Incendios: la constante amenaza a nuestro patrimonio arquitectónico
Por José Tomás Franco.
Durante el último tiempo, han sido numerosas las noticias sobre una serie de incendios en edificios patrimoniales que destruyeron rápidamente gran parte de sus estructuras. Más allá de las causas que los han generado –indeterminadas e imprecisas en muchos de los casos- llama la atención la fragilidad de nuestro patrimonio y la falta de medidas concretas ante una situación que se vuelve a repetir frecuentemente.
Sergio Albornoz, jefe de desarrollo técnico de la Academia Nacional de Bomberos (ANB), comenta sobre la situación en Chile: “Mientras en el Louvre hay una compañía de bomberos interna y todo un sistema de detección y descarga de agentes limpios (es decir, que no dañan las obras) para prevenir y controlar incendios, aquí tu vas al GAM y hay un extintor colgado en la pared. Esa es la triste distancia que existe”. [1]
¿Realmente valoramos nuestro patrimonio arquitectónico?
El concepto general de patrimonio arquitectónico está vinculado a las obras de arquitectura que tienen relación con la identidad y la memoria de un lugar.“Son aquellas obras que debido a una diversidad de razones, se considera que sin ellas, el entorno donde se ubican, dejaría de ser lo que es”. [2]
Esta definición nos habla de edificios que son fundamentales dentro de su contexto, que más allá de lo estético o formal, forman parte de nuestra historia y lo que somos como sociedad, dando espacio a diferentes formas de vida, arraigadas en la cultura y la cotidianeidad de sus habitantes. Los incendios estarían generando daños irreparables que sobrepasan al edificio como objeto construido; son escalas de barrio, son formas de habitar, una memoria colectiva que probablemente será reemplazada por grandes torres sin identidad ni relación con lo preexistente.
Carolina Tohá, alcaldesa de la comuna de Santiago, en Chile, comentaba hace algunos meses: “(Nuestro patrimonio) Se quema, se cae, se usa mal. No estamos preparados y no tenemos las políticas, ni el volumen ni la conciencia”. [3]
¿Cómo es posible que gran parte de los edificios más vulnerables y deteriorados de la ciudad sean justamente los más importantes? ¿O como arquitectos, amantes del patrimonio, los estamos sobrevalorando dentro de sociedades donde lo temporal es lo más rentable?
El director del Instituto de la Vivienda de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Jorge Larenas, comentaba en Noviembre del 2013 que las actuales políticas “están fuertemente orientadas a la construcción de nuevas edificaciones y, en ese sentido, lo patrimonial muchas veces es visto como una condición que establece ciertas restricciones para el desarrollo urbano, que está muy vinculado al desarrollo inmobiliario. Entonces hay una carencia de políticas públicas en ese sentido y hay pocos incentivos”. [3]
El fuego parece borrar una memoria sin culpables, entregando los terrenos más caros de la ciudad a nuevos proyectos que seguramente serán más rentables para un mayor número de personas. Ganaremos quizás por un tiempo, pero perderemos para siempre una identidad que desde la arquitectura, se ha construido con el pasar de los años.
* Incendios registrados durante los últimos años: Mercado de Concepción, Chile / Teatro Municipal de Santiago, Chile / Palacios Aldunate e Íñiguez, Santiago de Chile / Iglesia de San Francisco, Valparaíso, Chile / Casona Patrimonial y dos inmuebles de Luciano Kulczewski, Santiago de Chile.
[1] Infierno patrimonial: la incultura chilena en prevención de incendios. El Mercurio, Santiago de Chile, 24 de Noviembre de 2013. p. E4 (En sección: Artes y Letras)
[2] Definición vía ARQHYS
[3] En seis meses se han quemado cuatro edificios patrimoniales en Santiago. La Tercera, Santiago de Chile, Noviembre de 2013.