Columna destacada: “¿Antitacos o pro movilidad?”
La semana pasada, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) anunció la creación de la Comisión Pro Movilidad Urbana que durante este año estudiará distintas medidas para disminuir la congestión vial en las ciudades y así entregar a fin de año un plan nacional.
Uno de los 26 integrantes de esta Comisión es el arquitecto y creador del Observatorio de Ciudades UC, Pablo Allard, quien envió una columna a La Tercera en la que explica las funciones de la Comisión y aclara que no sólo se enfocará en los “tacos”, sino que también abordará el acceso al transporte público, las mejoras en infraestructura y el fomento a otros medios, como la bicicleta, los teleféricos, tranvías, troles,etc.
Lee la columna a continuación.
El programa de gobierno de la Presidenta Bachelet proponía que “en materia de combate a la congestión formaremos un panel de expertos, con participación de organizaciones ciudadanas, políticas, y empresariales, que prepare un paquete de medidas pro movilidad”. Muchos la apodaron como la “comisión antitacos”, aludiendo a que se centraría en los molestos nudos ciegos de congestión en Santiago; sin embargo, la señal dada este lunes va mucho más allá que poner un candado a los 500 autos nuevos que ingresan diariamente a la capital.
El nombre, Comisión Presidencial Pro Movilidad Urbana, precisa que el trabajo será más amplio que atacar la congestión. En la ciudad post Transantiago, el transporte ya no es patrimonio de ingenieros o enfrentado desde la miopía sectorial. Si queremos que las oportunidades de la ciudad estén a disposición de todos, el acceso a ellas debe ser equitativo, multidimensional y transversal. Esto implica que cada peso que se invierta en paraderos, estaciones y corredores sea también una inversión en espacio público digno, seguro y de calidad. Que los buses sean eficientes, limpios y con frecuencias confiables, y el metro se siga expandiendo con andenes bien proporcionados.
La composición de los miembros de la comisión también enfatiza que no sólo tratará de buses, metro y autos; también abordará el rol de taxis y colectivos, modos de transporte masivo alternativos como teleféricos, trenes ligeros y de cercanía, troles y tranvías, así como el emergente número de ciclistas que claman furiosos por ser considerados como modo masivo no recreacional. Y si se trata de equidad, la movilidad también considera a los peatones, en especial a garantizar el acceso universal para discapacitados, adultos mayores, mujeres embarazadas, obesos, infantes y a todos los ciudadanos.
Este nuevo enfoque se amplía a las regiones, donde vivimos urgencias mayores que el taco en Sanhattan. La gente de Lota, Coronel o Chiguayante pierde dos horas al día para llegar a sus trabajos en el gran Concepción, los cerca de 90 mil habitantes de Alto Hospicio dependen de un frágil camino que regularmente los aísla de las oportunidades y servicios de Iquique. Puerto Montt, Viña del Mar, Valparaíso y Antofagasta tienen problemas crecientes de congestión y dificultades para mejorar su transporte. En estas y otras ciudades trabajarán comités regionales, que coordinarán Diálogos Ciudadanos para ir recabando necesidades y propuestas desde adentro, que luego se centralizarán en la comisión nacional para entregar una propuesta a la Presidenta en diciembre.
Algunos ven estas comisiones como voladores de luces para dilatar la toma de decisiones, pero yo lo veo como un ejercicio republicano. El año pasado el Presidente Piñera formó una comisión similar para la nueva Política de Desarrollo Urbano, que la Presidenta hizo suya formando un Consejo Nacional para su implementación. Esta es una señal de esperanza de que las políticas urbanas se están enfrentando como temas de Estado y no de gobierno.
Pablo Allard
Arquitecto