Cómo Groninga impulsó los viajes en bicicleta
La buena reputación que las ciudades europeas han obtenido en torno a la cultura ciclista es producto de varios factores que se conjugan, entre los que destacan la motivación ciudadana y la voluntad política por impulsar a la bicicleta como un medio de transporte eficiente que afecta positivamente en la calidad de vida en zonas urbanas.
En este sentido, Groninga, en el norte de los Países Bajos, es uno de los tantos ejemplos europeos que destaca por alcanzar esta realidad. En esta ciudad no sólo hay más bicicletas que autos, sino que también más bicicletas que habitantes. Además, implementó una política pública pro bicicleta en los años ’70 que hasta hoy sigue vigente.
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En Groninga, actualmente viven 190.000 personas, hay 300.000 bicicletas y 75.000 autos. Además, el 50% de los viajes se hacen en bicicleta, pero este número aumenta a un 60% si sólo se consideran los desplazamientos por el centro. Precisamente, fue en este punto de la ciudad donde se implementó en 1977 una novedosa y simple medida que ha favorecido el uso de la bicicleta. Ésta consiste en la división del centro en cuatro cuadrantes, en los que se prohibió pasar de uno a otro en auto, ya que sólo se pueden conectar entre sí a pie o en bicicleta.
De esta forma, los automovilistas deben ocupar una circunvalación que está en torno a estos cuatro sectores, lo que significa que pueden circular por los cuatro cuadrantes, sólo que para llegar a uno antes deben pasar por otros, por lo que perdían más tiempo.
Aunque en un principio la prohibición no fue aprobada por los comerciantes, quienes creían que perderían clientes, porque no llegarían directamente en auto, con el tiempo fue bien recibida, ya que se dieron cuenta que las calles no estaban congestionadas y que la contaminación y el ruido de las calles había disminuido.