Investigadores definen el trazado del Camino del Inca en la Región de Tarapacá

Por Davied Jaime, El Mercurio.

Proyecto incentiva emprendimientos turísticos:

Ruta troncal, que recorre 300 kilómetros, era una vía rápida de conexión con el Cusco. Contaba con rutas que comunicaban con oasis en quebradas y sectores de mayor altura.

En la quebrada de Quisma, a solo 20 kilómetros del oasis de Pica, un personaje de colores verde y rojo, de unos 40 centímetros y pintado en la roca volcánica, llama la atención. Se trata de uno de los principales vestigios que grafican la presencia inca en Tarapacá, según destaca el arqueólogo Luis Briones.

Este personaje que se muestra con un puño en alto y luce la tradicional túnica ajedrezada “está ligado con la cultura inca, sus representantes o ejércitos”, remarca Briones, quien asegura que el sitio, donde se aprecian más de cuarenta paneles con ilustraciones, tenía características mágico-religiosas y de pertenencia. Desde mucho antes del paso del inca ya se había transformado en un lugar de descanso para pastores del altiplano que llegaban a intercambiar productos en Pica.

La investigación es parte del proyecto “Tarapacá en el Camino del Inca”, que llevan adelante profesionales de la Universidad Arturo Prat y que fue financiado con recursos del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del gobierno regional.

Desde la quebrada de Camarones hasta Quillagua, en una ruta de 300 kilómetros y que promedia los 1.500 metros sobre el nivel del mar, los investigadores definen los últimos detalles del trazado del Qhapaq Ñan o Camino del Inca en Tarapacá y trabajan en las conclusiones que llevaron al imperio a pasar por la zona.

Si bien definieron esta vía rápida o camino troncal, cuyo objetivo era comunicar expeditamente con el Cusco, también establecen rutas anexas que conectaban con al menos diez comunidades presentes hasta la actualidad y que se emplazan en medio de quebradas, pequeños oasis que eran proveedores de alimento y agua.

Vestigios de la cultura

Los investigadores consideran que la presencia inca, aunque no tan clara como es al norte de Quillagua o al sur del río Loa, también es apreciable por el hallazgo de cerámicas, tambillos, y mojones o grandes rocas que marcaban las salidas o entradas de las rutas. Para el antropólogo y arqueólogo Horacio Larraín, la presencia quechua en tierras bajas da cuenta “sin ninguna duda de que el inca estableció en Tarapacá poblaciones quechuas para mantenimiento y control de la ruta, las que estuvieron a cargo de mitimaes o colonos, traídos para este motivo desde otras regiones del imperio”. Esto explica que gran parte de los pueblos tengan nombre de origen quechua y no aimara, como se piensa comúnmente.

Además, Larraín enfatiza que la presencia inca en Tarapacá es mucho mayor a los 50 años que se pensaba hace dos décadas y las últimas investigaciones dan cuenta, a través del registro de cronistas, de que desde el inca Pachacútec, tuvieron presencia en Tarapacá, lo que indica que “fueron tres generaciones y cerca de 90 años”.

El director del proyecto, Alberto Prado, explica que, debido al poco tiempo de desarrollo que lleva la investigación (dos años), carece de la profundidad necesaria “y se requiere continuar con prospecciones arqueológicas que permitan documentar las distintas etapas”.

El trabajo que se está realizando pretende, además, ser una base teórica para incluir el trazado como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, que actualmente, en territorio chileno, solo incluye a las regiones de Arica y Parinacota y Antofagasta.

Asentamientos

La iniciativa considera asimismo el fomento productivo para las comunidades donde se encontraron los vestigios de esta ruta. De un total de diez, el equipo logró trabajar con ocho.

“Acá buscamos motivar el uso económico del patrimonio; que las comunidades puedan complementar sus actividades agrícolas o ganaderas, con el turismo de intereses especiales “, indica Prado.

En las comunidades donde se establecieron yacimientos mineros, como Huatacondo, Pica, Tamentica y Quipisca, no fue difícil generar iniciativas turísticas.

En otros lugares, como Suca, Miñe Miñe, Calatambo y Aroma, se tuvo que comenzar desde cero. Finalmente fueron conformados 18 emprendimientos comunitarios y familiares.

Patrimonio

El estudio servirá como base teórica para incluir el trazado como Patrimonio de la Humanidad de Unesco