Circulación de vehículos genera el 70% de ruidos del Gran Santiago
Por Manuel Valencia, El Mercurio.
Nueva norma para fuentes móviles comenzará a regir en 2016:
Emisiones producen pérdidas anuales al bienestar social por US$ 160 millones.
Calles céntricas como la Alameda, Merced o Mac Iver no duermen de noche. Aunque los locales comerciales apaguen sus luces, el paso de buses del Transantiago, camiones de basura o vehículos particulares, mantienen despiertos a algunos vecinos de estos sectores.
Las quejas de los residentes al municipio o a la Superintendencia de Medio Ambiente tiene un correlato en cifras: según un estudio elaborado por el Instituto de Acústica de la Universidad Austral, el 17,4% de Santiago está expuesto a niveles de ruidos superiores a los 65 decibeles, el límite máximo establecido por la Unión Europea y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
La exposición a ruidos, según estudios del Ministerio de Medio Ambiente, genera pérdidas al bienestar social de las personas por hasta US$ 160 millones, por concepto de ausentismo laboral o problemas de salud.
La situación es particularmente crítica en sectores como el centro de la capital, con 68,32% de su superficie expuesta a niveles altos de ruido (ver infografía).
De los sonidos molestos que emite el Gran Santiago, el 70% corresponde a emisiones de fuentes móviles, es decir, automóviles o vehículos del transporte público.
Pese a ello, en Chile solo rige una norma de emisiones para fuentes fijas y otra de 2002 que regula la locomoción colectiva. Este déficit busca ser resuelto con una nueva norma para reducir las emisiones de vehículos bulliciosos. La regulación está siendo formulada por el ministerio y debutará a inicios de 2016.
“La futura norma de emisión de ruido para vehículos livianos, medianos y motocicletas establece exigencias de niveles de ruido a los nuevos vehículos que ingresen al parque vehicular nacional, asegurándose de que estos cumplan con estándares internacionales”, explica Sebastián Tolvett, jefe de la división de calidad del aire y cambio climático, también encargada de los ruidos y olores.
A esta nueva regulación se suma la revisión de la norma que regula a la locomoción colectiva, con exigencias a los buses que ingresan al país y estándares de fiscalización en las plantas de revisión técnica. El cambio que se prepara ajustará los niveles máximos de ruido con nueva tecnología y se buscará fortalecer la fiscalización en regiones.
22,27%
de la superficie del sector nororiente está expuesta a bulla causada, principalmente, por fuentes móviles.
13,34%
del suroriente está afectado por la emisión de ruidos sobre 65 decibeles. Esta zona es la menos bulliciosa de Santiago.