Maitencillo en pie de guerra contra condominio en las rocas
Por Hernán Cisternas Arellano, El Mercurio.
Residentes, turistas y visitantes se sumaron a protesta de ayer en el balneario:
Anuncian acciones ante la Contraloría General de la República y ante los tribunales para objetar los permisos de construcción otorgados a una inmobiliaria y revertir la autorización de obras.
Los cientos de visitantes que disfrutan de Maitencillo con ocasión del prolongado descanso de Fiestas Patrias se informaron con sorpresa a mediodía de ayer que uno de los sectores más tradicionales del lugar, considerado como punto fundacional del balneario, corre el riesgo de desaparecer como consecuencia de la construcción de un condominio sobre las rocas ubicadas en la puntilla sur de la playa El Abanico, la principal en ese punto del litoral.
La información la conocieron al ser testigos de una marcha que residentes y turistas realizaron por la Avenida del Mar, que los mantuvo retenidos por un largo tiempo en la única vía longitudinal del balneario. Un alto porcentaje, en vez de quejarse por el prolongado taco que se produjo en ambos sentidos de tránsito, se sumó a la protesta haciendo sonar las bocinas de sus vehículos como signo de adhesión.
Los manifestantes anunciaron gestiones administrativas ante la Municipalidad de Puchuncaví y ante la Contraloría General de la República, así como acciones judiciales, para que se revoque el permiso otorgado a la inmobiliaria que pretende construir edificios de seis pisos en el lugar donde estuvo el ex Hotel Rocas de Maitencillo.
Nicole Farga, vocera de los 200 manifestantes que marcharon entre La Caleta y playa El Abanico, indicó que “un lugar que siempre ha sido público, que es un patrimonio natural de Maitencillo y una verdadera postal del balneario, pasará a ser un recinto privado a través de dudosos permisos otorgados por el municipio que están al borde de la ley y son claramente objetables”.
Philippe Demartin, presidente de la unidad vecinal de Maitencillo, señaló que existen irregularidades en el permiso de edificación que se otorgó en mayo de 2009, así como en el certificado que se emitió en abril del año pasado para acreditar que dicha autorización aún se mantenía vigente, no obstante que legalmente habría caducado porque no se iniciaron obras dentro de los tres años siguientes a su otorgamiento, como lo dispone el artículo 1.4.17 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones.
Según Demartin, “para justificar que habían iniciado faenas, la inmobiliaria trajo algunos obreros, cerró el lugar e hicieron unas zanjas que no corresponden al proyecto, sacaron fotos y trajeron a un notario para que certificara lo anterior, todo lo cual fue un montaje días antes de cumplirse el plazo de caducidad. Nosotros, los vecinos, también fuimos con un notario y validamos que no hay ningún tipo de obras, salvo esa fachada. Así, tenemos antecedentes, documentos y testimonios que haremos valer ante las instancias que correspondan”.
Un ex ingeniero de Endesa, Raúl Muñoz, que desde hace más de 40 años tiene residencia en el balneario, calificó como “una locura lo que se pretende hacer en las rocas. Para hacer las bases de los edificios romperán los roqueríos característicos de Maitencillo. Además, de dónde van a sacar agua potable para más personas, que es el problema más grande que tenemos. Aquí hay una falla de la alcaldía y de las autoridades centrales, que tienen que vigilar estas cosas. Ahora esperamos que escuchen a la gente”.
Normas prohíben el uso residencial
El proyecto de construcción de un condominio en los terrenos del ex Hotel Rocas de Maitencillo se presentó en vísperas de que entrara en vigencia el nuevo plan regulador comunal de Puchuncaví, publicado en el “Diario Oficial del 5 de septiembre de 2009.
La Dirección de Obras Municipales de Puchuncaví otorgó el permiso de edificación el 23 de mayo de 2009. Cuatro años más tarde, el 29 de abril de 2013, certificó su vigencia no obstante haber vencido el plazo de tres años para iniciar obras.
Entre sus ordenanzas, el plan regulador actual permite el uso de esa área exclusivamente para hoteles, equipamiento y servicios complementarios a la actividad hotelera -consolidando el empleo tradicional, histórico y característico de esa franja ribereña-, pero prohíbe expresamente otro uso residencial.
Los opositores al proyecto plantean además que la emisión del permiso de edificación se hizo sin contar con la debida certificación de agua potable y alcantarillado, uno de los problemas del balneario. El recurso hídrico se extrae de napas subterráneas y advierten que a medida que aumente la densidad habitacional, los pozos no van a dar abasto.