Incendio en Valparaíso: la catástrofe y las lecciones de la (des)planificación

Desde fuera, y aplaudiendo el debate generado sobrela (esperpéntica) planificación urbanística de las ciudades chilenas y muy concretamente Valparaíso, creo que parte de la “culpa” de estas situaciones se debe al modelo de administración pública chileno. Un modelo heredado de la dictadura, profundamente jerarquizado y enfermizamente centralista, en el que incluso la atribución del urbanismo de las ciudades está en manos de… el estado (!!).

Este modelo huye de la posibilidad de consensuar soluciones y planificaciones desde el conocimiento de primera mano y la cercanía y subyugan a todas las regiones (que no cuentan con representación democrática directa) a los errores de una única gran administración, que gestiona ciudades a miles de km de su base desde el desconocimiento.

Esta estructura medievalista debe cambiar en un país moderno abierto al espíritu emprendedor y que busque la diversificación del conocimiento. Más si su modelo de crecimiento se basa en el libre mercado, chocando con una administración más cercana a la planificación centralizada.

Esta ceguera de la administración no diversificada, produce situaciones inevolutivas como esta. Agujeros negros no contemplado que son focos de catástrofes y dramas como el que Valparaíso vive ahora.

Y yo me temo, tocayo, que la visión centralista y planificada es una visión errónea que presupone que de alguna manera, una única cabeza pensante (el gobierno central en este caso) lo hará bien, cuando, en contra, cuenta con, por ejemplo, no disponer los conocimientos de “a pie de calle” y de cercanía y homogeneizar las peculiaridades que se dan en cada lugar. No es lo mismo la estructura de Arica, que la de Concepción, que la que ha provocado los incendios de Valparaíso, catástrofe, por cierto, que gran culpa se la achaco al gobierno central, tanto por su pésima gestión urbanística de la ciudad, como del olvido al que es sometida Valparaíso (tratada casi como una pedanía de Santiago), como, no en menor medida, un proceso de subdesarrollo de la ciudad en detrimento del crecimiento de su vecina Santiago, favorecida por el factor de centralidad (grandes fábricas se trasladaron de la antiguamente pujante Valpo a la mimada Santiago), lo que ha generado un modelo de crecimiento de Valparaíso basado en las barriadas y clases sociales de bajo poder adquisitivo.

Si bien estoy de acuerdo en que no podemos fiarnos en una descentralización y derivación total de las potestades del Estado, habría que definir bien qué potestad es la estatal y cuál la de otras administraciones más deslocalizadas. Por ejemplo, que una ciudad garantice un trato equilibrado de todos sus segmentos sociales y urbanos, que haya un equilibrio social, que se apliquen las medidas que se establezcan para evitar las catástrofes y que se den respuestas adecuadas a la ciudadanía, el control de todo esto, me parece que pertenece al estado.
Poner en práctica las herramientas necesarias y darles un sentido social y urbano directo a todo aquello necesario para que estas recomendaciones “ocurran”, me parece que corresponde a las administraciones más cercanas.

Es decir, yo no estoy a favor de que se desvincule a la sociedad, representada por sus administraciones públicas, de la potestad de construir y proteger su futuro, sino que se gestione de una forma más diversa, más cercana, más descentralizada y más efectiva.

De poco sirve que una ciudad adquiera las competencias de urbanismo, si va a hacer lo que le dé la gana y el estado no va a vigilar para evitarlo. Yo no hablo de esto, de la misma manera que no secundo que la solución a esto sea devolverle dichas potestades al Estado.

Es gestionarlo bien. Unas administraciones que lo pongan en práctica, otras que vigilen para que se haga bien. Pero veo absurdo que un ministerio situado en Santiago Centro me planifique y ejecute las pequeñas plazas sociales a 2000 km al norte, en Arica, por ejemplo. Es, simplemente, una falta de respeto a los habitantes de Arica (siguiendo con el ejemplo).

*Por cierto, la necedad que demuestran algunas ciudades con facultades transferidas para ejecutar correctamente ciertas obras, como la que demuestra, por ejemplo, Valparaíso al llevar adelante la renovación del puerto a través de una privatización que transforma un espacio abierto en un centro comercial privado, debería solucionarse con dicho control del gobierno que establezca los procesos para que las municipalidades tiendan a no equivocarse con este tipo de cosas.

