Carta de la semana: “Valparaíso y la Unesco”

Si hay algo de resentimiento, que ciertamente es mil veces preferible a la sinvergüenzura, el lector podrá preguntarse POR QUÉ.
¿Es que el señor alcalde es muy feo?

Por supuesto que hay suficientes motivos para tener algún nivel de resentimiento, yo mismo lo siento, y lo digo públicamente porque no es pecado.

Los motivos del resentimiento (y no sólo contra el señor alcalde sino contra los tripartitos, de los cuales la Muni forma parte, junto con EPV y el Mamut):

1° Este negocio inmobiliario – que yo llamo rifa – durante años ha venido sosteniéndose sobre la base de engaños, mentiras, claques, piruetas e irregularidades surtidas (veinticinco, según mis cuentas), y no se entiende cómo todavía hay “ciudadanos” que defienden un negocio construído sobre tales bases.

2° Con la finalidad de culminar este negocio inmobiliario y su camuflaje (una vulgar venta de calcetines, porque el turista no se encerrará en un triste mall para perderse los cerros y miradores), el Mamut completa su “oferta” con una congestión vial de padre y señor mío, una amenaza al pequeño comerciante de la zona, una interrupción DE POR VIDA al acceso por Cabritería, un complejo inmobiliario construido en zona de alto riesgo, una infracción descarada a las normas internacionales de seguridad portuaria, una pérdida considerable de patrimonio estatal en borde costero (rifando el metro cuadrado a un precio diez veces inferior al valor real).
Una oferta irresistible para contar con otra venta de calcetines ¿verdad?

Mire el lector si hay o no hay motivos para que nosotros, los que nos oponemos al Mamut, podamos resultar BASTANTE resentidos.

Quienes lo defienden resultan siendo cómplices, sin otro argumento que los containers, como si éstos importaran un pito en este asunto.

Saludos muchos.

Veo que el señor Urqueta, otrora buen comentarista en estas columnas, ha caído en dos desgracias: la primera, ser cada vez más ofensivo, insolente y maleducado. Cuando no le gusta la opinión de algún comentarista lo ataca con improperios y ofensas, en lugar de aportar argumentos serios para enriquecer el debate.
Esto nos lleva a pensar que en Chile hay lectores que aceptan esta forma de desacreditar a quien opina diferente, es decir, no necesitamos debatir con argumentos, ya que con insultos basta.
Nuestras columnas de opinión se van transformando en una especie de “barras bravas” en las cuales se “apoya” al equipo favorito por el expedito medio de atacar a los simpatizantes del equipo contrario.

La segunda desgracia, en la cual cayó desde hace largos años, es engrosar las filas de quienes defienden un negocio marrullero como es la rifa del sector Barón, a favor de los tripartitos, que ofrecen un megacentro comercial (uno más, de los muchos que han llegado y de los que están todavía por llegar) y agregan a ello atractivas ofertas adicionales, como construir en zona de riesgo, aumentar la congestión vial, y otras que detallo en mi post anterior, y todo ello con música de fondo: claques, camuflajes, volteadas de chaqueta, pisoteadas de planes reguladores y otras lindezas de largo enumerar (son 25, por lo menos).

Por otra parte, me tranquiliza ver que, en todos estos años, los argumentos de los defensores del Mamut siguen siendo tan pobres como al comienzo: que los containers (como si se atornillaran al suelo per secula), que el turismo (como si el turista viniera de las antípodas a encerrarse en un mall a comprar calcetines), que las fuentes de trabajo (como si tales fuentes sólo pudieran encontrarse en el borde costero) y, por supuesto, los insultos de siempre.
El lector avisado verá que ante el vacío de argumentos, la rifa se sostiene sólo a punta de marrullerías y de dinero “bien inyectado” (el lector puede interpretar esta expresión como juzgue más apropiado a esta situación y a otras como Transantiago y tantos negocios podridos que se hacen en nuestra sufrida patria).

Finalmente, las preguntas que este señor califica de “antagónicas” sólo pueden serlo si uno cree que el mar se disfruta únicamente comprando calcetines.
Hay DOCENAS de lugares, muy cercanos y cómodos, para disfrutar de nuestra bahía.

Saludos muchos.