Espacios pseudo públicos: En busca de caminos alternativos a la privatización
Por Loreto Rojas Symmes, Académica Departamento de Geografía, Universidad Alberto Hurtado y Vicepresidenta de Ciudad Viva y Rocío Valderrama Fabres, Trabajadora Social. Investigadora Grupo Ciudadanía y Territorio. Departamento de Geografía, Universidad Alberto Hurtado.
Muchos han sido los debates respecto a cómo entendemos los espacios públicos y cuál es el rol que cumplen actualmente en la construcción de las ciudades, mencionando en reiteradas ocasiones el carácter privado que van adquiriendo estos espacios. Algunos autores como Borja y Muxi (2003) plantean que, es el espacio público el que puede organizar un territorio que sea capaz de soportar diversos usos y funciones y el que tiene más capacidad de crear lugares. Ha de ser un espacio de la continuidad y de la diferenciación, ordenador del barrio, articulador de la ciudad, estructurador de la región urbana (p. 41). Sin embargo, cabe la duda respecto de las características y calidad de estos espacios no solo en su forma física, sino que también por su capacidad de crear ciudad y ciudadanía, lo que al parecer ha quedado en un segundo plano. Ante este escenario surgen diversas interrogantes en relación al carácter de lo público, ¿Estamos en presencia de un incremento en la privatización del espacio público?, ¿Hemos perdido la capacidad de dotar los espacios públicos como constructores de ciudadanía?
En contraste a los significados de los espacios públicos modernos, caracterizados por ser lugares históricos que permiten generar dialogo e interacción entre los ciudadanos, nos encontramos con “espacios pseudo públicos”. Salcedo (2002) señala que estos espacios buscan expandir las diferencias de poder entre los grupos sociales, es decir sus funciones y usos limitan la complejidad de estos espacios, convirtiéndolos en lugares pensados para ciertas clases sociales. Son espacios neutralizados con funciones naturalizadas que no invitan a generar contacto, espacios sin significados que se convierten en inquietantes, sin capacidad de recogimiento. Por lo tanto, se transforman en lugares abiertos pero controlados, que buscan un sentido comunitario pero con fuertes componentes comerciales.
Ante este escenario cabe preguntarse, ¿cuál es el rol que juega la ciudadanía en la construcción de estos espacios pseudo públicos?, ¿cuál es el poder de los ciudadanos para poder transformar el carácter privado de estos lugares? Un aspecto crucial para avanzar hacia un cambio de los usos y significados de estos espacios estaría relacionado con su dimisión histórica, a través de la cual, a pesar de las condiciones de control o jurídicas de éstos, es posible generar espacios de discusión y crítica entre sus ciudadanos y de resistencia ante la privatización, convirtiéndolos en espacios situados que lo determinan sus características sociales.
Una iniciativa que demuestra la transformación de estos espacios pseudo públicos es el caso de la construcción de High Line Park, línea férrea elevada, ubicada en New York que en el pasado permitía conectarse directamente a fábricas e industrias transportando materias primas y luego dado su desuso, se convierte en foco de interés para empresarios, los cuales buscan la demolición de este espacio. Sin embargo, a partir de la acción de los residentes del barrio cercano, se comienza a gestar un movimiento que busca la preservación y recuperación de la línea férrea. El resultado de este proceso radica en la construcción de un parque capaz de asumir diferentes funciones que reflejan la historia e identidad del barrio.
Otra experiencia que es capaz de cambiar el significado de los espacios pseudo públicos es el caso del museo de Antioquía, ubicado en la ciudad de Medellín. A partir de la ejecución de nuevos programas como “Museo y Territorio” se busca cambiar la imagen de este espacio, el cual no solo busca ser una plataforma artística cultural, sino que pretende traspasar las barreras arquitectónicas del edificio hacia distintos barrios y comunidades, transformando sus significados a partir de lo que la comunidad entiende por patrimonio e identidad. De esta forma, el museo no solo es una entidad estática sino que va forjando espacios de encuentro, dialogo y reflexión con la ciudadanía en función de ir construyendo juntos la identidad y memoria de la ciudad o el barrio. Si bien esta experiencia es impulsada a través de una institución es posible observar cómo a través de la implementación de nuevas metodologías y formas de entender a la ciudadanía se puede transformar el sentido del espacio público, no solo como un lugar catalogado para ciertas funciones o usos, sino como un espacio capaz de asumir diversos roles.
En Chile, podemos observar distintas experiencias que podrían ser potenciales focos de transformación de los usos de lo público, una de ellas corresponde a la iniciativa Mapocho 42k, proyecto que consiste en “el acondicionamiento de la ribera sur del río Mapocho a lo largo de su paso por la ciudad de Santiago, con un gran Ciclopaseo de uso público y de esparcimiento. Se propone que este recorrido conecte todos los parques y áreas verdes ya existentes o potenciales, y los relacione con otros parques o paseos cercanos, en una continuidad paisajista” . La recuperación de este espacio no solo significaría una mayor conexión entre las distintas comunas involucradas, sino que también podría ser reflejo del patrimonio e identidad de la ciudad de Santiago. También observamos el caso del ex vertedero Lo Errázuriz hoy denominado “Bosque Chuchunco”, ubicado en la comuna de Estación Central, el cual contempló la recuperación de 30 hectáreas por parte del gobierno regional, sin embargo, aún hay 10 hectáreas que no han sido intervenidas. Uno de los aspectos transformadores de este proyecto urbano es la labor que cumple la ciudadanía, tomando un rol de constructor de estos espacios, además de ir reactivando constantemente, a través de actividades, la historia de lugar.
Aun son muchos los espacios pseudo públicos que mantienen usos y significados controlados, sin embargo, es posible observar experiencias o lugares potenciales para ser transformadores de lo social, capaces de asumir diferentes significados, sin embargo para avanzar hacia este camino es necesario continuar preguntándose ¿Cuál es el poder de los ciudadanos para poder transformar el carácter privado de estos lugares?
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