Crecimiento urbano redujo el área rural en 50 mil hectáreas en las últimas dos décadas
Por Manuel Valencia, El Mercurio.
Las 15 capitales regionales pasaron de 84.914 hectáreas en 1993 a 136.022 en 2011:
Plan regulador de Santiago amenaza con terminar con otras 1.454 hectáreas de viñedos y frutícolas en la periferia.
Según el primer informe de la ruralidad chilena, lanzado a inicios de este año por la Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE), el 29% de la población vive en zonas rurales. Si bien la cifra aumentó en 16 puntos el 13% que estimaba el Instituto Nacional de Estadística (INE) antes de la medición, ambos análisis coinciden en lo mismo: el fuerte desarrollo urbano de Chile ha reducido significativamente la población del campo y, con ello, la superficie de viviendas en ruralidad.
Esta conclusión tiene un correlato en un estudio realizado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) para la elaboración de la actual política nacional de desarrollo urbano. Según esta cifra (analizada hasta 2011), en las últimas dos décadas la superficie urbana de las 15 capitales regionales creció en 51.108 hectáreas, la misma superficie en que se redujo el área rural. Así, se pasó de tener 84.914 hectáreas de “ciudad” en 1993 a 136.022 en 2011.
Entre estas zonas, las mayores superficies urbanizadas las concentran el Gran Santiago (67.823 hectáreas), Gran Valparaíso (13.780 hectáreas) y Concepción (13.658 hectáreas). Las menores son Coyhaique (767 hectáreas), Copiapó (2.428 hectáreas) y Arica (2.1470 hectáreas).
Para el geógrafo y académico del centro de inteligencia territorial de la Universidad Adolfo Ibáñez, Ricardo Truffello, la situación muestra diversos aspectos preocupantes desde el punto de vista urbano. “El crecimiento en expansión muestra que se levantan viviendas en zonas lejanas a las que proveen empleos, lo que implica más transporte. Es, además, un aumento artificial por medio de parcelas de agrado, lo que genera una presión que deriva en la instalación de equipamientos”, asegura.
Plan metropolitano
Esta situación podría incrementarse en el caso de Santiago, de acuerdo a un estudio realizado por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) del Ministerio de Agricultura, tras la aprobación del nuevo Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS 100), que añade 9.444 hectáreas al radio urbano y reconvierte otras 790 hectáreas de suelo industrial dentro de la ciudad.
Este análisis cuantificó en 2.030 hectáreas la superficie de terrenos de valor frutícola y agrícola en Santiago. Con la expansión de Santiago, producto del nuevo Plan Regulador Metropolitano, aprobado el año pasado, la ciudad ocupará 1.015 hectáreas de plantaciones frutales, lo que afectaría a 52 productores de San Bernardo, Calera de Tango, Maipú, Pudahuel y Peñaflor (ver recuadro).
No es todo. También la expansión urbana comprometería 439 hectáreas de las 1.419 de viñedos presentes dentro del Gran Santiago. Así, 16 productores de San Bernardo, La Pintana y Maipú serían perjudicados.
De acuerdo al secretario regional ministerial de Vivienda de la Región Metropolitana, Aldo Ramaciotti, el crecimiento que define el nuevo plan regulador responde a una política de progresiva ocupación del territorio. “El PRMS ha incorporado territorios que por su ubicación, etc., tenían una tremenda vocación metropolitana también. En esta materia no hay absolutos, y es importante definir criterios en el largo plazo y que el crecimiento de la ciudad esté acorde a esa visión”, explica.
Desde la Cámara Chilena de la Construcción, su gerente de estudios, Javier Hurtado, dice que el desplazamiento del suelo rural se da por precio de suelo urbano, que puede resultar más rentable para fines inmobiliarios que agrícolas. “La discusión ya no debe estar dada por el consumo de ese suelo, porque hay transporte y otras tecnologías de por medio, y eso hace que la cercanía del suelo rural no sea tan relevante. Además, el terreno agrícola no es un recurso escaso, como puede serlo el suelo urbano”, opina.
Distinto piensa Ricardo Truffello. En su opinión, el crecimiento urbano sí genera una pérdida: “Se trata de suelos agrícolas del Valle Central, de gran valor, que no necesariamente se replican en otros sectores del país”.
Reflejo en viviendas
En los últimos 20 años , las residencias en las principales ciudades del país aumentaron en 1.465.548.
De ellas, cerca de la mitad fueron casas instaladas en zonas que antes no estaban urbanizadas.