Una nueva batalla en Peñalolén

Por Diego Villegas C., La Tercera. (23/03/14)

[densificacion] En 2003, la Comunidad Ecológica entró en conflicto con la Toma de Peñalolén. Ahora la lucha la dan contra las inmobiliarias, pues aseguran, romperán con el ecosistema de la zona.

Cuando se creó la Comunidad Ecológica de Peñalolén hace 34 años, sólo eran seis familias que buscaban mayor contacto con la naturaleza y alejarse de los problemas e inconvenientes típicos de la ciudad. Actualmente, 350 familias habitan en el lugar, las cuales conviven en casas de barro a los pies del monte, sin alumbrado público ni alcantarillado, ni tampoco caminos pavimentados.

“Es una forma de vivir distinta, nos organizamos a través de una junta de vecinos y todos estamos en concordancia. Sin embargo, hay algunos que no hablan el mismo lenguaje de nosotros”, señala Marty Brito, quien reside en la comunidad y ha presenciado las luchas que los vecinos han dado por su espacio. En 2003, el entonces ministro de Vivienda y Urbanismo, Jaime Ravinet, quiso instalar en dos predios vecinos a la comunidad -las parcelas 2 y 12- un total de 900 viviendas sociales para que 980 familias provenientes de la Toma de Peñalolén vivieran ahí.

En aquella época, los residentes de la comuna, entre los que se cuentan Héctor Noguera y Malucha Pinto, se opusieron a este plan y protestaron en contra de la medida. ¿El resultado final? El gobierno terminó vendiendo aquellos terrenos a las empresas inmobiliarias del sector y las familias fueron reubicadas en otros sectores de Santiago.

Hoy, después de 11 años de aquel conflicto, otro problema los saca de su vida cotidiana. Esto, por la llegada de nuevas edificaciones al sector que podrían densificar los terrenos, en los que actualmente viven aproximadamente ocho personas por hectárea.

“Esto se justifica completamente por un tema de infiltración de aguas. Acá cuando llueve, se caen quebradas y es normal, pero si se pavimenta por encima de la comunidad, esa agua pasará directamente a la ciudad. Lo cual es muy peligroso. No sólo nos están quitando nuestra conexión con la cordillera, si no que se genera una densificación terrible”, explica el presidente de la Junta de Vecinos de Peñalolén, Cristián Andrade.

El dirigente agrega que los terrenos de la zona son los más baratos dentro de Santiago, pues tienen actualmente un valor que fluctúa entre los 1,5 y 2 UF por metro cuadrado. Además, según cuenta, lo que se está haciendo con las nuevas edificaciones no es del todo legal, pues según un decreto seccional incluido en el Plan Regulador de la comuna en 1999, en el lugar no pueden vivir más de 50 personas por hectárea, cifra que sería superada con creces por los condominios existentes.

“La presión inmobiliaria es enorme y Peñalolén se ha sometido a eso. No tienen idea de qué hacer con la precordillera, no comprenden el tema e insisten en dar permisos. Ellos edifican, construyen alumbrado y calles y rompen con el esquema natural del lugar”, afirma.

Por su parte, la directora de obras (DOM) de la Municipalidad de Peñalolén, María José Cholaky, señala que las afirmaciones hechas por los vecinos no corresponden en su totalidad, pues “en la comunidad ecológica sólo existe un anteproyecto de loteo con construcción simultánea aprobado en la dirección de obras bajo el nombre de El Frambuesal y que tiene vigencia hasta abril del presente año. Sin embargo, existe para el mismo Frambuesal un nuevo anteproyecto en trámite con acta de observaciones emitidas, correspondiente a 135 viviendas acogidas a copropiedad inmobiliaria. Este proyecto, además debe someterse al SEA, proceso que se encuentra iniciado con fecha 11 de diciembre de 2013, por emplazarse en un terreno de más de siete hectáreas. El anteproyecto no permite construir el conjunto hasta obtener el permiso de edificación, que a la fecha no ha sido presentado a esta DOM”, explican.

“Nos van a llenar de casitas iguales, con pavimentación y eso será terrible para el ecosistema de la comunidad. Sólo pedimos que se tome un poco de conciencia con este asunto, pues este es un oasis dentro de la ciudad y se está destruyendo”, remata Andrade.