Jorge Castro: “No quiero que desde la capital se nos diga cómo manejar las quebradas”
Por Daniela Astudillo, La Tercera.
El alcalde de Valparaíso responde a críticas por gestión de emergencia y hace mea culpa por pérdida de alimentos.
Desde una pequeña radio, ubicada atrás de la silla en que intenta concentrarse a diario el alcalde de Valparaíso, suena una particular canción de Jorge Farías, el ‘Ruiseñor de los Cerros’, que comienza insinuando, “según tu punto de vista, yo soy el malo”. El edil Jorge Castro conviene en que la frase lo marca, pero asegura que la lluvia de críticas que recibió por el “¿Te invité yo a vivir aquí?”, como respuesta a un poblador afectado por el incendio del 12 de abril, está lejos de ser una preocupación.
Admite que el sistema frontal que afecta a la zona central (ver página 10) lo tiene tenso. Sabe que se vienen más demandas por soluciones, por lo que espera que los proyectos del gobierno para la ciudad sean “con altura de miras” y con acento porteño.
¿Cuál fue su reacción cuando el delegado presidencial anunció que no se entregarán beneficios a quienes vuelvan a zonas de riesgo?
Es que eso no soluciona el problema, porque además, hoy no hay nadie que sepa cuál es toda la zona de riesgo. Hay sectores con títulos de dominio en zona de riesgo. Soy de la idea que atendamos la necesidad de los porteños.
De cumplirse el aviso, ¿cuántas familias quedarán sin recibir ayuda?
No lo deben saber, porque la cantidad de gente afectada hoy es mucho más que las cifras oficiales. Vamos camino a las 3.400 casas, entonces hay una serie de situaciones que se deben controlar y organizar.
El gobierno dice que debería expropiarse para refundar barrios en Valparaíso, eso lo hace mirar el futuro con optimismo?
No, porque la cuña debe ser que vamos a expropiar, así como también quiero que el plan de manejo incorpore los términos riesgo y quebradas radicadas. Necesitamos una ley especial con claro acento porteño y no capitalino. Que no nos digan desde la capital cómo debemos manejar las quebradas.
Esta emergencia tuvo una rápida reacción, en comparación con la del terremoto del norte. En qué minuto se desorganizó la entrega de bonos.
Esto es una cadena. Si no entregamos los subsidios de arriendo, las personas siguen en los albergues. Pero hay otro problema ahí y es que la plaza de arriendos es muy baja en Valparaíso y ocurrió que comenzó un proceso de subirlos a $ 250 mil y el bono es de $ 150 mil, entonces no alcanza y prefieren seguir en los albergues. Lo más próximo para arrendar a ese preció está en Quilpué y Villa Alemana.
Cuando ocurre la desorganización con las viviendas de emergencia, ¿se cuestiona la presencia de un delegado presidencial?
Que haya un delegado para zona de catástrofe es porque la Presidenta espera que sean más expeditos los trámites y creo que el delegado debe poner el acento en el Valparaíso que viene y no en la contingencia, porque lo que ocurrió entre Techo y el gobierno con las viviendas incompletas recayó en el municipio, que es quien distribuye el material.
Entonces, ¿la contingencia por quién debe ser atendida?
Por el intendente y el jefe de plaza, porque ahí es donde está el mando. Sólo se va a diluir si el delegado no tuviera capacidad de poder cortar. No estoy de acuerdo cuando se dice que esto va a exceder a un gobierno, cuando hace más de 70 años que la ciudad está botada.
Reacción
Diez días después del siniestro que arrasó con siete cerros porteños y mientras visitaba el sector El Vergel, el edil fue increpado por pobladores. La respuesta de Castro (“¿Te invité yo a vivir aquí?”) recibió una serie de críticas.
¿Cómo explica su reacción con el habitante del campamento que lo emplazó?
Había molestia, porque en el diálogo me decía que había iluminación y esfuerzos en un lugar complejo y me exigía algo que está fuera de mi alcance, como el agua. Yo no la privaticé, no soy el servicio, ellos están fuera del área de concesión y nosotros entregamos con camiones aljibe agua a 6 mil familias. Ni siquiera podemos mantener áreas verdes.
¿Hay mea culpa por la ayuda que terminó en vertedero?
Sí, porque dimos fe de lo que llegaba y no revisamos. No hubo tampoco fiscalización de salud, que venía alimento con rótulos de vencimiento muy próximos. Vimos tarde, cuando ya algunos estaban vencidos. No hicimos una selección; eso hay que reconocerlo.
Y la baja de mano de obra, por el llamado a voluntarios de no continuar subiendo a los cerros…
Aquí hay un COE y que es el que me da la información. Eran verdaderas columnas egipcias ayudando, un verdadero ejemplo, pero venía Semana Santa, donde se anunció la llegada de 10 mil voluntarios cuando ya teníamos 8 mil en los cerros. No todos andaban con zapatillas, muchos no estaban vacunados, no teníamos mascarillas y tenía miles de toneladas de latas, fierros y clavos. Qué habría pasado con los papás de jóvenes de otros sectores del país si les pasa algo a sus hijos. ¿Por qué el alcalde no pudo prever la situación?