La Casa-Estación de Quintero está de vuelta
Por Daniela Astudillo, La Tercera.
Era el destino de veraneo favorito en los años 20. Ahora se recuperará el histórico andén, se creará un museo y un paseo botánico.
Toda una travesía era para capitalinos y quillotanos de clase acomodada llegar hasta la casa de verano en Quintero en los años ‘20. Los pasajeros debían bajar con palas en las Dunas de Ritoque para retirar la arena de los rieles y poder así llegar al balneario, considerado en esa época el más importante del país. Un ritual previo al arribo eran los pañuelos blancos con los que comerciantes del Mercado Municipal daban la bienvenida a los turistas, que colmaban la ciudad durante tres meses al año.
El ceremonioso evento se prolongó hasta los ‘80, cuando fue retirado el carril del ramal a la comuna, tras el quiebre de la Sociedad Balneario y Ferrocarril Quintero. Fue entonces cuando la propiedad de la Casa-Estación y la instalación ferroviaria pasa a Ferrocarriles del Estado (EFE).
Después de 30 años de abandono, un proyecto de la empresa y el municipio devolverán a Quintero la terminal ferroviaria y, con ello, acercarán a las nuevas generaciones a conocer la cultura y turismo de la época de esplendor.
Con una inversión de más de $ 300 millones, serán rescatados los 1.700 m2 que consideran el inmueble, declarado patrimonio, junto a piezas valiosas, techumbre y los históricos rieles.
“Vamos a devolver el patio de araucarias, que se trasformará en un paseo botánico. Habrá un museo que contará la historia del tren y tendremos un carro de la época, donado por EFE. Aquí se desarrollará un trabajo con los artesanos de la ciudad, porque también con esto queremos ayudar al emprendimiento de Quintero”, señaló el director de la Corporación Cultural, Héctor Soto.
La Casa-Estación de Quintero tiene su origen en 1871, y fue parte del proyecto privado de la familia Cousiño, liderada por el empresario del carbón Luis Cousiño Squella, quien creo el “Puerto Balneario y Ferrocarril de Quintero”, que comenzó a operar en los años ‘20, junto con el funcionamiento de una playa al estilo de la Costa Azul de Francia, ideada por su mujer, Isidora Goyenechea.
Los trabajos de toda la estación estuvieron a cargo del entonces joven ingeniero civil y futuro Presidente de Chile, Jorge Alessandri.
El tren salía una vez en la mañana con destino a San Pedro y había que hacer transbordo para llegar a Quillota o Viña del Mar. Tras el arribo, los visitantes contrataban a jóvenes que, con carretillas, trasladaban equipaje por cinco pesos.
“Se trasladaba comida para todo el verano en canastos, los remedios, se viajaba con nanas, cocinera, mozo, chofer, porque no había negocios. Un bonito recuerdo es cuando pasábamos por Ritoque, y se bajaban pasajeros a barrer la línea para que no se descarrilara el tren, porque se llenaba de arena con el viento o con la alta marea. Era lo más rústico y a la vez lo más romántico”, relata Gabriela Ciuffardi, heredera de una de las clásicas residencias de verano en Quintero.