Chillán busca potenciar su atractivo comercial y mejorar su deficiente conectividad vial
Por Fabián Álvarez, El Mercurio.
Es el imán para comunas rurales cercanas que aportan con 20 mil visitantes cada día:
Junto a Chillán Viejo forma una conurbación que comparte la falta de parques y de una circunvalación que alivie la creciente congestión vehicular.
El incesante movimiento de comerciantes, campesinos, clientes, micros, colectivos y automóviles que desde temprano se vive en la calle 5 de Abril de Chillán refleja el gran dinamismo que imprime el mercado de la ciudad. No por nada es el motor económico de esta comuna de 180 mil habitantes y que a diario recibe otras 20 mil personas desde localidades rurales cercanas, que precisamente llegan a vender o abastecerse a este polo comercial.
El efecto negativo de esta bullente actividad es la congestión vehicular, que genera un síntoma preocupante: la falta de conexión vial que está ahogando a una capital provincial que aspira a convertirse en cabeza de la futura Región de Ñuble.
Así lo reconoce el propio alcalde Sergio Zarzar. “En su momento no se visualizó el crecimiento de Chillán”, dice sobre la expansión inorgánica de sectores habitacionales fuera de las 144 manzanas que encierran las cuatro avenidas del centro histórico. Las calles, que aún conserva tintes de ruralidad, son amplias, pero el parque de 44 mil vehículos -10 mil nuevos en los últimos cinco años- la convierten en una urbe que sufre los males propios de la modernidad.
“Chillán no va a dejar su vocación comercial y de servicios, pues reforzar ese perfil está en los planes, mientras que nosotros podemos orientarnos a hacer crecer las fábricas del sector agroindustrial”, dice Felipe Aylwin, alcalde de Chillán Viejo, comuna de 30 mil habitantes, que hace 18 años se separó de Chillán administrativamente, pues “todo el territorio sigue siendo uno solo”, afirma Zarzar.
De ahí que ambos ediles coincidan en diagnosticar los mismos problemas urbanos que enfrentan: la falta de parques y áreas verdes, y de una circunvalación vial de 23 km que evite que los vehículos tengan que cruzar ambas comunas, aportando mayores flujos a un centro que ya no aguanta más carga. Esto último “es lo que más requiere la conurbación y recién está en etapa de idea”, comenta el arquitecto Víctor Palavecino, último presidente del acéfalo Colegio de Arquitectos de Chillán.
El profesional advierte que “no hay una planificación urbana de largo plazo que nos oriente sobre qué intercomuna queremos”. El plan regulador de Chillán es de 1989, y se espera que el nuevo se apruebe este año. El de Chillán Viejo es de 2012.
Añade que hay que luchar contra aspectos culturales enraizados: “La gente no quiere perder privilegios de ciudad pequeña, como bajarse de la micro o auto frente al negocio a donde va, y al comercio le trae beneficios económicos que la gente se concentre en una o dos calles”.
Otro desafío es el interés por vivir en casas con grandes terrenos, lo que empujó a la ciudad hacia la periferia en vez de optar por la densificación. Esto colapsó las vías de acceso al centro histórico, donde acuden todos al no tener comercio ni servicios en sus barrios. “La gente quiere tener su casa hasta con parrón y teme vivir en departamentos por la historia de terremotos, lo que frena proyectos de edificios y encarece la administración de la ciudad, pues se requiere más seguridad, luminarias, retiro de basura y servicios básicos”, explica el arquitecto Carlos Montt.
La comuna en cifras
Ruralidad
En lo que constituye una tradición muy arraigada, a Chillán llegan a diario 20 mil personas, la mayoría de pueblos distantes 25 km en promedio, para vender y abastecerse en el mercado.
Terremotos
Chillán ha sido fundada cuatro veces, tres en Chillán Viejo y una en su actual ubicación, debido a los sismos que ha sufrido. El peor fue el de 1939, que dejó 5.648 muertos, según cifras oficiales, aunque según la prensa fueron 30 mil.