Estación Central, 1885
Archivo urbano:
Llevaba funcionando menos de tres décadas y le había bastado aún menos tiempo consolidar su estampa de emblema de la modernidad. La Estación Central de Ferrocarriles, en operaciones desde 1857, era la puerta grande y monumental que daba la bienvenida a Santiago. La presente imagen no conserva, si alguna vez la tuvo, una descripción de lo que ocurrió esta jornada. Pero la presencia casi desbordada de vehículos para transporte, particularmente de taxis tirados por caballos, vistos a la izquierda, hablan de expectación y de alguna llegada inminente. Hasta niños se asoman a mirar al interior, mientras arriba se ve el techo que sería reemplazado por un cielo de metal.Anota Armando de Ramón que, para los tiempos de esta imagen, los lugares de embarco y desembarco como éste eran verdaderas “babeles” de intenso tráfico. Transcurrirían varías décadas y Francisco Coloane diría algo no tan distinto: “La Estación Central es un puerto; un puerto rumoroso de bocinazos, chirridos de rieles y voces de llamado”.