Arte y Ciudad: “Unidos en la Gloria y en la Muerte” en el Museo de Bellas Artes
Rebeca Matte Bello es considerada como la primera escultora de Chile debido a la difusión que tuvo su obra en su época y como la más talentosa de la historia del arte nacional.
Desde hace 84 años, los habitantes de Santiago cuentan con una de sus obras más importantes en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Para entender el mensaje que transmiten los dos personajes de esta escultura, no basta con pararse al frente de ellos. ¿Sabes por qué? ¿Quiénes son estos personajes? A continuación te contamos.
En el frontis del Museo Nacional de Bellas Artes se encuentra desde 1930 la obra “Unidos en la Gloria y en la Muerte” de Rebeca Matte Bello (1875-1929), reconocida como la primera mujer escultora de Chile gracias a la difusión que le dieron sus nexos políticos. La obra simboliza la ambición y la caída, el ascenso y el descenso por medio de los personajes de Ícaro y Dédalo. Ícaro, muerto y derrotado, es sostenido por su padre Dédalo, quien tristemente lo sostiene.
Llena de tensión y movimiento, la obra es una composición escultórica que muestra las claras influencias que Auguste Rodin tuvo en la artista, por ejemplo, en lo inacabado de las formas y las texturas de los cuerpos caídos. Sus gestos, por otro lado, son dramáticos, pero convincentes. Sin embargo, esta influencia puede confirmarse plenamente en cómo la pieza evade la frontalidad: la obra debe recorrerse circularmente para percibirse, obligando al espectador a estar en movimiento.
Existe una copia de esta obra que, por su destino, es conocida con otro nombre. El encargo original correspondió a un regalo que Chile le hizo a Brasil para el Centenario de su Independencia. La primera copia, llamada “Los Aviadores”, que pretendía alegorizar la hermandad entre ambos países se inauguró en 1922 en la Plaza Mauá, en Río de Janeiro. La escultura sería posteriormente donada por su esposo, Pedro Iñiguez, luego del fallecimiento de la artista, quien la encargó realizarla al maestro francés Vignoli, en base a los moldes originales.
Esta versión es un monumento a la aviación, cuyas potentes figuras renovaron el lenguaje escultórico de la época. Pese a su marcado estilo francés, la propuesta de Matte es única, resistiéndose a las sumisiones formales de la academia y a que el estilo de la artista resulta ser la mezcla de varios, adquiridos la mayoría en sus estancias en Europa. Es una obra que habla de la vida y la muerte. Al igual que en varias de sus esculturas, Rebeca Matte, quien en 1992 sería reconocida como la escultora más talentosa de la historia del arte chileno por el Ministerio de Educación, pareciera también proyectar sentimientos íntimos, asociados a una vida trágica, cruzada por la enfermedad y la muerte de su hija Lily.
El título que tuvo la obra en 1918, “La muerte del aviador”, se cambió por el nombre que mantiene hasta hoy, “Unidos en la Gloria y en la Muerte”, y que corresponde a la inscripción del pedestal elaborado por el arquitecto Carlos Swinburg para la inauguración de la obra en 1930. A partir de este nombre el artista contemporáneo Gonzalo Díaz se inspiró para realizar en ella una instalación de neón en 1997.
Su obra estaría compuesta además de otra en el tallado del nombre del museo, en su fachada, y una instalación de tres corridas de alzaprimas metálicos en la Sala Matta que sostenían un texto escrito correspondiente a fragmentos del Código Civil redactado por Andrés Bello en 1855. Intentando ir sobre la historia que no se percibe, el artista visibiliza mediante un gesto sencillo varios monumentos (tiempos históricos, personajes) y los pone en relación, tensionando interior y exterior no sólo de manera literal, sino a partir de la reflexión de los marcos institucionales, la academia y el museo unidos en la gloria y en la muerte, cuestión que se extrapola a las problemáticas del poder en la relación arte/Estado.
“Unidos en la Gloria y en la Muerte”
Autor: Rebeca Matte Bello
Material: Bronce
Fecha: Inauguración 1930
Ubicación: Frontis Museo Nacional de Bellas Artes, Av. José Miguel de la Barra.