Urbanizaciones inclusivas y transporte limpio: las claves para que Santiago sea una ciudad sustentable
Por Sebastián Sottorff, El Mercurio.
Cumbre de Río+20 en Bogotá:
Además de energías limpias, varias urbes están fomentando la integración social, y sus ejemplos podrían ayudar a nuestra capital.
El uso racional del agua, la implementación de mejores áreas verdes o planes eficientes de reciclaje. Las fórmulas para construir una ciudad efectivamente sustentable son miles, pero no todas tienen que ver directamente con el medio ambiente.
Así al menos se pudo vislumbrar en la cumbre Río+20, que durante esta semana se desarrolló aquí en Bogotá.
El foro internacional, que fue organizado por ONU Hábitat, no sólo fue una instancia para promover el uso de buenas prácticas en materia de construcción, desarrollo urbano y eficiencia energética, sino que también fue un encuentro en el que se debatió el desarrollo de las urbes y su papel en la pobreza y la exclusión social.
Y es en ese sentido que vale la pena preguntarse cómo es que Santiago puede transformarse en una ciudad realmente sustentable e inclusiva.
Lu Haifeng, secretario general del Foro Global de Asentamientos Humanos de la ONU, cree que un buen planeamiento urbano es clave para Santiago.
De hecho, el experto recalcó que la eficiencia no solo se relaciona con el uso consciente de los recursos naturales, sino que también con qué tipo de oportunidades y espacios le ofrece una urbe a su población.
“Las nuevas agendas tienen que promover el desarrollo y la urbanización, pero centrando todo en las personas”, explicó el representante de Naciones Unidas.
Crecimiento sin planificación
Su análisis es compartido con el representante de ONU Hábitat para América Latina y el Caribe, Elkin Velásquez.
“En la mayoría de las ciudades de América Latina se dio un crecimiento urbano sin planificación, y eso ha generado mucha segregación. Los más pobres no están integrados, y prácticamente viven excluidos de todas las oportunidades. Una ciudad sustentable también es sinónimo de inclusión”, señaló el experto.
Hoy Bogotá está inmersa en un proceso de desarrollo urbano bullante que no sólo se puede apreciar en sus calles. Esto, porque en el papel, la capital colombiana está promoviendo la consolidación de un plan general de ordenamiento territorial que pretende fomentar el asentamiento de personas de escasos recursos más cerca del centro de la ciudad.
A esto se suma la aplicación de algunas estrategias pioneras en toda la región: la completa renovación de su emblemático sistema de transportes, la construcción de más kilómetros de ciclovías y varios planes de protección medioambiental.
Pero son iniciativas más simples las que podrían transformar a Santiago en una urbe un poco más sustentable e integradora.
Una de ellas es la recolección selectiva de los residuos domiciliarios, algo muy sencillo que ha dado excelentes resultados en Bogotá.
“Sumado a eso, queremos construir una planta de generación eléctrica que aproveche las emanaciones que surgen de los mismos residuos”, dice el alcalde, Gustavo Petro.
Su par de la ciudad californiana de Santa Mónica, Pam O’Connor, agrega que una ciudad sustentable debe ser transparente con sus ciudadanos. Y para eso, en esta localidad se realizan mediciones periódicas sobre el comportamiento ambiental de los habitantes. Todos esos datos son publicados y a través de ellos se planean estrategias o planes de acción. A eso se suma un importante programa de aprovechamiento de la energía solar y el uso de la bicicleta.
“Incluso una ciudad pequeña puede ser un gran aporte y locomotora para disminuir el calentamiento global”, explicó la autoridad.
En tanto, ciudades como Barcelona están promoviendo los desplazamientos a pie, el uso del gas licuado en el transporte público y la disminución de la contaminación acústica, el principal problema ambiental de esa ciudad.
Mientras, en Quito se impulsa el uso compartido del automóvil, la construcción de estacionamientos cercanos a algunos polos de transporte y el recambio generalizado de luminarias LED. Su alcalde, Mauricio Rodas, cree que “lo que no se mide no se puede mejorar”.
Por eso el municipio está midiendo la emisiones de carbono y está promoviendo un ambicioso plan de transporte en la ciudad, que incluye la construcción de una línea de metro, la primera en esta ciudad, de 22 kilómetros, y la implementación de teleféricos para conectar la ciudad.