Informe alerta sobre la calidad de la infraestructura hospitalaria: 2 de cada 3 centros públicos necesitan una refacción
Por Nadia Cabello, El Mercurio.
Análisis de la Cámara Chilena de la Construcción evaluó antigüedad de los recintos y el nivel de las reparaciones:
El estudio plantea que con los nuevos proyectos en carpeta, incluyendo Maipú y La Florida, se podría avanzar bastante, llegando a que el 78,3% de los edificios quede en buen estado en 2018.
En los últimos ocho años, según la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), se construyeron cerca de 400 mil metros cuadrados (m2) de infraestructura hospitalaria. Con esto, la superficie construida aumentó 25% entre diciembre de 2005 y julio de 2013, llegando a casi dos millones de m2 de hospitales en todo el país.
Pero, de acuerdo con el análisis hecho por este gremio en su informe Infraestructura Crítica para el Desarrollo 2014, este aumento de la red hospitalaria no ha solucionado los problemas de la calidad de la infraestructura.
De hecho, dos de cada tres hospitales necesitan hoy una refacción, ya sea con un nivel de inversión menor -si el edificio muestra un estado regular-, o una reposición completa porque derechamente su estructura se considera mala.
“El estado de los hospitales está dado mayormente por la antigüedad, pero también por el tipo de estructura y nivel de mantenimiento”, explica el autor del estudio, Ignacio Astorga. Es así como un hospital con más de 50 años -y que ha tenido pocas o ninguna mantención- cae directamente a la categoría de en mal estado.
Ejemplos emblemáticos, plantean en la CChC, son el Hospital del Salvador y el Instituto Nacional de Geriatría. Los recintos tienen más de cien años de antigüedad y hay áreas que ya no están habilitadas para la atención de pacientes, por su deterioro. Su proyecto de reposición está dentro de la cartera de inversiones públicas desde 1999.
Respecto de aquellos que, según el informe, se encuentran en buen estado (34,8%), son los hospitales de alta y mediana complejidad los que concentran el 84% de la superficie.
Pero también hay problemas con algunos proyectos más “jóvenes”. Astorga señala que hay cuatro recintos que tienen hasta 25 años que caen en la categoría de mal estado porque no se han mantenido correctamente. “Los hospitales más nuevos están mayormente buenos, pero no todos. Los hospitales más antiguos están mayormente malos, pero hay algunos buenos. El tema es que, en general, presentan falencias funcionales y de instalaciones”, dice Astorga.
El principal problema, asegura Consuelo Menéndez, presidenta de la agrupación Infraestructura Hospitalaria, que se dedica a hacer estudios y congresos sobre el tema, es que “aún cuando los hospitales son los edificios más complejos que existen, porque tienen que funcionar siempre y especialmente en condiciones adversas, como aluviones o terremotos, todavía no se entiende que hacerles mantención periódica, incluso a los recintos nuevos, es fundamental”. Al contrario, dice, cuando hay reducciones de presupuesto, lo primero que se afecta son las mantenciones.
El estado de la calidad de la infraestructura hospitalaria podría cambiar si se llevan a cabo los proyectos que están actualmente en carpeta.
Según la proyección que hace la CChC, si se suman al análisis los nuevos hospitales de Maipú y La Florida -que todavía no abrían al momento de realizarse el estudio- y otros proyectos en desarrollo, como los hospitales de Antofagasta, Félix Bulnes y Sótero del Río, entre otros, el estado de la red mejoraría y hasta el 78,3% quedaría en buen estado en 2018.
Las mantenciones más comunes
Consuelo Menéndez, presidenta de Infraestructura Hospitalaria, explica que tanto en los recintos antiguos como en los nuevos deben hacerse mantenciones para elevar su vida útil. Por ejemplo, respaldar el suministro eléctrico y de agua con generadores y estanques para enfrentar posibles cortes. “Estos dos servicios se deben revisar día a día y cerciorarse de que tengan autonomía suficiente, no para un par de horas, sino para varios días”, dice.
Además, sostiene que al tener cada vez más máquinas al interior de los hospitales que usan electricidad -y de las cuales depende la vida de los pacientes-, es fundamental revisar el estado de las instalaciones. Para ello plantea que el diseño de los edificios debe permitir cortes de suministro en áreas pequeñas, sin que se afecte al conjunto del establecimiento. “Por ejemplo, no tener que dejar todo un piso sin luz para arreglar un enchufe, porque eso complica demasiado la operación del recinto y el arreglo se termina postergando”.