Renovación de micros antiguas supera el 30% en ciudades de cuatro regiones
Por F. Álvarez, C. Olmos, V. Fuentes y O. Riquelme, El Mercurio.
En dos años se han invertido más de $10 mil millones de fondos espejo del Transantiago:
Cambios más significativos de taxibuses se registran en Rancagua, Talca, Chillán, Los Ángeles y Valdivia, lo que aplauden tanto usuarios como autoridades de Medio Ambiente, pues mejora la calidad del aire.
“Ya me daba miedo andar en estas micros de lata. Si parece que se iban a desarmar”, dice Pablo Orellana Villaroel a punto de abordar un taxibús en la esquina de avenida Dos Sur con Siete Oriente, en Talca. Y no aguarda cualquiera. Le gustan los “nuevos”, los que en los últimos dos años están cambiando la cara del transporte de esa ciudad. Allí se ha renovado el 36% de las micros; es decir, hoy una de cada tres dejaron de ser antiguas.
La capital del Maule no es la única que vive esta realidad. Chillán encabeza la renovación. Allí se ha cambiado el 40% del parque de micros viejas. Le sigue Valdivia, con el 39%. Los Ángeles y Rancagua también sobresalen con el 31%.
Gracias a fondos provenientes de la Ley Espejo del Transantiago, los propietarios de vehículos con 12 o más años de antigüedad han optado al subsidio de renovación del Ministerio de Transportes. Según esa cartera, desde septiembre de 2011 -cuando fue creado- a la fecha, se han destinado $10.497 millones para cambiar 1.735 taxibuses en todo el país, logrando así convertir en chatarra la misma cantidad de máquinas.
Esa es la gran ventaja del programa, porque al destruirlos se logra sacar de circulación a los taxibuses antiguos, evitando que sean trasladados a ciudades más chicas, como ocurría antes cuando se modernizaban los de las grandes comunas.
Los beneficios
El cambio por buses más nuevos ha permitido bajar considerablemente el promedio de antigüedad de las micros, pasando de 20 años a solo 6 años a nivel nacional. La mayor merma se da en Arica, donde hay una renovación del 26%. Esto, pues allí se pasó de un parque con una vejez de 23 años a uno de 4 años, o sea, un salto de 19 años de mejoría.
“Las máquinas que había hasta el año pasado en Arica eran viejísimas, verdaderas chatarras. Era desesperante ver los problemas que tenían los choferes al pasar los cambios y los frenos”, dice María Angélica Ramírez, quien a diario se desplaza desde su casa, en el sector oriente de la ciudad, hasta su trabajo, en el centro de Arica. “Uno ahora va más seguro. No como antes que saltabas para todos lados o se quedaban paradas por lo viejas que eran”, cuenta Roberto Véliz, usuario de Rancagua.
Para los conductores manejar micros más nuevas no sólo implica una mayor comodidad, sino un sueldo más estable. “Antes sufríamos muchas panas, por lo que al final terminábamos trabajando dos días a la semana. Ahora se trabaja de corrido”, explica Pedro Muñoz, presidente del Sindicato de Choferes de la Locomoción Colectiva de Valdivia.
Mientras, los empresarios se frotan las manos. “Sale conveniente tomar el subsidio porque, si bien tenemos que poner un porcentaje del dinero, dependiendo de la antigüedad de la máquina, uno se queda con una mejor. Hay menos fallas y, por lo tanto, más trabajo”, afirma Iván Sepúlveda, presidente de la Asociación Gremial de Dueños de Taxibuses de Chillán.
“Con máquinas más nuevas nos están prefiriendo más, porque acá competimos con mucho colectivo”, comenta Jacinto Abuter, presidente del Gremio de Taxibuses Urbanos de Los Ángeles.
Los usuarios también valoran el beneficio ambiental que traen los microbuses más modernos. “Se ve menos humo en las calles”, resume José Álvarez, guardia de seguridad en el mercado municipal de Valdivia.
La apreciación es compartida por la seremi del Medio Ambiente del Biobío, Marianne Hermanns: “Es un excelente aporte, sobre todo en ciudades como Chillán y Los Ángeles, zonas saturadas por la mala calidad del aire. Y si bien esto está asociado al uso de leña como combustible, el aporte del sector del transporte público no deja de ser relevante”.
En ambas ciudades, por ejemplo, la incidencia de la locomoción colectiva como fuente contaminante es cercana al 10%.
2.000 microbuses se espera renovar a fines del presente año. Ya van 1.735 desde el mes de septiembre de 2011.
217 máquinas han sido renovadas en Biobío, la región donde se ha producido el mayor recambio. Le siguen las regiones Maule (238) y Los Lagos (229).