El plan maestro del Palacio Cousiño
Por Romina de la Sotta Donoso, El Mercurio. (22/02/14)
El monumento nacional y máximo símbolo del lujo minero del siglo XIX ha permanecido cerrado al público desde el terremoto de 2010. Sin embargo, reabrirá el próximo año, tras una restauración que costará $883 millones.
“Doña Isidora Goyenechea y don Luis Cousiño eran hermanastros y se querían mucho desde niños, se ve en las cartas que él le envía desde Europa”, asegura Carmen Roba, administradora del Palacio Cousiño. Esta residencia testimonia la riqueza minera del siglo XIX en Chile, dado que, al casarse ellos, se fusionaron también la plata de Chañarcillo y el carbón de Lota.
Todo el mobiliario de sus doce salones fue importado desde Europa. Hay cortinas de seda confeccionadas por monjas, baldosas italianas, doce chimeneas de mármol y una lámpara de lágrimas de 13.800 cristales.
Atractivos de los que el público ha estado privado desde febrero de 2010, debido a que el terremoto dejó inhabitable el inmueble edificado por Paul Lathoud. Sin embargo, el Palacio Cousiño reabrirá el próximo año. Ya está en marcha un proyecto para restaurar este monumento nacional, con un presupuesto que supera los $883 millones y que proviene del Fondo de Recuperación Infraestructura Local Zona Centro Sur, de la Subdere. “Estamos esperando que el Gore apruebe las bases de las licitaciones, para abrirlas en marzo. La ejecución de los trabajos tomará doce meses”, anuncia Gabriela Elgueta, secretaria comunal de planificación de la Municipalidad de Santiago, entidad propietaria del inmueble desde 1940.
Serán dos licitaciones, con distintas expertises . Una de ellas, por $800 millones, corresponde a las obras civiles e incluye la recuperación posterremoto de la edificación, el repintado de todas las fachadas y reparación de los techos. También se restaurará el invernadero y habrá mejoras en las áreas de servicios, administración, guardias e iluminación. Además, se habilitará la antigua cava como sala de exposiciones y auditorio.
La otra licitación es por $83.653.000 y consiste en la restauración de la colección pictórica, el mobiliario, las esculturas, los vitrales y las lámparas.
A pesar de los visibles desprendimientos de cornisas, el terremoto de 2010 comprometió pocos muros del palacio. Uno de ellos está en el comedor principal, y será reforzado. En este salón, el más elegante del inmueble, se restaurará la tapicería que cubre todas las paredes y las 24 sillas del comedor. Se trata de un trabajo en cuero de carnero pirograbado elaborado en Córdoba con una técnica árabe hoy casi extinta.
“La expertise tendrá que ser de altísimo nivel, pues los cortinajes y revestimientos de pisos son distintos en cada habitación. Por ejemplo, en el salón de té hay parqué de roble americano, caoba, nogal, haya alemana y ébano, y en el hall central, mayólica italiana”, comenta Roba.
Materiales originales
Los trabajos permitirán, además, reparar errores de mantención del pasado. Se adquirirán telas elaboradas por especialistas de la República Checa para los tapices y las cortinas que fueron reemplazados por materiales no históricos y que hoy se ven el doble de viejos que los originales.
En la Pinacoteca se reemplazará el soporte de iluminación -que ha dañado las cornisas- y se restaurará el policromado veneciano de la lucarna. También se completará la restauración de los cinco cuadros con los que Monvoisin se hizo famoso en Chile (ya se trabajó en su obra “Alí Pachá y su favorita”).
Carmen Roba adelanta que en el invernadero, que hoy se llueve, “se sacarán todos los vidrios del techo, se desarmará la estructura metálica, para restaurarla y montarla de nuevo”. También se recuperará el color azul cobalto de los vitrales.
Así se rescatará el brillo de un palacio y también el fulgor de un amor intenso, según apunta Roba: “Don Luis no alcanzó a vivir acá, pues murió en 1873, de una tuberculosis. Por eso pensábamos que doña Isidora había construido la casa a su usanza, pero por una señora que vivió aquí hasta 1928, supimos que lo hizo todo al gusto de él”.