Columna: ¿Peatones v/s Ciclistas?

Todo este problema viene desde arriba, las autoridades insisten en juntar a los peatones y a los ciclistas para así no quitarle espacio a los autos, para ellos la ciudad debe acomodarse a los autos, cuando la cosa debe ser a la inversa. Aún no entienden que la bicicleta es un medio de transporte más y que necesita de ciclobandas, no de ciclovías, para ello sí o sí hay que reducirle el espacio a los autos.

Respuesta a Tomás Echiburú Altamirano y a quien le interese. Puntualizo que soy peatona, ciclista y automovilista, respetuosa de las leyes (que para algo están ahí ¿no?) Algunos aportes:

PRIMERO: Carta enviada a los medios.
Bicicletas
De cómo una necesidad se convierte en moda
De cómo una moda se convierte en plaga
¿Quién le pone el cascabel al gato?

En esta oportunidad defino como necesidad el acceso a un transporte limpio, liviano, silencioso, eficiente y que provea al actor de un sano ejercicio cotidiano. Como moda defino la instalación de marcas, marchas, cambios y embelecos, y de cómo el usuario se olvida de la necesidad esencial para empezar a competir con el del lado en velocidad y otras vainas. Defino como plaga los hechos: más ciclistas que peatones por las veredas.
(Si bien tengo un auto, por personalidad y cultura soy peatona; el auto queda para ir a las compras contundentes y afines. Un punto es cierto: ya no caben más autos en Santiago y por ende me parece estupendo el uso de bicicletas).
Hoy en día (me refiero a Providencia) quien se atreva a ser peatón debe estar atento a su derecha, a su izquierda, por detrás y por delante (y sobre todo a la vuelta de una esquina), para no terminar en un porrazo –con suerte- o en un hospital con algún hueso quebrado. La plaga nos arrebató el derecho a caminar disfrutando de la observación del entorno, de la apreciación, y hasta -si se quiere- del ensimismamiento legítimo e inocente, sin correr riesgos.
Es bien cierto que de no discurrir y aplicar una solución global para el uso de las calles, será prácticamente imposible sacar a las bicicletas de las veredas. También los ciclistas sufren el antagonismo y la prepotencia de quienes manejan autos, camiones, micros y motos. Sin embargo, se podría empezar por hacerlo simple. Nada nuevo: así fue en el pasado -puntos 1 y 2- y no sé por qué cambió. (Sospecho que para toda plaga no hay barreras…)
1. Patentes para bicicletas, cuya obtención debería tener como requisito el conocimiento la ley de tránsito.
2. Uso de campanilla.
3. Vestimenta reflectante.
4. Prohibir el uso de auriculares que impiden a los ciclistas escuchar el entorno y se convierten en verdaderos autistas sólo pendientes de sí mismos y del sonido directo a sus orejas.

