Ciudad Accesible: cómo debieran ser las veredas y cruces peatonales
Según la encuesta CASEN 2011, un 6,3% de la población chilena tiene algún tipo de discapacidad que le impide participar plena y efectivamente de la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás. De ellas, la gran mayoría vive en zonas urbanas.
Allí, la falta de accesibilidad en las calles para personas con algún tipo de discapacidad física, de normativas que contemplen soluciones en la planificación de espacios públicos y de cumplimiento de éstas, son los principales obstáculos para que todas las personas puedan hacer uso de su derecho a trasladarse y disfrutar del lugar donde viven.
Para la Corporación Ciudad Accesible, dedicada a generar conciencia y cambios al respecto, esta situación es grave, pues todos los de que una u otra manera influyen en el entorno (planificadores, diseñadores e incluso los automovilistas que se estacionan donde no deben) determinan el grado de discapacidad de una persona.
A continuación les compartimos algunos detalles de la ficha sobre Veredas y Cruces Peatonales que publicó Ciudad Accesible sobre los puntos críticos más comunes en nuestras ciudades.
Según el Informe sobre Discapacidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 2011, la falta de accesibilidad a los espacios y al transporte públicos son uno de los principales factores que desalienta a las personas con discapacidad a buscar trabajo o que les impide acceder a la atención de salud. Ante esto, la OMS señala que “los requisitos fundamentales para abordar la accesibilidad y reducir las actitudes negativas son las normas de acceso; la cooperación entre los sectores público y privado; una organización líder responsable de la ejecución; la formación en accesibilidad; el diseño universal para los planificadores, arquitectos y diseñadores; la participación de los usuarios, y la educación pública“.
En su ficha, Ciudad Accesible describe que “Accesibilidad Universal en el entorno urbano” se refiere a todas las características que se incorporan en el diseño con el fin de que cualquier persona pueda interactuar sin dificultades, en condiciones de comodidad, seguridad, igualdad y autonomía, independiente de sus capacidades físicas o sensoriales.
En esta tarea los municipios tienen el deber de proporcionar la infraestructura adecuada mediante el desarrollo de un Plan de accesibilidad que contemple un estudio de los puntos que generan conflicto en una ruta o sector determinado, la fiscalización de nuevos proyectos, adecuar lo ya existente y mantener y remodelar las veredas y cruces peatonales.
A su vez, que una ruta sea accesible implica especificaciones más técnicas, como por ejemplo, que tenga como mínimo un ancho de 90 cm y un alto de 210 cm, pavimento estable, liso, con antideslizante y que esté libre de obstáculos.
Por otra parte, las veredas son el elemento urbano más determinante en la calidad del desplazamiento de una persona por la ciudad. La Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones entrega parámetros específicos para éstas. Por ejemplo, que su pendiente transversal no puede ser superior al 2% (sin ser modificada por accesos vehiculares o centros comerciales, etc.), que no haya obstáculos como postes, mobiliario u otros que interfieran en la ruta accesible; y que el pavimento sea el adecuado para quienes andan con bastones o sillas de rueda, es decir, que sea liso, firme y estable.
Finalmente, los cruces peatonales son otro factor relevante en la ciudad que si están hechos debidamente pueden entregar mayor autonomía a una persona con dificultades de movilidad, pero si fallan, según Ciudad Accesible pueden obligarles a un recorrido hasta seis veces mayor para llegar hasta el punto deseado.
Algunas indicaciones: El ancho del rebaje debe coincidir con las demarcaciones en la calzada que delimitan el cruce peatonal o el paso cebra. Si no existieran, deben tener un ancho mínimo de 120 cm. El desnivel de vereda con la calzada debe salvarse con rampas de 12% de Pendiente máxima. La diferencia de nivel entre vereda y calzada debe ser igual a cero. Los rebajes deben coincidir con el cruce opuesto siguiendo la línea demarcatoria en la calzada o el paso cebra. La rampa que salva el desnivel de la vereda la y calzada debe ser antecedida por una franja táctil de advertencia, la que además contribuye a la seguridad de niños y personas con poca visión.
Con la publicación de esta ficha Ciudad Accesible espera que este material sea una guía para aquellas personas que de una u otra forma participan en la planificación, ejecución y mantención de la infraestructura de la ciudad, pero también para todos los peatones, quienes a través de sus municipios, pueden solicitar la regularización y mejoramiento de las veredas que les toca utilizar.
Aprende más descargando la ficha completa Aquí.
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