Los espacios públicos que hablan sin corrector ortográfico
Por Manuel Valencia, El Mercurio.
¿Por qué las señaléticas, letreros viales o las indicaciones no se escriben como corresponde?
Caminar por la calle puede ser un ejercicio de aprendizaje o de reforzamiento cívico. Lamentablemente, no son pocos los letreros que tienen faltas ortográficas sin que nadie los corrija. El problema es que pueden promover la mala escritura. Por ejemplo, el Metro exhibe todos los nombres de sus estaciones sin tildes, desde la época en que las máquinas de escribir no podían acentuar las mayúsculas, algo superado por la tecnología. Así es habitual ver escritos como “Estacion Central”, “Universidad Catolica” o “Irarrazaval”, nombre que también aparece, a través de la avenida, incorrectamente, como “Irarrázabal”.
En Lima, la Asociación de Correctores de Textos de Perú (Ascot) organizó los letreros con los mayores “horrores” ortográficos de Perú. El ganador fue este: “Bienbenidos”. La idea del concurso, según el lingüista y vicepresidente de Ascot , Óscar Carrasco, era “poner de manifiesto los errores e invitar a la reflexión y la corrección”. A juicio de Carrasco, los letreros o señalizaciones mal escritas pueden empeorar la ortografía de las personas.
En Ciudad de México, la subsecretaría de Educación emprendió una iniciativa similar, en que se multaba simbólicamente a los mensajes que iban por el mal camino.
Con tantos “horrores” ortográficos en las calles chilenas, ¿no es hora ya de pasar a varios espacios públicos por el corrector ortográfico?