Hechos: sólo tres (de muchos) ejemplos en lo personal:
1. A vista y paciencia de la peatona que soy: carabineros pedaleando (¿moda?) por la vereda, en Constitución entre Márquez de la Plata y Antonia López de Bello, con toda parsimonia y “dueños” del espacio arrebatado.
2. Accidente en Pío Nono en ciclovía: un peatón que atravesaba desde poniente a oriente con luz verde, inocentemente y por costumbre miró a su derecha por si acaso… pero por su izquierda y por la ciclovía a toda velocidad venía un ciclista en sentido contrario que no respetó la luz roja (¿el uso de ciclovías incluye el sentido del tránsito?); siguió de largo y el peatón quedó en el suelo socorrido por otros peatones.
3. En la calle, esperando luz “flecha verde” en un semáforo para doblar a la izquierda, un ciclista que se creyó el jamón del sánguche, arruinó el espejo lateral derecho de mi auto con su tremenda mochila. Fui a hacer la denuncia a Carabineros (requisito de la compañía de seguros), trámite que no fue posible al no llevar testigos y no ser identificable ni sancionable el causante. Insólito: tuve que mentir y denunciar un robo, en otra comisaría; este truco fue de acuerdo con la compañía de seguros y carabineros… ¡!
SEGUNDO: Punteo entregado a la Dirección Jurídica de la Municipalidad de Providencia, donde fuimos citados para cooperar en la solución de problemas.
A: Dirección Jurídica de la I. Municipalidad de Providencia
De: María Inés Solimano, Josefina Vial y Camilo Mori, habitantes de la Comuna de Providencia
Fecha: 30 de enero de 2014
I La carreta delante de los bueyes
Bicicletas: Santiago ha vivido una proliferación indiscriminada de un medio de transporte, producto de la propaganda, de la necesidad de un transporte silencioso y limpio, y del hecho incuestionable de que en Santiago ya no cabrían más autos. No obstante, la ciudad nunca fue pensada para el traslado masivo mediante el uso de bicicletas, por razones topográficas, por su extensión, por su cantidad de habitantes (prácticamente la mitad del país vive en Santiago), así como fuertes elementos culturales que evidentemente propiciaban y fomentaban el uso del automóvil como símbolo de estatus. Hoy día debemos pensar en soluciones cuando el inconveniente ya se instaló.
El “boom” de las bicicletas ha originado:
– Un uso indiscriminado, ilegal, irresponsable y de falta de respeto absoluto al legítimo derecho y exclusividad de uso de la vereda como el espacio natural para el ciudadano peatón.
– Todo lo anterior, con la única excusa –invocada por los ciclistas- de que sus riesgos de circulación por la calzada resultan, en su opinión, demasiado altos. Con lo cual, en forma arbitraria y abusiva, han trasladado esos riesgos hacia los peatones, circulando por las veredas.
II Proposiciones
Las soluciones de todos estos inconvenientes ya están tratadas y tipificadas en los respectivos textos legales y ordenanzas municipales sobre el particular. Los mismos instrumentos establecen sistemas de fiscalización y sanción frente a su incumplimiento. El nudo está en que no hay la más mínima fiscalización y menos sanción a las infracciones cometidas en contra de la ley del tránsito y otras, cuando el infractor es un ciclista. En términos simples, violar la legislación vigente para ellos tiene un costo cero. Esto, evidentemente contribuye –y de hecho genera- el uso irresponsable antes mencionado. Sólo cabe destacar que, por ejemplo, el automovilista que viole el mismo cuerpo legal, tiene claro que su conducta le va a significar un costo ya sea pecuniario, de pérdida de libertad o de otra índole. Formas para llevar a la práctica las soluciones:
– Facultar a los inspectores municipales para ejercer la fiscalización y cumplimiento de la ley, mediante la identificación del ciclista infractor, retención de su documento de identidad y citación ante el organismo encargado de aplicar real y efectivamente la sanción ya contemplada en la ley.
– Atendida la situación de colapso que todos conocemos de los Juzgados de Policía Local –recargados indiscriminadamente de competencias sobre materias para las cuales no cuentan con la infraestructura humana y material- sería conveniente pensar que sea otro organismo municipal el encargado de sancionar estas contravenciones, como podría ser la Tesorería Municipal u otro.
– Implementación de señalética clara y precisa, indicando que el uso de las veredas corresponde única y exclusivamente a los peatones.
TERCERO: Carta-respuesta Acerca del lanzamiento de la campaña llamada a respetar y compartir el espacio público de manera responsable y así disminuir los accidentes, de la Municipalidad de Providencia y ARCADIS, que me enviaron ayer martes 8 de abril:
Estimado:
Me parece interesante la campaña de seguridad vial para “peatones, ciclistas y automovilistas”. Sin embargo, mi grano de arena consiste en puntualizar que, tal como se lo expresé a la Alcaldesa en una oportunidad, todos los ciudadanos somos peatones por naturaleza -ya sabemos que nos paramos en dos piernas como a los dos años de vida- y dejamos de serlo sólo cuando nos montamos en una bicicleta o nos subimos a un auto. Como peatones, estamos en desventaja porque no andamos en el vehículo que sea, y por lo tanto, absolutamente desprotegidos.

En la tercera fotografía que aparece en la nota de la Municipalidad de Providencia y ARCADIS que nos envías, aparece una ciclista por la vereda, lo que está estipulado como infracción a la ley del tránsito, sin explicación al pie que lo especifique. Peor aún, aparece distraída e interesada en una lectura.

Estoy convencida de que una campaña de esta naturaleza debe estar enfocada especialmente hacia los ciclistas y los automovilistas. El derecho y el espacio de los peatones para caminar en dos piernas les ha sido arrebatado. Por lo tanto, no corresponde que el llamado a “compartir el espacio público entre peatones, ciclistas y automovilistas” como sujetos, esté tratado al mismo nivel. En concreto: el espacio para peatones ha sido usurpado hasta ahora con toda impunidad (costo cero para los infractores) y preferiría que una campaña partiera con ese postulado: respetar el espacio y el derecho per sé -para ello se crearon las veredas- de quienes caminan.

(Personalmente te comento: en el último año como familia hemos sufrido dos accidentes gravísimos -en calidad de peatones- provocados por ciclistas transitando en abierto desacato a las leyes).

Muchos saludos,

Josefina Vial