Con proyecto buscan preservar las huellas jurásicas de las Termas del Flaco
Por Camila Olmos Rivera, El Mercurio.
Declaradas Monumento Paleontológico Nacional en 1967:
Construcción de puente colgante, mirador e instalación de señaléticas pretenden conservarlo y detener su deterioro.
A lo largo de imperfectas y verdes laderas transita una tranquila manada de caballos. A su paso, unos cuantos escarabajos andinos simulan estar muertos, mientras que algunas rápidas lagartijas se camuflan entre las más variadas hierbas silvestres. Desde la altura, tres sigilosos cóndores vigilan la montaña.
Así es el paisaje que rodea uno de los sitios que en Chile evidencian la presencia de dinosaurios desde hace 150 millones de años, y que hoy es uno de los más atractivos de la Región de O’Higgins.
En 1960, el arqueólogo y astrónomo Diego Márquez recorría los cerros que rodean al sector de las Termas del Flaco, ubicadas en San Fernando, a 138 kilómetros al sur de Santiago, cuando realizó un gran hallazgo: uno de los escasos registros fósiles del periodo jurásico que existen en el país.
Las huellas de los dinosaurios, que los lugareños llaman “Parque Jurásico”, están inmersas en una quebrada, a 1.800 metros sobre el nivel del mar.
En ella pueden distinguirse decenas de pisadas petrificadas de dinosaurios saurópodos, animales herbívoros de cuello y cola larga, de la especie terópodos o carnívoros, y de dinosaurios ornitisquios herbívoros.
Un grupo de científicos del Museo de Historia Natural de Santiago fue el primero en estudiarlas en la década de 1960, y en 1967 fueron declaradas Monumento Paleontológico Nacional.
Años después, entre 1983 y 2004, expertos paleontólogos norteamericanos llegaron hasta el lugar del hallazgo para complementar el estudio.
Las investigaciones científicas han podido comprobar que los dinosaurios dejaron sus huellas en lo que fue una antigua laguna costera, las cuales fueron cubiertas por ceniza volcánica y, por tanto, protegidas de la erosión.
Daño
“Producto del levantamiento de la Cordillera de los Andes, esta capa con huellas se elevó, quedando inclinada como una muralla. Es lo más parecido a estar viendo una película de dinosaurios”, dice Simón Céspedes, quien desde hace 10 años trabaja el turismo paleontológico en la zona.
Pese a que las huellas están protegidas por el Consejo de Monumentos Nacionales, han sufrido el deterioro causado a lo largo de los años y el maltrato por parte de los turistas.
“Están abandonadas, muchos turistas las pisan, e incluso hace algunos años fueron víctimas de grafiteros”, añade.
Céspedes las cuida, junto a un grupo de cuatro jóvenes que trabaja durante el verano en las Termas del Flaco. Incluso, han intentado mejorar el sendero que conduce a ellas.
El abandono y progresivo deterioro de este parque motivó a la Policía de Investigaciones (PDI) de San Fernando a elaborar un proyecto de conservación.
“En el lugar no hay información, los turistas a veces se pierden y lo más preocupante es que algunos maltratan las huellas. Si esta conducta sigue, van a desaparecer”, dice Jaime Gómez, inspector de la Brigada de Criminalística en la comuna y encargado del proyecto.
La iniciativa considera la construcción de un puente colgante de 70 metros de largo que conectará una quebrada de agua con el inicio del sendero que conduce al monumento. Además, se construirá un mirador a metros de las pisadas, para que los visitantes no puedan tocarlas.
También se ampliará la ruta de acceso, que mide cerca de 60 centímetros de ancho, a un metro; se instalarán pasamanos en las zonas de mayor riesgo y señalética, y se adaptarán zonas de descanso.
Uno de los grandes objetivos del proyecto, detalla Gómez, es desarrollar un museo al aire libre, donde habrá acceso a información científica del monumento paleontológico y su historia.
El sector de Termas del Flaco funciona como balneario solo en verano. Además del turismo paleontológico, el visitante puede practicar deportes extremos.
$40 mills. es la inversión que requiere el proyecto de conservación, cuyo financiamiento será postulado al Gobierno Regional.
60 mil turistas chilenos y extranjeros visitan el monumento en verano.