El lago Rapel abre su temporada de verano a la espera de ser declarado zona de interés turístico
Por Camila Olmos, El Mercurio.
Consejo de Ministros la definiría esta semana:
Esto permitiría realizar una serie de mejoras en su entorno, en particular de infraestructura, para promover la inversión.
El último fin de semana, el lago Rapel dio inicio oficialmente a su temporada estival, con uno de los mejores niveles de agua registrados por el embalse durante los últimos años: gracias a un acuerdo con Endesa -propietaria del tranque-, la cota se mantiene en 104,5 metros sobre el nivel del mar, apenas un metro bajo su tope máximo.
Se espera que este año lleguen cerca de 20 mil turistas a este lago artificial de la Región de O’Higgins, ubicado a 130 km al suroeste de Santiago y construido para generación eléctrica en 1968. Pero más allá de que se mantenga el nivel del embalse acordado en octubre con Endesa, lo que aleja las perspectivas de una crisis como la registrada en 2011 (ver recuadro), hoy la atención de sus vecinos y veraneantes está en la eventual declaratoria de Rapel como Zona de Interés Turístico (ZOIT).
A principios de este año, la Corporación de Desarrollo y Protección del Lago Rapel (Codepra) -que agrupa a unos dueños de casas de veraneo y residentes- presentó ante la Subsecretaría de Turismo la solicitud de declaratoria de ZOIT.
Esta herramienta, contemplada en la Ley de Turismo de 2010, permite declarar bajo este concepto a áreas con condiciones especiales para la atracción turística y que requieren medidas de conservación, además de una planificación integrada para promover inversiones.
“Hemos superado todas las etapas, destacando las 226 consultas públicas realizadas en las tres comunas aledañas al lago, donde todas fueron favorables a la declaración (…) El plan de acción que hemos presentado para la declaratoria contempla importantes inversiones públicas y privadas”, afirma Óscar Anwandter, presidente de Codepra.
Plan de mejoras
Con una proyección de cinco años, está considerado mejorar la infraestructura vial del sector, lo que incluye asfaltado y pavimentación de caminos, instalación de señalética para turistas, mejoramiento de fachadas de locales comerciales y del sistema de tratamiento de aguas servidas de viviendas, construcción de miradores, ciclovías, e innovación gastronómica, entre otras.
Y según afirma Anwandter, está programado que durante esta semana se reúna el Comité de Ministros del Turismo -presidido por el titular de Economía- para determinar si el lago es declarado como ZOIT.
Si ello ocurre, uno de los principales beneficios que tendría para el embalse es la prohibición para que se instalen empresas agroindustriales contaminantes, como los criaderos de animales.
De acuerdo a un estudio contratado por la Codepra para justificar la declaratoria, en el entorno del lago existen 3.855 viviendas de veraneo, con un promedio de 208 m {+2} de superficie construida y una inversión estimada que sobrepasa los US$ 550 millones. A esto se suma que en torno al embalse hay cerca de 5 mil empleos vinculados al turismo, a lo que se suman otras 3 mil plazas de trabajo en servicio domésticos, cuidadores, jardineros y otros empleos vinculados a las segundas viviendas.
6.500
embarcaciones hay registradas en el lago Rapel, entre veleros, lanchas y motos de agua.
3.855
casas de veraneo hay en torno al embalse, las que generan cerca de 3 mil empleos en servicios asociados a ellas.
El embalse empieza a dejar atrás sus principales problemas
En 2011, el lago Rapel vivió su episodio más crítico en los últimos años. A los malos olores y la proliferación de algas se sumó un descenso en sus aguas de casi cinco metros, lo que dejó amplios sectores prácticamente secos y golpeó con fuerza a la actividad turística. A partir de entonces, los vecinos se organizaron para revertir la situación. Primero fue un acuerdo con Endesa para mantener alta la cota del embalse durante el verano, y luego trabajar medidas de fondo para mejorar la calidad de sus aguas. Esto, luego que un informe del centro Eula de la U. de Concepción revelara ese mismo 2011 que el lago está en su fase de “vejez” y que tiene graves problemas de eutrificación y sedimentación. Tras ello, el gobierno y los privados iniciaron un plan para recuperarlo, que incluye tanto rehabilitar la calidad de sus aguas como mejoras ambientales y en la gestión de su industria turística.