El desaparecido casino del GAM
Por Carlos Reyes Barría, La Tercera.
[17 meses] Creado junto al edificio para una convención de la ONU en 1972, fue hasta su cierre un centro social de la época.
Para que Santiago pudiera ser sede en abril de 1972 de la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad III), Nueva York le exigió al entonces Presidente Allende y a sus arquitectos que su edificio -el actual Centro Cultural Gabriela Mistral- tuviera un casino de alimentos con capacidad para 600 personas. “Ni una menos. Primero nos pareció una locura. ¿Qué íbamos a hacer después con un restaurante tan grande? Nada nos hacía pensar el éxito que tendría”, cuenta su arquitecto, Miguel Lawner.
Luego de la asamblea, que recibió a dos mil delegados por cinco semanas, se convirtió en uno de los primeros y más grandes locales autoservicio del país.
Rosenda Molina (63) realizó ahí su práctica profesional y trabajó como supervisora durante sus 17 meses de funcionamiento. “Llegué por mi padre, Angel, quien fue uno de los que construyó el edificio en nueve meses. En el casino, cada uno tomaba su bandeja y podía escoger uno de los cuatro menús, más bebida y postre. Servíamos más de tres mil raciones al día, desde el desayuno hasta pasada la medianoche: era como el happy hour de la época. Incluso se hacían cumpleaños”, cuenta.
Ideado por quien fuera dueño de la antigua cadena Chez Henry, el español Salvador Morera, el casino reunió a distintas clases sociales. “Tenía 15 años e iba siempre a almorzar desde Macul, antes de entrar al Liceo Darío Salas. Veía universitarios de morral y de corbata, académicos, oficinistas de todos lados, porque todas las micros llegaban a la Alameda. No recuerdo el precio, pero serían unos $ 2.500 de la época o menos”, cuenta Myriam de la Fuente (56).
Lo que más recuerda Carmen Esponda (72), que trabajó con la entonces primera dama, Hortensia Bussi, en la Coordinadora de Centros de Madres, es la decoración. “Podía verse el casino por la Alameda a través de los vidrios del edificio, y los peces de mimbre de Alfredo Manzano junto a lámparas colgantes y artesanías de todo el país. Era toda una atracción”, cuenta.
Funcionó de lunes a domingo hasta el 11 de septiembre de 1973, fecha en que las Fuerzas Armadas ocuparon y blindaron el recinto, convirtiéndolo en sede de la Junta de Gobierno y rebautizándolo tres meses después como Diego Portales. “Ese día llegué a las 8.00 y una hora después el pastelero puso la radio y se oía el discurso de Allende. Luego, nos enviaron a todas a la casa y días después nos despidieron”, recuerda Molina. Las fotografías las quemó todas, por su seguridad.
Hoy, cuatro décadas después, el espacio es ocupado por la Sala de Artes Visuales del GAM. “Los clásicos peces de ‘Manzanito’ desaparecieron el año del golpe, pero una réplica se inauguró en 2013 y puede apreciarse en la plaza del centro cultural”, cuenta Alejandra Wood, su directora.