Cartas destacadas de la semana: Aprobación del PRMS100

Las dos cartas elegidas esta semana son opiniones sobre  la reciente aprobación de la modificación 100 al Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS100), la cual incorpora  cerca de 10.000 hectáreas al radio urbano de Santiago.

La primera “Contradicciones en desarrollo urbano” es de Ricardo Abuauad, Director Escuela de Arquitectura de la Universidad Diego Portales y fue publicada en el diario El Mercurio. La segunda “Plan Regulador Metropolitano” fue escrita por Jonás Figueroa Salas, Académico de la Usach y publicada en el diario La Tercera.

Las cartas a continuación.

Contradicciones en desarrollo urbano

Señor Director:

El Estado de Chile ha aprobado recientemente una Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU). Uno de los aspectos centrales de ese documento habla de la imposibilidad de seguir pensando la ciudad como una serie de acciones separadas (de suelos, de transporte, de obras públicas, etcétera).

A solo días de aprobado ese documento, el mismo Estado de Chile aprueba un proyecto de ampliación de Santiago, el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS 100), que contradice en lo que acabo de mencionar y en decenas de otros asuntos a la misma PNDU recién firmada.

Una de las contradicciones más evidentes es que el PRMS 100 genera una enorme superficie de nuevo suelo urbano sin que hubiese mediado una planificación integrada, en la que se garantice transporte eficiente, rápido y no contaminante para esa nueva población que deberá depender de un ineficiente Transantiago para movilizarse. Pero lamentablemente no es esta la única contradicción.

En esa política, y luego de intensas discusiones, se incluye la noción de recuperación de plusvalías, mecanismo ampliamente usado para mejorar la redistribución del valor de la tierra producto de beneficios especiales generados por el Estado.

Y entonces, la fabulosa plusvalía que se generará con la aprobación del plan de expansión de la capital en una superficie equivalente a cuatro veces la comuna de Santiago, y que será efectivamente capturada por los propietarios actuales de esos suelos, ¿no sería un patrimonio interesante de redistribuir? Se trata de suelo rural que pasa a ser urbano de un día para otro sin que hubiese mediado de parte de sus dueños ningún esfuerzo, y que efectivamente sí será capturado (por ellos), pero no redistribuido.

Creo que es interesante que la ciudadanía escuche de parte de las candidatas a La Moneda si están dispuestas a que al menos parte de esta enorme riqueza (el “unearned value” del que habla la ONU), se capture para mejorar la calidad de vida de otras zonas que no han tenido la suerte de ser tocadas por el dedo mágico del plan.

Efectivamente, la Política —donde este mecanismo se menciona explícitamente— aún no se ha transformado en norma. Ello, lejos de justificar el que no se aplique esta captura de valor, es una de las razones por las que el PRMS 100 no debería haberse aprobado al menos hasta no ser sometido a una profunda revisión que garantice su armonía con lo que indica la PNDU.

Triste debut el de este documento cuyo texto escrito con esfuerzo por decenas de manos bien intencionadas, es borrado con el codo implacable de un plan equivocado y obsoleto.

Ricardo Abuauad
Director Escuela de Arquitectura
Universidad Diego Portales

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Plan Regulador Metropolitano

Señor Director:

Mientras la ciudad interior se vacía a través de la expulsión de usos residenciales de los barrios centrales, motivada por usos comerciales e industriales, el Minvu persiste en aplicar un modelo urbanístico obsoleto y conflictivo.

La aprobación del Plan Regulador Metropolitano de Santiago por parte de la Contraloría debiese llamarnos a reflexión acerca del modelo expansivo que promueve el urbanismo ministerial, localizando nuevos desarrollos residenciales lejos de los centros laborales y de los equipamientos de salud y educación, y obligando a los habitantes a ocupar en ello buena parte de su jornada.

Las comunas que se verán afectadas por estos nuevos desarrollos contenidos en el documento de marras son zonas funcionalmente congestionadas, ambientalmente contaminadas, con escasa calidad de equipamientos y espacios públicos, lejos de cualquier estándar que pueda entenderlas como ciudades dormitorio.

Por dichas razones debemos obligarnos a promover un nuevo urbanismo que, sin dejar de lado las demandas de crecimiento, resuelva conflictos funcionales que a diario deben padecer los sufridos habitantes de la metrópolis; un urbanismo atento con las complejidades ambientales y climáticas y estrictamente estratégico.

Este documento no puede llamarse plan, por no contener operaciones urbanísticas que estratégicamente resuelvan los problemas urbanos. Nos duele como habitantes y profesionales de la disciplina.

Jonás Figueroa Salas
Académico Usach