin embargo, la realidad era otra, y toda iniciativa en ese ámbito representaba la novedad. Recién en 2004 se llevó a cabo uno de los primeros proyectos: Barrio Universitario de Santiago.
“BUS” apuntaba especialmente al público estudiantil y ofrecía banda ancha inalámbrica a los más de 40 mil estudiantes que existían en ese entonces por el sector que comprendía el paseo República y Ejército, hasta calle Sazié, además de la plaza Manuel Rodríguez y parte de Echaurren.
Pronto se sumaría el Aeropuerto Internacional de Santiago, que en un principio ofrecía puntos de acceso de manera gratuita, pero después de un tiempo solo podían acceder a él las personas que pertenecieran a la compañía de telecomunicaciones asociada con el terminal.
También lo harían algunas estaciones de servicio de las principales bencineras, locales de comida rápida como McDonald´s, la cafetería Coppelia, y varios restaurantes, sobre todo del barrio El Bosque.
Según un informe de la Cámara de Comercio de Santiago publicado en “El Mercurio”, ese año existían en Chile 218 accesos públicos a wifi , cifra que aumentaría con la incorporación en 2005 de Metro de Santiago, que implementó conexión inalámbrica en las estaciones Universidad de Chile y Baquedano.
Varios aplaudían esta iniciativa, pero uno de los principales problemas que enfrentó no tan solo el tren urbano, sino que prácticamente toda la capital, fue el poco uso que se les daba a estas conexiones, que no superaba el 20% de su capacidad.
Y es que a pesar de contar con una ciudad “iluminada”, una de las principales barreras era el costo de los aparatos que se requerían para aprovechar la tecnología.
Para 2006, el gobierno, consciente de la importancia que significaba conectar a las personas como una condición de desarrollo y progreso, destinó US$ 10 millones para financiar proyectos que apuntaban a expandir los puntos de conexión inalámbrica.
Desde entonces, dotar espacios con puntos de acceso en diferentes zonas del país se ha convertido en una política pública recurrente: a principios de este año, el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones anunció que implementarán mil puntos de wifi gratuito en 259 comunas, los que darán acceso a un porcentaje importante de la población que aún vive sin internet.