Pedazos de campo en plena ciudad: El Santiago rural que aún sobrevive
Por Sebastián Sottorff, El Mercurio.
Expansión territorial transforma zonas agrarias:
A escasa distancia de los centros urbanos hay sectores donde predominan los aires campestres. Según la OCDE y el Banco Mundial, más del 30% de la población del país aún vive en áreas rurales.
En menos de cinco minutos alguien que circula entre la monotonía de la Autopista Central, en San Bernardo, puede sentirse como en un pueblo rural si toma el camino El Barrancón. En esta ruta, rodeada de predios agrícolas y viviendas de adobe, sobrevive todavía un Santiago que en muchos lugares ya dejó de existir.
“Es como si uno pasara del caos de la ciudad a la tranquilidad del campo. Y gracias a la autopista no tuvimos que abandonar nuestros trabajos o la universidad”, dice Eduardo Ramírez, vecino y habitante de este sector desde hace veinte años.
El mismo panorama aún se mantiene en otros sectores de la capital, muy próximos a los centros urbanos.
Pasa en el camino a Farellones donde hay varias viviendas que se emplazan en entornos de completa ruralidad. O en Peñalolén, donde la avenida Tobalaba cruza por una variedad de espacios, como condominios, malls , viñas y predios que parecen haberse quedado en el pasado.
En La Florida todavía sobreviven las parcelas en el sector de Lo Cañas, lo mismo que en El Noviciado de Pudahuel.
“Acá existe una calidad de vida que te permite seguir estando en la ciudad. Así que difícilmente me iría de acá. Lo único que espero es que las inmobiliarias no le pongan el ojo a este lugar y lo destruyan”, afirma Rodrigo Almarza, vecino de Lo Cañas en La Florida.
Caso aparte es Lo Barnechea, donde la avenida principal se asemeja a la Alameda de algún pueblo. La diferencia es que a pocas cuadras del club de fútbol local hay exclusivos concesionarios de autos. Sin embargo, todavía hay quienes se pasean a caballo por estas calles.
Panorama campestre
Las cifras en torno a la ruralidad del país son diversas. Según el INE el número de personas que viven fuera del radio urbano sobrepasa las 2 millones de personas, es decir, un 13% de la población. En tanto, la OCDE eleva la cifra a más de cinco millones (32%), mientras que el Banco Mundial estima el mismo número en poco más de 5,8 millones de personas (35%).
Lo cierto es que la expansión urbana ha afectado la mantención de ciertas zonas rurales de la capital. Con esto, grandes áreas que hace algunas décadas eran campos, hoy se han transformado en autopistas, condominios y edificios.
“Y eso comenzó a pasar en la primera mitad del siglo XX. La urbanidad ha ido desplazando las áreas rurales y eso es inevitable. Por eso estas zonas son cada vez más escasas en la capital”, dice el urbanista Luis Eduardo Bresciani, quien sostiene que es principalmente en la periferia donde aún se registra este fenómeno.
“Estas son comunas en transición, que mantienen espacios de ruralidad que seguramente van a cambiar. Acá también conviven en forma dispersa procesos de urbanización y relocalización de actividades productivas. Pero no creo que en estos lugares haya mejor calidad de vida, pues muchas todavía no tienen el equipamiento, los espacios públicos y el transporte necesario para ser buenos lugares para vivir”, agrega.