MOP recibe mayor multa a un organismo público por incumplir plan ambiental
Por Oriana Fernández G., La Tercera.
Superintendencia del Medio Ambiente sancionó con $ 918 millones a esa cartera por “graves” infracciones.
Una multa por $ 918.171.576 (1.858 Unidades Tributarias Mensuales) cursó la Superintendencia del Medio Ambiente al Ministerio de Obras Públicas (MOP), en diciembre pasado. Esto, por no cumplir con un plan ambiental comprometido en 2002, en el marco de la construcción de la ruta D-705, que une Illapel con Salamanca en la Región de Coquimbo, y cuyo trazado recorre la Reserva Nacional Las Chinchillas.
La sanción fue notificada en enero pasado a la cartera y es la más alta que la superintendencia haya cursado a algún organismo del Estado.
Según el expediente, se resolvió sancionar a la cartera por no cumplir con parte de la Resolución de Calificación Ambiental que autorizó al ministerio a emplazar esa carretera dentro del área protegida, hace 12 años, administrada por la Corporación Nacional Forestal (Conaf). El MOP debía aplicar un plan de mitigación que exigía aumentar la superficie de la reserva en 100 hectáreas, con el fin de proteger la colonia de chinchillas existentes, roedores laníferos en peligro de extinción que habitan únicamente en la Región de Coquimbo.
El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) solicitó en 2012 al Servicio de Evaluación Ambiental que indagara por qué no se había cumplido con el plan en esa área de 4.229 ha. Esta entidad, que tramitó el proyecto para edificar la vía, remitió el caso a la superintendencia.
En el expediente, la superintendencia consideró estos hechos “graves”. Planteó que “se ha podido acreditar el requisito de gravedad (…) cabe señalar que la medida de compensación se ha incumplido en un 100%, es decir, no se ha anexado ninguna hectárea a la reserva”. Añade en el documento que “la omisión de ejecutar este efecto positivo, alternativo al que se había obligado al titular, generó y genera un peligro de importancia relevante”.
El MOP, por su parte, presentó un recurso de reposición contra la multa, la que está siendo analizada para ser resuelta en las próximas semanas. Al ser consultada por el caso, en la cartera se indicó que el año pasado presentaron un programa de cumplimiento que fue rechazado por la superintendencia. “Se han realizado las gestiones internas para dar curso a las expropiaciones que correspondan y con ello dar cumplimiento a la medida, presentando un cronograma de trabajo concreto, avanzando a paso firme para cumplir con la entrega” de la superficie, dijeron.
Situación de la especie
El director de la Conaf de la Región de Coquimbo, Eduardo Rodríguez, explicó que el cumplimiento de este plan por parte del MOP “ayudaría mucho, porque con estas 100 hectáreas vamos a dar protección efectiva a colonias que tienen buena expectativa de sobrevida y se podría mejorar la genética de las poblaciones”. Cuenta que es relevante conservar a estos ejemplares porque están en peligro de extinción. Se estima que su población llega a entre 5.000 y 10.000 individuos. Rodríguez sostuvo que el 50% de las chinchillas existentes se ubica en esta reserva, mientras que el resto está en otras comunas. Agrega que, pese a que aún no se ejecuta este plan, se ha instalado señalética para advertir de la presencia de estos animales y se aconseja reducir la velocidad para no impactarlos. Añadió que, hasta ahora, los roedores no han resultado afectados, pues salen de noche.
Francisco Squeo, investigador del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Aridas y de la U. de La Serena, explica que al pasar esta carretera por la reserva se separaron las poblaciones de chinchillas, por lo tanto, su reproducción es entre un grupo cada vez más reducido de individuos, lo que afecta el desarrollo en óptimas condiciones de los ejemplares. “Entonces, luego de que emprendieron este proyecto, el Estado debe cumplir un compromiso de conservación de la biodiversidad”, dice Squeo.
Según la Conaf, las chinchillas han experimentado una recuperación de su población, debido a que está prohibida la caza. En el siglo XIX fueron explotadas para la fabricación de abrigos, por lo que apenas se llegaron a ver decenas. Desde los años ‘70 su número comenzó a crecer.