El incendio o los multiples incendios de Valparaiso y en Chile son el resultado de un proceso, un fenomeno relacionado a la expansión, densificación y aumento de la complejidad de nuestras ciudades, en los paises desarrollados gracias a una normativa comprensiva, el riesgo de incendio se ha mantenido constante, en países subdesarrollados va en alza.

El problema radica en integrar la protección contra incendios en el desarrollo urbano, de crear una normativa y una institucionalidad, por ejemplo el delegado presidencial de la reconstrucción de Valparaiso, como SEREMI se pronuncio sobre la conveniencia de dejar funcionar cierta multitienda de 5 pisos en Valparaiso a pesar de que carecia de vías de evacuación y sin el menor rubor plasma en un email sus pensamientos e interpretación de la normativa y me lo manda en un email.

El punto es que nadie fiscaliza la protección contra incendios, solo el revisor independiente que es generalmente un arquitecto, bomberos al ser un cuerpo voluntario a lo más recibe el famoso plan de evacuación, pero no tiene, ni quiere la responsabilidad de fiscalizar, en paralelo tenemos una normativa muy mala, por ejemplo debemos ser el unico pais en el mundo donde se prohibe la instalación de bombas de agua contra incendios por normativa, en el RIDAA se dan las especificaciones y se colocan como minimas (y subdimensionadas) y el MINVU con un DDU le pone que las redes de incendio deben cumplir las especificaciones del RIDAA, lo que ha llevado a la instalación de decenas de miles de mangueras para regar (red húmeda) y red seca que según el CB Santiago solo la mitad funciona.

Ahora es extraño que esto haya ocurrido un incendio de tal magnitud, no, era de esperar, incluso no hemos visto todavia los peores incendios; los incendios post terremoto.

¿Que es necesario hacer? mejorar el OGUC, el DS 95/98, DS 495 crear un organo especializado en la protección contra incendios, como una super intendencia pienso, con financiamiento propio e independiente y que genere inteligencia, estrategias, normativas y fiscalice, tomar las atribuciones que tiene el SESMA para las fábricas y lugares de trabajo, sacar del MINVU el Titulo 4 Capitulo 1 y 2, del RIDAA la red de incendios. Eso es, sacarle atribuciones al MOP, MINSAL y MINVU.

Existen dos estrategias de administrar los riesgos: Los países desarrollados invierten más recursos en la disminución del riesgo (prevención y mitigación) y los países subdesarrollados aceptan o toleran niveles más altos de riesgo, es decir usan considerablemente más recursos en pagar los costos, en este caso de los incendios. Desde el punto de vista de costo beneficio la administración de riesgo ratifica lo afirmado por Peter Drucker que “los países subdesarrollados no son países subdesarrollados, sino países subgerenciados” donde estándares de planificación, organización, motivación y control para cumplir con eficacia y eficiencia los grandes objetivos se encuentran por debajo de rangos aceptables.

P.D.
Uno no se expone a que la claque le ponga pulgares en contra cuando postea en Facebook. Además, abajo hay una invitación “únete a nuestro Facebook”. Encima de eso, incluyen la posibilidad de comentar en Facebook DENTRO DE LA COLUMNA DEL BLOG en lugar de invitar al usuario a que use Facebook en cualquiera de los mil espacios de que ya dispone en todas partes.
Considero que esta es una presión INDEBIDA, y me gustaría escuchar opiniones de los lectores al respecto.

Los días 14 y 16 del mes en curso envié unos posts muy breves y muy decentes,pero aún están en moderación.

El 21 de mayo aparece un post en Ingles con puras cabezas de pescado, y es publicado con la velocidad del relámpago.

Algo no está bien con la moderación.

No logro entender de qué manera mi último post resultó ofensivo o agresivo para el lector que me puso un pulgar abajo.
Lo único que se me ocurre, puesto que en dicho post no ataco a ninguna de las vacas sagradas (transantiago, Mamut Plaza), es que me he ganado un enemigo que me pone pulgares hasta en una fe de erratas (lo ha hecho).

Volviendo al tema, ayer hice un llamado para Beatriz Mella pero no se ha dignado contestar.
No tengo otra opción sino seguir insistiendo, aunque parece que la columna “Valparaíso, paradigma de la ciudad postal” se va a perder sin remedio.

Saludos.